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••••••••••• Esa tarde. Isabella y Jameson habían llegado a la mansión de la familia Robinson. Siendo recibidos por el mayordomo que los guío hasta el salón principal de invitados distinguidos. Se encontraron con don Alexander Robinson y su esposa, doña Mónica. —Señor y señora Howard, bienvenidos. Siéntase como en su hogar, mi esposa y yo los estábamos esperando —ofreció su mano en un cordial saludo el señor mayor, don Alexander. Jameson correspondió el saludo, así como Isabella. —Gracias señor Robinson. Como le informé en mi llamada, mi esposa era una vieja amiga de Franklin y le gustaría pasar a verle. —Si. Por supuesto que su esposa puede hacerlo señor Howard —decía don Alexander. Todo por intentar quedar bien con ese poderoso CEO de la familia Howard—. Sin embargo, me temo que ella tiene que ingresar acompañada de mi esposa, es muy delicada a todo lo que está sucediendo alrededor de nuestro primer hijo. Jameson asintió y volvió a ver a Isabella. —Ve con la señora Ro
—Pensé que mi destino era estar junto a ti y, lo quería de esa manera. Soñé ser tu esposa y vivir una feliz vida a tu lado… —decía Isabella viendo a ese hombre en coma— Pero tú no me elegiste a mí… No fuí suficiente. Eso fue lo que más me dolió, sé que después habías recapacitado, cuando ya era demasiado tarde para continuar… Fuiste un excelente amigo, el mejor jefe que jamás pude tener, un amoroso novio y… Un pésimo prometido. Aún así me quedaré con los mejores recuerdos, no quiero guardar odio en mi corazón. Por eso, si alguna vez abres tus ojos… Si vuelves… Esto es para ti. Isabella dejó la carta sobre una mesita cercana. Sacando su pañuelo de mano, secaba sus lágrimas. Ella volvió a ver a doña Mónica. —Lamento no decirle toda la verdad. Temía que no me dejara despedirme de él. Doña Mónica negó lentamente con la cabeza, con una expresión entristecida. —¿Así que tú eras esa razón por la que él tanto se negó al matrimonio?, no lo sabía… Creo que… También le fallamos como p
—Ya llegó la Reina a la que extrañaban~ —sonrió Isabella acercándose a ambos—. Jay, olvidaste la cesta —mostró Isabella su mano donde traía la cesta del picnic. —Sí. Te estábamos esperando~ ¿verdad? —dijo él cargando a la niña en sus brazos. —Pa~ pa-pá~ —sonreía la pequeña Johanna que ya había aprendido a decir "papá" aunque no, mamá. Isabella hizo un puchero en broma. —Joa, debes aprender a decir "mamá" también… Harás que me ponga triste~ —decía ella sentándose al lado de ese hombre castaño y extendiendo sus manos para cargar a la niña. Jameson se la iba a dar, pero la pequeña se aferró a su padre sin soltarlo de la camisa, sus pequeñas manitas ejerciendo fuerza hasta que se veían ligeramente rojas. —¡¿Es en serio?! —arqueó Isabella una ceja—. Bien. Quédate con tu padre, iré a nadar~ —se levantó Isabella quitándose sus ropas, quedó en un sensual bikini verde que hacía juego con el hermoso tono de sus ojos. Johanna volvió a ver a su madre, observando su pecho deten
Miami, USA. 8: 10 pm. Apenas el ascensor se detuvo, la hermosa mujer pelirroja caminó de prisa por ese elegante pasillo. Luciendo un vestido plateado brillante y volado hasta el largo de sus rodillas. En su mano izquierda el anillo de compromiso, simple, pero de un oro rosa hermoso, cuyo pequeño diamante en forma de corazón le daba un toque bello. Una sonrisa radiante curvando sus labios color cereza, en el interior del glamuroso edificio frente a la playa, ella se detuvo frente a la puerta de ese penthouse y digitó la clave que ya se sabía de memoria. Eran cientos de veces las que había estado ahí a lo largo de 4 años. En su mano derecha llevaba su bolso del cual sobresalía un obsequio. Apenas la puerta se abrió, Isabella Williams ingresó emocionada al lujoso Penthouse de su prometido… —¡Cariño, ya estoy aquí! —exclamó ella emocionada. La mesa frente al balcón que mostraba una vista magnífica y nocturna de la playa había sido preparada como un romántico escenario par
••••••••••Media hora atrás:••••••••••—¡Esto es el colmo! ¡Es un desgraciado! —exclamó Evelyn Miller, la mejor amiga de Isabella—. Está bien, Franklin terminó el compromiso y te despidió, puedes aceptar eso, ¡Pero no te ha dejado en paz por tres malditos meses y eso no es justo! —¡Es un canalla! —exclamó Isabella que caminaba alterada por la habitación de ese hotel a donde había sido invitada por su amiga para un fin de semana de playa—. Canceló las cuentas que me obsequió, por causa de él no he podido encontrar trabajo. —¿Estás sobreviviendo con tus ahorros?, pensé que los querías para recuperar la casa que te dejaron tus padres y que vendiste para pagar los estudios. Isabella asintió decaída, esforzándose por no quebrarse y terminar llorando a mares. "Tengo que recuperar la propiedad que me dejaron mis papás al morir… Solo tenía 18 y necesitaba mucho dinero para mis estudios… No tuve opción" Pensó ella. Seguidamente la hermosa mujer pelirroja se sentó sobre una de las camas
Isabella podía sentir la brisa del viento esa refrescante noche de Abril acariciando su rostro, mientras sus ojos verdes veían el magnífico paisaje nocturno. Ella que se encontraba en la cubierta del lujoso Yate de Jameson, no tenía idea de qué la impulsó exactamente a tomar tan atrevida decisión. ¿Era la adrenalina de un encuentro pasional con su ex de la universidad? ¿Disfrutar de una loca noche para olvidar sus desgracias? ¿Un escape a su dolorido corazón que sufría el ser dejada por Franklin? Ese ex que había sido su primer amor, se apareció en ese instante con dos finos cócteles, dándole una copa a Isabella. Ella sonrió y tomó dos tragos, para seguidamente mostrar una sonrisita coqueta a Jameson. —¿Me das un recorrido por el interior de tu Yate?, creo que ya disfruté mucho de la vista nocturna~ La clara insinuación de Isabella le hizo saber a Jameson que estaba bien mandar cualquier formalidad al carajo. ¡Los dos se tenían ganas! ¡Querían hacer de ellos un desastre! Ol
••••••••• 3 días más tarde, en la oficina del CEO Howard. Jameson veía en su computadora los archivos de la investigación… Esos que dejaban en evidencia que su primo Adrián había estado teniendo reuniones sospechosas con el CEO de la competencia, Franklin Robinson. Jameson se sintió decepcionado de su primo a quien también veía como su amigo y de inmediato dedujo que podía tener algo que ver con las bajas ganancias de la empresa, durante los últimos dos años. Jameson estaba decidido a encarar a su primo, ahora que había vuelto del extranjero no iba a permitir que destruyan lo que a su abuelo, madre y a él mismo tanto trabajo les había costado. Continuó revisando un poco más a fondo, está vez, la información de Franklin… Fue cuando encontró la de Isabella conectada a ese CEO. ¡¡Jameson se sorprendió sin poder creer lo que leía!! —¿Ella trabajó para él hasta hace 4 meses atrás? —se preguntó Jameson a sí mismo viendo que su ex novia, Isabella Williams, fue la secretaria princ
Isabella que iba a probar bocado en ese momento se sorprendió tanto que se le cayó el cubierto de la mano. —¡¿Estás loco?! —preguntó ella alzando la voz. —Escuché que dijiste que no tenías dinero para quitarte el tatuaje, lo que es extraño ahora que sé que has trabajado para Franklin por años. La mujer pelirroja se sintió nerviosa en ese momento. "¿Qué tanto sabe él?"Pensó ella inquieta. —Ese no es motivo para- —Aun no termino de hablar —la interrumpió Jameson—. Sé mi nueva esposa por un año y ten a mi heredero, a cambio limpiaré tu imagen, te ayudaré a vengarte y te haré una mujer inmensamente rica.Isabella entendió que ese hombre ya sabía del por qué de sus desgracias laborales. "Todo eso… Él… Solo quiere un hijo bajo matrimonio y yo… Estoy embarazada"Pensó Isabella viendo la oportunidad que se le presentaba. —¿Qué pasará con el bebé si acepto?, no voy a abandonar a un hijo mío, me haría peor que los animales y-—No tienes que hacerlo, no te quitaré derechos maternales~ —