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La habitación se sumía en una oscuridad parcial, solo iluminada por el suave resplandor de las lámparas estratégicamente ubicadas. El brillo dorado de las lámparas proyectaba destellos sobre las superficies pulidas, acentuando los detalles de la habitación. El silencio era rotundo hasta que Isabella Howard, lo interrumpió: —Pensé, que podría mimarte por ser un buen esposo que resolvió rápido mi problema… —susurró ella con coqueteo, posando sus hermosos ojos verdes esmeraldas en Jameson. Él la veía atentamente. Era obvio lo que ella estaba buscando. Él no quería, pero… El contrato matrimonial estipulaba que tenían que satisfacerse mutuamente. Era un año de matrimonio y no podían ser infieles. El respeto aunque no existira amor entre ellos, tenía que ser claro y real. Isabella esperaba ansiosa la respuesta de Jameson, pero en lugar de ceder a sus encantos femeninos, él se mantuvo firme en su decisión. Jameson clavó una seria mirada en su esposa y le dijo: —Isabella, nec
*************•••••••••••************** >>> Isabella Howard: Pensé que todo lo que quería, era agradecerle. Él llegó inesperadamente a mi vida que se sumía en las desgracias tormentosas que Franklin me hacía vivir. Ese reencuentro en la playa que marcó el inicio de todo. Su indiferencia me molesta. Su frialdad me lastima… Su atención a otra me causa celos. Es absurdo seguir negándolo. "Me gusta…" Pensé, inclinándome, para solo segundos después dirigir mis manos a los pectorales de ese hombre por sobre la camisa blanca que llevaba puesta. Empujé… Causando que él quedará recostado al espaldar del sofá largo donde estaba sentado, después de eso me senté en su regazo con una pierna a cada lado, me acomodé en él. "Este hombre, nunca dejó de gustarme…" Tras ese pensamiento, mis manos se posaron en el borde bajo de su camisa, metí mis dedos al interior haciendo contacto con la piel de su abdomen bien ejercitado… "Nunca quise dejarlo y fue mi decisión herirlo" Pensé,
—¿Estás segura? —me preguntó él, quizá fue más por respeto que por evitar que yo lo hiciera. —Sí… Aunque te advierto, que no le he hecho eso a un hombre desde… Bueno, desde que terminamos —le confesé un poco avergonzada. Jameson por supuesto, me miró con incredulidad. 4 años de relación y 1 de compromiso con Franklin… Por supuesto que él no me iba a creer. Pero no me importó. Yo decía la verdad, nunca hice tanto con Franklin... Con mis manos liberé de la prisión de su pantalón a su duro miembro, mis movimientos comenzaron lentos y con cuidado llenándolo de caricias, no quería lastimarlo, quería que lo disfrute… Él se relajó en el sofá viéndome fijamente mientras yo lo manoseaba. Sentía que mi cuerpo ardía, no solo pena, también excitación… Mi intimidad pedía deseosa ser llenada por ese hombre, mordí levemente mi labio inferior mientras mis ojos verdes veían a Jameson. Su mirada llena de deseo, de deleite… Su expresión de que lo estaba comenzando a disfrutar me hizo emoci
*************••••••••••*************>>> Jameson Howard: Ella había lanzado al piso mi teléfono, que seguro se rompió; probablemente las llamadas de Allison, tenían algo que ver con Isabella. Sin embargo, en ese preciso momento, mientras nuestros cuerpos se enredaban en la cama y nuestros labios se movían ferozmente entre besos apasionados, poco me importó. Alejé mis labios de los suyos lentamente segundos después, ella se encontraba debajo de mí, sentía el calor de su piel, su respiración agitada, su húmeda femineidad; podía ver su rostro colorado, sus ojos viéndome fijamente con un ligero brillo que delataba su ardiente deseo sexual. "Nunca dejó de atraerme…"Pensé viéndola fijamente. "Tener su cuerpo desnudo entre mis brazos…""¿Cuántas veces la deseé?" Mis labios comenzaron a bajar por su cuello… Mientras esos pensamientos llegaban a mi cabeza. "Ah, maldición, ella huele delicioso… Esa fragancia dulce que siempre me encantó que usará… Mmm…""¿Por qué me pierdo de esta maner
Isabella despertó esa mañana sola en la habitación de Jameson. La claridad de un nuevo día se filtraba por las ventanas de la elegante habitación, misma que ella notó era bastante elegante y de una decoración clara y limpia. La bella mujer pelirroja se levantó de la cama sintiéndose adolorida de su cadera y piernas. Una sensación de náuseas la invadió, parecía que ese sería un día más de lidiar con los contras de su embarazo. Ella rápidamente se levantó e ingresó al cuarto de baño sintiendo que vomitaría en cualquier momento. A los pocos minutos, Robert el mayordomo del CEO Howard, llamó a la puerta avisando del desayuno. Isabella le aclaró que bajaría después de tomar un baño y tal cual dijo, lo hizo. …… Cuando ella llegó esa mañana al comedor en la mansión, vio a su mejor amiga Evelyn y la hija de ella, Rose, desayunando. Sin embargo, por más que Isabella paseó su mirada por los alrededores, no vió a su esposo por contrato. —¿Sabe dónde está Jameson? —le preguntó
Isabella seguía sumida en una profunda tristeza. Las palabras que acababa de pronunciar resonaban en su mente, recordándole el dolor de su pasado. Evelyn la abrazó con fuerza, sintiendo el peso de la angustia de su amiga. —Isa, escúchame —le habló Evelyn con voz pacífica y comprensiva—. Tienes que dejar de castigarte por lo que pasó. Todos cometemos errores. Tú eres una persona increíble, mereces ser amada y encontrar la felicidad. No dejes que el pasado te impida vivir el presente. Isabella asintió con la mirada perdida, tratando de encontrar consuelo en las palabras de su amiga. Sin embargo, el nudo en su garganta y el peso en su pecho se negaban a desaparecer. •••••••••• Ese mismo día, a la hora del almuerzo. Allison Thompson llegó al lujoso restaurante y se sentó frente a Jameson, en ese exclusivo salón. El ambiente estaba lleno de tensión entre ellos. —Jameson, ¿por qué me pediste que nos viéramos? —preguntó Allison, su mirada reflejaba una mezcla de curi
Jameson Howard recostó su espalda al espaldar del asiento trasero del vehículo, con la mirada perdida en el paisaje urbano que pasaba por la ventanilla polarizada. En medio de sus pensamientos, Jameson recordó que aún no había avisado a su secretaria sobre el retraso que tendría y la necesidad de reorganizar su agenda. Él sacó su nuevo teléfono celular y deslizó la pantalla para encontrar el contacto de su secretaria. Antes de redactar el mensaje, su mente seguía atormentada por la reciente conversación con su ex esposa, Allison. Creyendo que fue demasiado cruel con ella. Justo cuando estaba a punto de escribir el mensaje a la secretaria, vio una notificación de Isabella que había pasado desapercibida. El corazón de Jameson latió con fuerza, sintiendo una mezcla de ansiedad y alivio al ver el mensaje de su esposa falsa. « ¿Tienes tiempo esta noche, Jay?, me gustaría invitarte a cenar. Mejor dicho, pedirte que llegues temprano, quiero preparar una cena para ti y hablar… »
Allison Thompson finalmente abrió los ojos, parpadeando lentamente mientras su mirada dorada se ajustaba a la luz de la habitación. ¡Al darse cuenta de que estaba en el hospital, una oleada de confusión y desesperación la invadió! Doña Dayan Howard estaba sentada a su lado, con los ojos llenos de preocupación. —Allison, querida, ¿cómo te sientes? —preguntó doña Dayan con voz suave, colocando una mano cariñosa sobre la de Allison. Esa mujer de cabello castaño corto, parpadeó varias veces, tratando de enfocar su mente nublada. Luego, con un suspiro tembloroso, miró a doña Dayan con ojos llenos de angustia. —Tía Dayan, necesito su ayuda. No puedo vivir sin Jameson. Por favor, dígame que puede arreglar las cosas entre nosotros —suplicó Allison con voz entrecortada por la emoción. Tratando de utilizar el favor que tenía en su ex suegra. Doña Dayan la miró con compasión, comprendiendo la profundidad de los sentimientos de Allison. Sabía que la relación entre Allison y Jameson habí