Un Bebé Para Mi Ex: El Contrato Con El CEO
Un Bebé Para Mi Ex: El Contrato Con El CEO
Por: Yosebeth Kaori 💚
Capítulo 01: ¡NO SERÉ LA OTRA!

Miami, USA. 8: 10 pm.

Apenas el ascensor se detuvo, la hermosa mujer pelirroja caminó de prisa por ese elegante pasillo.

Luciendo un vestido plateado brillante y volado hasta el largo de sus rodillas.

En su mano izquierda el anillo de compromiso, simple, pero de un oro rosa hermoso, cuyo pequeño diamante en forma de corazón le daba un toque bello.

Una sonrisa radiante curvando sus labios color cereza, en el interior del glamuroso edificio frente a la playa, ella se detuvo frente a la puerta de ese penthouse y digitó la clave que ya se sabía de memoria.

Eran cientos de veces las que había estado ahí a lo largo de 4 años.

En su mano derecha llevaba su bolso del cual sobresalía un obsequio.

Apenas la puerta se abrió, Isabella Williams ingresó emocionada al lujoso Penthouse de su prometido…

—¡Cariño, ya estoy aquí! —exclamó ella emocionada.

La mesa frente al balcón que mostraba una vista magnífica y nocturna de la playa había sido preparada como un romántico escenario para una cena de pareja.

El atractivo CEO Franklin Robinson, salió de la cocina sosteniendo en su mano una copa con champagne que dió a su prometida.

—Feliz aniversario~ —susurró él inclinándose y besando esos suaves y carnosos labios color cereza de esa belleza de mujer.

Isabella correspondió el beso de Franklin, pero cuando él comenzó a intensificar sus movimientos, ella se distanció.

—¡ESPERA! —exclamó ella—, dejémoslo mejor para después~ —le guiñó Isabella un ojo dándole a entender que sería una muy apasionada noche.

Al menos, eso pensaba ella… Que bajo su vestido llevaba una muy sensual lencería negra que compró para esa ocasión especial.

…..

Ambos se dirigieron a la mesa, donde tomaron sus asientos Isabella vió sorprendida los deliciosos platillos coloridos que abrieron de inmediato su apetito.

—¿Tú preparaste esto?

—¡Claro! —sonrió ese millonario, de cabello oscuro rizado.

Los ojos verdes esmeraldas de Isabella lo veían fijamente con total incredulidad.

—Está bien~ no lo hice yo~ —admitió Franklin, mostrando esa sonrisa juguetona que a Isabella tanto le gustaba.

—Lo sabía~ mentiroso~ —dijo ella mimada haciendo un puchero dispuesta a probar bocado cuando él la interrumpió.

—Isa. Hay algo que tengo que hablar contigo… No puede esperar. No puedo ocultarlo… No más —admitió él y ella confundida lo observó.

Ese hombre de bellos ojos grises claros, la veía inquieto, nervioso…

Tenían 4 años de noviazgo y 1 desde que se comprometieron.

Ella lo conocía muy bien, después de todo había sido su secretaria por 7 años…

Manteniendo todo ese tiempo su relación en secreto por petición de Franklin, Isabella solo podía lucir su anillo de compromiso en ocasiones especiales y privadas con él.

Lo amaba.

Soportar eso no significaba nada para esa mujer enamorada.

—¿Qué pasó? —preguntó ella expectante.

—No me casaré contigo… —susurró él con sus ojos en dirección del anillo de Isabella.

—¿Qué…? —preguntó Isabella sin poder creerlo.

—Me casaré con otra. Mi familia lo ha organizado, es importante para la empresa, yo… No me casaré contigo por ese motivo —confesó él viéndola seriamente.

Los ojos de Isabella comenzaron a humedecerse casi de inmediato.

—¿Tienes… Tienes idea de qué… Qué fecha es hoy…? —preguntó ella con su voz temblorosa, mientras esperaba que él sonriera y le dijera "es una broma mi amor".

Sin embargo, esas palabras no llegaron nunca… Franklin guardó silencio.

—¡¡¡ES NUESTRO ANIVERSARIO, DESGRACIADO HOMBRE SIN CORAZÓN!!! —gritó ella levantándose de la silla con molestia.

—¡Sé que es nuestro aniversario, Isabella! —exclamó Franklin también poniéndose de pie—. Pero no hay nada que pueda hacer, estoy "con las manos atadas", si no acepto el puesto de CEO será para mi hermano menor y él no sabe ni un carajo, es solo un vividor, ¡nos llevará a la ruina!

—¡JA! ¡¿Así que por tu ambición yo soy la que quedará valiendo nada?! —decía ella apuntando con su dedo en el pecho de ese CEO elegantemente vestido.

—¡No será así! ¡Te amo Isabella y no pienso dejarte!, así que sé mi amante… Quédate conmigo y demuestra que me amas sin importar un papel que diga que estamos casados y-

¡¡PLAF!!

¡Isabella abofeteó a Franklin en ese momento!

—¡¡NO SERÉ LA OTRA!! ¿Amor es quedarme tras bambalinas mientras tú vas a casarte y exponer al mundo a otra mujer? —preguntó ella entre lágrimas—. ¡¿Cuando tu familia exija un hijo, qué?, ¿veré también cómo ella está embarazada y su vientre crece y te va a visitar a la oficina mientras yo como tu secretaría… Yo estaré callada en una esquina?

Isabella con su corazón roto y su mirada llena de dolor y decepción se dirigió a la salida tomando su bolso de mano.

Ella lo agarró tan rápido que la caja del obsequio que llevaba cayó al piso, la hermosa mujer se agachó y lo hizo lanzado hacia Franklin.

—¡Tómalo como un obsequio de despedida! —exclamó ella cuando él lo tomó en el aire antes de que cayera al piso—, cásate con quién se te dé la gana. Solo… Jamás me hubieras pedido matrimonio si tú intención nunca fue llevarme al altar a mí… —decía ella con su rostro bañado en lágrimas.

Isabella continuó caminando y Franklin arrojó al piso el obsequio y siguió rápidamente a su ex prometida, sosteniendo de la muñeca de ella con fuerza, la jaló hacia él.

—¡AH! —exclamó ella cuando su espalda pegó contra la pared.

—¡DIJE QUE TE AMO, MALDICIÓN! ¡¿NO LO ESCUCHASTE?! ¡No te dejaré ir Isabella! ¡Eres mía! ¡Mi mujer, mi secretaria, mi confidente! ¡No estoy dispuesto a perderte! ¡Así que sé mi amante o arruinaré tu vida!

—¡NO SOY TUYA! ¡TÚ MISMO ELEGISTE ESTO! —gritó ella soltando un golpe a la entrepierna de Franklin.

—¡AAAY! ¡MALDICIÓN!—gritó él adolorido y ella salió corriendo del penthouse— ¡Si cruzas esa puerta estás despedida! ¡Haré de tu vida un infierno y tendrás que besarme lo pies y de rodillas suplicar una oportunidad, Isabella!

Isabella volvió a ver hacia atrás y dedicó una triste sonrisita forzada, con sus hermosos ojos verdes esmeraldas rojizos ante sus lágrimas.

Clac~

Finalmente… Ella se marchó.

••••••••••

3 meses más tarde:

••••••••••

Esa noche en especial, en el lujoso hotel "Perlas del océano" frente a la playa.

Se celebraba en el salón de eventos la lujosa fiesta de la renombrada familia Howard, dueños de una de las mejores agencias de turismo global, Imperial World Travel.

El CEO Jameson Howard que había vuelto de Europa recientemente, recibía una fiesta de bienvenida por parte de sus familiares y amistades.

—¿Ya te aburriste de saludar a medio mundo? —sonrió Adrián Howard, primo de Jameson—. Vamos a la playa un rato~ salgamos de aquí, hay algo que tengo que hablar contigo.

—¿Esperas que vaya vestido así y ensucie mi traje? —preguntó Jameson alzando una ceja.

Adrián sonrió con total despreocupación.

—Vamos hermano, no seas amargado~ no charlamos en años~ solo nos quitamos los sacos y corbatas, eso es todo~

Jameson exhaló cepillando su cabellera castaña con su mano y salió junto a su primo.

……

Minutos más tarde.

Ambos hombres caminaban por esa playa mientras llevaban en su mano una cerveza.

—Escuché que el divorcio fue algo mutuo… Pero me sorprendió ver que aún llevas puesto el anillo —dijo Adrián con más seriedad mientras llevaba la botella de cerveza a su boca tomando un trago.

—¿Esto? —preguntó Jameson posando sus ojos azules en tal anillo matrimonial de su dedo anular izquierdo—. No tiene importancia la verdad —dijo queriendo minimizar el asunto.

—No mientas. Está bien si la amas, ¿hace cuánto se divorciaron? —preguntó Adrián.

Jameson detuvo sus pasos, posando sus ojos al mar esa noche de Abril.

Seguidamente tomó un trago de su cerveza y volvió a ver en dirección a su primo.

Justo atrás de Adrián, se veía a una mujer pelirroja caminando a solas.

La mujer de cuerpo esbelto, alta y un cabello pelirrojo ondulado, usaba un sensual bikini blanco que la hacía resaltar esa noche mientras caminaba a la orilla de la playa.

Un tatuaje en la parte baja de su espalda se notó cuando el viento meció su largo cabello… Un tatuaje que Jameson reconoció.

Él no respondió la pregunta de su primo y le pasó de lado, la curiosidad fue más…

Él se dirigió hacia ella.

Ella se le hacía familiar, pero… No estaba seguro.

—¿Isabella…? —preguntó cuando estaba a solo dos metros de distancia y logró ver en detalle su tatuaje.

La fecha 5 de noviembre y bajo ella, la frase en cursiva: "No importa dónde".

La mujer detuvo sus pasos, volvió a ver hacia atrás y levantando su mirada posando sus ojos verdes esmeraldas en ese apuesto CEO.

—¿Quién es usted?

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