Isabella que iba a probar bocado en ese momento se sorprendió tanto que se le cayó el cubierto de la mano. —¡¿Estás loco?! —preguntó ella alzando la voz. —Escuché que dijiste que no tenías dinero para quitarte el tatuaje, lo que es extraño ahora que sé que has trabajado para Franklin por años. La mujer pelirroja se sintió nerviosa en ese momento. "¿Qué tanto sabe él?"Pensó ella inquieta. —Ese no es motivo para- —Aun no termino de hablar —la interrumpió Jameson—. Sé mi nueva esposa por un año y ten a mi heredero, a cambio limpiaré tu imagen, te ayudaré a vengarte y te haré una mujer inmensamente rica.Isabella entendió que ese hombre ya sabía del por qué de sus desgracias laborales. "Todo eso… Él… Solo quiere un hijo bajo matrimonio y yo… Estoy embarazada"Pensó Isabella viendo la oportunidad que se le presentaba. —¿Qué pasará con el bebé si acepto?, no voy a abandonar a un hijo mío, me haría peor que los animales y-—No tienes que hacerlo, no te quitaré derechos maternales~ —
Una hora más tarde. Ting~ El ascensor hizo un pequeño sonido abriendo sus puertas y Jameson continuó caminando hasta el número de apartamento que le envío en la dirección, Isabella. Él tocó el timbre y ella abrió poco después. Los ojos rojizos de esa mujer por haber llorado tanto fue lo primero que notó Jameson Howard… Sin embargo, pensó que no era su asunto. Así que ignoró el desastre que lucia esa mujer e ingresó al departamento. Él comenzó a observar la simple y barata decoración… ¿Realmente fue amante y secretaria de Franklin Robinson?Esa pregunta cruzó fugaz por la mente de ese multimillonario, que confundido no sabía cómo alguien que trabajó por años para la agencia de Franklin Robinson y también salió con ese CEO… Vivía en un edificio departamental tan decadente. —¿Por qué vives en un miserable lugar como este si fuiste pareja de Franklin? —preguntó Jameson cediendo ante su curiosidad—, no creí que él fuera ese tipo de novio tacaño —añadió burlista. —¡No es así! —excl
Más tarde esa noche. Isabella Williams llegó a la mansión de su ex pareja de la universidad, Jameson Howard. La mujer pelirroja solo llevaba una pequeña maleta con algunas de sus cosas más importantes. De inmediato apenas ellos ingresaron al vestíbulo, doña Dayan Howard venía bajando las escaleras al ser avisada por el mayordomo de su hijo, que Jameson traía a la mujer que sería su nueva esposa. Doña Dayan estaba emocionada pensando que su hijo había elegido sabiamente…¡Hasta que vió ese rostro familiar del pasado! —¡INACEPTABLE! —exclamó la mujer madura habiendo llegado al vestíbulo—. ¡¿Qué haces con esa cualquiera aquí en tu hogar, Jameson?! "¿Esa cualquiera?"Pensó Isabella indignada frunciendo el ceño. Jameson vió serio a su madre. —Solo dijiste que tenía que casarme madre, mostrar al mundo que superé mi anterior matrimonio y formar una familia, eso es lo que haré con Isabella —dió él una respuesta fría. —¡NO LO APRUEBO! —exclamó la señora furiosa. —Madre, dejé de neces
Ese fin de semana se celebraba la fiesta de compromiso del CEO Howard. En el estacionamiento de esa gran mansión en Miami. La limusina de Franklin se detuvo y él bajó después de que su chófer le abriera la puerta. Ese elegante hombre de cabello oscuro rizado iba en compañía de su radiante prometida de aspecto inocente, Christina Harris. Pero fue solo cuestión de minutos para que Franklin la dejara sola con la excusa de ir a los baños, Christina se quedó entre los muchos invitados distinguidos que habían asistido a esa fiesta al aire libre esa perfecta noche de primavera; hablando ella con algunas conocidas que se encontró ahí. Por otro lado, Franklin comenzó a buscar a Isabella. Sus ojos grises se paseaban entre la multitud sin lograr dar con esa belleza de caballo pelirrojo. —Fran, hace una década que no te veía~ —se escuchó ese tono de voz masculino, uno un poco cambiado, sonaba más maduro, pero sin duda era de ese amigo que Franklin Robinson tuvo en la universidad. Él se gi
Tal como Jameson le había dicho a Isabella. Al día siguiente se encontraban en el hospital al que los Howard estaban afiliados. Esa belleza de mujer pelirroja se encontraba sentada en la camilla con una bata de hospital después de haber tenido una serie de exámenes para un control de su embarazo. Isabella dirigió su mirada verde al hombre de pie a su lado. Justo cuando ella iba a decirle algo, la puerta se abrió e ingresó el doctor. Después de que el doctor Jones dejara claro el tiempo aproximado en el que Isabella había quedado embarazada, Jameson supo que coincidía con la fecha de cuando se reencontraron. Aún así, no podía estar totalmente seguro o confiar en Isabella hasta que el niño o niña nazca y se le realice la prueba de ADN. Isabella después de obtener los resultados y la guía de su seguimiento maternal, se dirigió al vestidor, donde se pondría sus ropas. —Felicidades señor Howard~ —sonrió él médico animado que ya conocía a Jameson desde que este era un niño.—Le ag
•••••••••• Ese medio día, en un elegante restaurante en las cercanías del hospital de la familia Thompson. —Cuéntame un poco de ti nunca te había visto antes, ¿cómo has conocido a Jameson, Isabella?, me causa curiosidad saber dónde tenía escondida a una mujer tan bella como tú~ —reía el señor Thompson animado. ¡¡Isabella se sentía malditamente incómoda!! "¿Por qué me hace esas preguntas?" "¿Por qué quiere obtener información de mí?" Pensaba esa belleza pelirroja con cautela. Seguidamente ella volteó a ver a Jameson de reojo, el cual estaba sentado al lado izquierdo de ella. Isabella esperaba un gesto de ese hombre, una palabra, cualquier cosa para saber si debía o no hablar del tema y qué tanto podría decir… Fue cuando esa bella mujer se dió cuenta que él estaba tranquilamente comiendo su almuerzo, ignorando por completo la conversación y Allison Thompson que también asistió al incómodo almuerzo, se encontraba sentada frente a Jameson en el otro extremo de la mesa. A
"Si él quiere que cumpla ese contrato, perfecto. Pero tendrá que respetarme si quiere que continúe con esto…""Ya después del divorcio me importa un carajo lo que haga con su maldita vida" Pensaba la hermosa mujer de cabello ondulado pelirrojo. En ese momento, Isabella detuvo sus pasos al ver que Jameson ya venía de regreso y se encontraron en el pasillo rumbo a la salida del fino restaurante. —¿Dónde está ella? —preguntó Isabella, directa y seria. —Se fue, ¿por qué dejaste al doctor Richard Thompson solo? —No me agrada. También me voy y no quiero que me vuelvas a obligar a hacer algo como lo de hoy —le recalcó ella pasándole de lado a ese hombre castaño. —Espérame en el automóvil, iré a despedirme de él —le informó Jameson a Isabella. —¿Esperarlo…? —susurró ella. Solo minutos más tarde, cuando ese CEO llegó al estacionamiento, se dió cuenta que Isabella no estaba por ningún lado. Con molestia él llamó al teléfono celular de ella, pero timbraba y no respondía. Hasta que él
—¿En 10 años?, claro que cambié. El dulce chico de la universidad que tú recuerdas, ya no existe —le aclaró Jameson tomando a Isabella de la muñeca—. Vamos al automóvil. Tenemos que volver. Ella forcejeó intentando soltarse del agarre que ese hombre ejercía en su muñeca. —¡El Jameson que conozco no me obligaría a ir a su automóvil de esta manera tan brusca! ¿O te avergüenzas de mí al estar en un parque público? Jameson exhaló y negó lentamente con su cabeza soltando la muñeca de Isabella. —No me avergüenzo de ti. Me avergüenza el lugar tan feo y público que has elegido para llevar acabo esta conversión —expresó él con sinceridad sentándose cerca de Isabella al costado izquierdo de ella. —Tú dices que respete el contrato, a ti y tú reputación —dijo Isabella seriamente volviendo a ver a ese CEO—. Pero me obligaste a un almuerzo al que no quería ir, buscando que la comida me haga daño o el estrés afecte a nuestro bebé. —No podía dejar que Allison se fuera así —confesó él descaradam