*************••••••••••*************>>> Jameson Howard: Ella había lanzado al piso mi teléfono, que seguro se rompió; probablemente las llamadas de Allison, tenían algo que ver con Isabella. Sin embargo, en ese preciso momento, mientras nuestros cuerpos se enredaban en la cama y nuestros labios se movían ferozmente entre besos apasionados, poco me importó. Alejé mis labios de los suyos lentamente segundos después, ella se encontraba debajo de mí, sentía el calor de su piel, su respiración agitada, su húmeda femineidad; podía ver su rostro colorado, sus ojos viéndome fijamente con un ligero brillo que delataba su ardiente deseo sexual. "Nunca dejó de atraerme…"Pensé viéndola fijamente. "Tener su cuerpo desnudo entre mis brazos…""¿Cuántas veces la deseé?" Mis labios comenzaron a bajar por su cuello… Mientras esos pensamientos llegaban a mi cabeza. "Ah, maldición, ella huele delicioso… Esa fragancia dulce que siempre me encantó que usará… Mmm…""¿Por qué me pierdo de esta maner
Isabella despertó esa mañana sola en la habitación de Jameson. La claridad de un nuevo día se filtraba por las ventanas de la elegante habitación, misma que ella notó era bastante elegante y de una decoración clara y limpia. La bella mujer pelirroja se levantó de la cama sintiéndose adolorida de su cadera y piernas. Una sensación de náuseas la invadió, parecía que ese sería un día más de lidiar con los contras de su embarazo. Ella rápidamente se levantó e ingresó al cuarto de baño sintiendo que vomitaría en cualquier momento. A los pocos minutos, Robert el mayordomo del CEO Howard, llamó a la puerta avisando del desayuno. Isabella le aclaró que bajaría después de tomar un baño y tal cual dijo, lo hizo. …… Cuando ella llegó esa mañana al comedor en la mansión, vio a su mejor amiga Evelyn y la hija de ella, Rose, desayunando. Sin embargo, por más que Isabella paseó su mirada por los alrededores, no vió a su esposo por contrato. —¿Sabe dónde está Jameson? —le preguntó
Isabella seguía sumida en una profunda tristeza. Las palabras que acababa de pronunciar resonaban en su mente, recordándole el dolor de su pasado. Evelyn la abrazó con fuerza, sintiendo el peso de la angustia de su amiga. —Isa, escúchame —le habló Evelyn con voz pacífica y comprensiva—. Tienes que dejar de castigarte por lo que pasó. Todos cometemos errores. Tú eres una persona increíble, mereces ser amada y encontrar la felicidad. No dejes que el pasado te impida vivir el presente. Isabella asintió con la mirada perdida, tratando de encontrar consuelo en las palabras de su amiga. Sin embargo, el nudo en su garganta y el peso en su pecho se negaban a desaparecer. •••••••••• Ese mismo día, a la hora del almuerzo. Allison Thompson llegó al lujoso restaurante y se sentó frente a Jameson, en ese exclusivo salón. El ambiente estaba lleno de tensión entre ellos. —Jameson, ¿por qué me pediste que nos viéramos? —preguntó Allison, su mirada reflejaba una mezcla de curi
Jameson Howard recostó su espalda al espaldar del asiento trasero del vehículo, con la mirada perdida en el paisaje urbano que pasaba por la ventanilla polarizada. En medio de sus pensamientos, Jameson recordó que aún no había avisado a su secretaria sobre el retraso que tendría y la necesidad de reorganizar su agenda. Él sacó su nuevo teléfono celular y deslizó la pantalla para encontrar el contacto de su secretaria. Antes de redactar el mensaje, su mente seguía atormentada por la reciente conversación con su ex esposa, Allison. Creyendo que fue demasiado cruel con ella. Justo cuando estaba a punto de escribir el mensaje a la secretaria, vio una notificación de Isabella que había pasado desapercibida. El corazón de Jameson latió con fuerza, sintiendo una mezcla de ansiedad y alivio al ver el mensaje de su esposa falsa. « ¿Tienes tiempo esta noche, Jay?, me gustaría invitarte a cenar. Mejor dicho, pedirte que llegues temprano, quiero preparar una cena para ti y hablar… »
Allison Thompson finalmente abrió los ojos, parpadeando lentamente mientras su mirada dorada se ajustaba a la luz de la habitación. ¡Al darse cuenta de que estaba en el hospital, una oleada de confusión y desesperación la invadió! Doña Dayan Howard estaba sentada a su lado, con los ojos llenos de preocupación. —Allison, querida, ¿cómo te sientes? —preguntó doña Dayan con voz suave, colocando una mano cariñosa sobre la de Allison. Esa mujer de cabello castaño corto, parpadeó varias veces, tratando de enfocar su mente nublada. Luego, con un suspiro tembloroso, miró a doña Dayan con ojos llenos de angustia. —Tía Dayan, necesito su ayuda. No puedo vivir sin Jameson. Por favor, dígame que puede arreglar las cosas entre nosotros —suplicó Allison con voz entrecortada por la emoción. Tratando de utilizar el favor que tenía en su ex suegra. Doña Dayan la miró con compasión, comprendiendo la profundidad de los sentimientos de Allison. Sabía que la relación entre Allison y Jameson habí
—¡¿Jameson?! —preguntó Isabella con voz preocupada. —¡No, zorra interesada! —se escuchó el rudo tono de voz de doña Dayan Howard del otro lado de la línea telefónica. —¿Por qué me está llamando usted?, deje de hablarme de esa manera —le pidió Isabella tratando de ser respetuosa con su ahora, suegra. —No esperes a mi hijo. Pasará la noche con Allison~ —le dijo doña Dayan en tono burlón. Isabella se sorprendió en gran manera y colgó la llamada sin querer seguir soportando que esa mujer se burlara de ella. Sin embargo, el teléfono celular sonó, una notificación de ese mismo número de doña Dayan Howard, que al abrir, Isabella vio que se trataba de una fotografía. La fotografía era tomada de un ángulo lejano y escondido, donde Jameson estaba dando la espada a la cámara y sentado el borde de esa elegante camilla de hospital. En la camilla se encontraba Allison que parecía bastante pálida, llorosa, pero estaba sonriendo y tomaba la mano de ese hombre. ¡Isabella sintió
¡Isabella estaba furiosa! Había pasado horas preparando una cena especial para Jameson, su esposo, y él ni siquiera se había molestado en aparecer. Cuando finalmente lo encontró en su habitación, la ira estalló dentro de ella como un volcán en erupción. —¡¿QUÉ HACES AQUÍ, JAMESON?! ¡QUIERO QUE TE VAYAS DE MI HABITACIÓN! —le gritó ella aireada sin siquiera darle la oportunidad a ese hombre de hablar. Aún así, Jameson no obedeció la demanda de su esposa por contrato. El hombre castaño frunció el ceño cruzándose de brazos. —¿Irme?, es mi hogar Isabella. Aquí hago lo que YO QUIERA. —¡AHS! ¡¿Me estás echando?! —le preguntó ella con su rostro rojo del enojo. —NO. Primero que nada, deberías tranquilizarte. —¡NO ME DIGAS QUÉ HACER! —le gritó ella agarrando uno de los paquetes coloridos de la bandeja con una de sus manos y lanzándolo hacia ese hombre. Paf~ Se produjo un pequeño sonido cuando él lo esquivó fácilmente y el paquete pegó con la pared de atrás. Con ojos llenos d
—¿Qué has dicho…? —preguntó Jameson, anonadado. —Te dejé por dinero —le dijo seriamente esa mujer que lloraba entre sus brazos. Jameson la soltó en ese momento, tomando distancia de Isabella. —¿Estás… —él hizo una pausa, notó la expresión de Isabella. La sinceridad en ella. Jameson no podía procesar lo que acababa de escuchar. La idea de que Isabella lo hubiera dejado por dinero lo llenaba de una mezcla de incredulidad, dolor y rabia. Diez años habían pasado desde aquel día, pero el impacto de esas revelaciones lo golpeaba como si hubiera sucedido ayer. —¿Me dejaste por dinero? —recalcó Jameson con voz temblorosa, su mirada llena de incredulidad y decepción—. ¿Cómo pudiste hacerme algo así? ¿Por qué no me dijiste la verdad? Isabella, con el rostro bañado en lágrimas, miró a Jameson con una expresión de angustia y remordimiento. —Lo siento, Jameson —susurró—. No sabes lo que significó para mí, todo tiene una buena razón… Sé que hice mal, pero no tuve alternativa, una dec