—Si, es cierto… Eso es lo que haré. Voy a recuperarlo —fijó Isabella su mirada retadora en doña Dayan. ¡PLAF! La mujer pelirroja recibió de inmediato una bofetada de parte de su suegra. Isabella ante el golpe retrocedió unos pasos y posó su mano en su adolorida mejilla viendo con sorpresa a doña Dayan. —¡¿Qué cree que hace, señora?! —exclamó molesta Evelyn acercándose rápido a Isabella—. ¿Te encuentras bien, amiga?, vámonos de aquí, no vas a estar soportando a una señora que quiere agredirte. —¿Agredirla? —preguntó doña Dayan haciéndose la ofendida—. Podemos preguntarle a todos en la mansión, quién agredió a quien y créeme. Nadie le creerá a esa cualquiera de tu amiga~ —expresó burlista la mujer, viendo con desprecio a Evelyn y seguidamente a Isabella. —¿Mamá, por qué gritas? —preguntó la pequeña Rose que venía bajando las escaleras hacia el vestíbulo. —Ve con Rose, Evy~ —le sonrió Isabella a su amiga como si nada pasara. —Pero Isabella no quiero dejarte sola en esta
Más tarde ese día, cuando terminó la cita de Isabella: —¿Entonces te vas a quedar con ella? —le preguntó seriamente doña Dayan a su hija, Lilian. —Si, ¿no nos quieres acompañar, mamá?, Isabella y yo vamos a ir de compras por su vestido para la fiesta~ —le explicó emocionada Lilian, aunque claro. Ella solo invitaba a su madre por cortesía. —No —negó de inmediato esa mujer madura—. Tengo que ir a ver a Allison, ya salió del hospital y se encuentra en casa de Richard —tras decirle eso a Lilian, doña Dayan se marchó. Isabella veía alejarse a su suegra y sintió un profundo alivio. —¿Crees que piense invitar a Allison a la fiesta de- —No solo a Allison, probablemente también a tu ex, Franklin —interrumpió Lilian a Isabella—. Sinceramente creo que mi madre hará lo posible para que vuelvas con Franklin Robinson, y Jameson con Allison —comentó de mala gana, la hija menor de los Howard. —¡No volvería con Franklin ni en un millón de años! —exclamó Isabella haciendo una expresión d
Esa noche en la mansión del CEO Howard, Lilian llevó a su cuñada Isabella al salón donde hablaba Jameson con su madre, doña Dayan. En las afueras, la celebración estaba dedicada al futuro nacimiento del bebé de la pareja, y la emoción se palpaba en el aire entre los elegantes y distinguidos invitados. Cuando Isabella finalmente llegó junto a Lilian, se sorprendió al ver a Jameson tan bien arreglado y atractivo. Su corazón latía con fuerza al encontrarse con él nuevamente después de una semana sin verlo. Jameson al notar a Isabella, se disculpó con su madre y dió por terminada la charla, acercándose hacia esa radiante mujer pelirroja. —Lamento haberte hecho esperar, ¿vamos ya? —habló él casualmente como si nunca se hubiera ido molesto a su viaje de negocios. La naturalidad de ese hombre al tratarla, confundió a Isabella. De inmediato ella creyó que él solo actuaba. —Sí. Vámonos —dijo ella nerviosa. Ambos comenzaron a caminar y salieron de ese salón, yendo a solas po
—¿Te encuentras bien, Isa?, espero no haber llegado demasiado tarde… —le decía Lilian Howard a su cuñada, mostrando una expresión de genuina preocupación. —Lo estoy. Es solo… Me doy cuenta que él nunca se va a rendir… ¿No es así? Lilian exhaló y negó lentamente. —Parece ser el tipo acosador que cree tener la razón siempre y no… No creo que te deje en paz nunca. La única razón por la que no logra hacer lo que quiera contigo como en esos meses que te torturó al dejarlo, es porque ni Jameson ni yo vamos a permitirlo. —¡Cierto, Jameson…!, yo no te lo dije antes… Pero ya me había confesado seriamente a él y- —¡¿Te le confesaste a mi hermano y no me dijiste?! ¡Qué cruel eres! —hizo un puchero, Lilian—. Salimos de compras luego de tu cita con el médico y no me hablaste de ese tema. —Lo siento Lili. Ese día estaba muy incómoda por las situaciones vividas con tu madre a diario de las cuales sí te comenté —susurró Isabella avergonzada. En ese momento, pasó uno de los servidores,
Isabella tragó en seco, era claro que Jameson quería más que solo acompañarla… ¿Quería quizá, reanudar la conversación donde la dejaron la última vez? Aún faltaba bastante para que la fiesta terminara, y él le dejó claro que sería hasta que todo acabe. ¡Isabella estaba demasiado nerviosa para hablarlo ya! Ella volvió a ver a Lilian que estaba sentada a la mesa tomando de su tercera copa de champagne. Con una expresión suplicante Isabella le pedía ayuda a su cuñada. Por supuesto, Lilian entendió el gesto de Isabella y dejó la copa sobre la mesa. —¡Yo la ayudo, Jameson!, ella quiere cambiarse rápido y tú seguro querrás meterle mano~ —molestó ella a su hermano dándole un pequeño empujón. —¿Ah? —Jameson frunció el ceño haciendo una mueca de desagrado y sentándose a la mesa, las dejó ir—. Las espero aquí entonces. —Sí~ volveremos pronto~ —le sonrió Lilian llevándose a su cuñada del brazo—. ¿Soy yo o está más obediente que de costumbre? —le preguntó en un susurro Lilian a Is
Isabella sintió cómo el mundo a su alrededor se desvanecía en un remolino de emociones. Mientras sus carnosos labios se separaban de los de Jameson, un silencio tenso invadió el jardín de la fiesta. Las miradas atónitas y los murmullos se apoderaron del ambiente. En ese instante, Isabella se apartó rápidamente de Jameson, con los ojos llenos de confusión y temor comenzó a caminar alejándose nerviosa. Los invitados murmuraban entre ellos, algunos con expresiones de juicio, otros sonrientes y pocos con complicidad. En ese momento, Jameson siguió a Isabella aturdido por la reacción de ella, después de ese apasionado beso en público. Él la tomó del brazo. —Isabella, espera. —No. —Detente Isabella, me vas a dejar en ridículo. Ante el reclamo de ese hombre, ella reaccionó. Dándose cuenta que tenía que cumplir como esposa falsa, aunque sus emociones eran un desastre en ese instante. Ella suspiró y volvió a ver a su esposo. —Vamos a bailar… —susurró Isabella y
—Ay~ Jay… Ya no puedo… Espera… Me duele… Se detuvo Isabella justo en ese sector del jardín, donde había frente a ellos una hermosa fuente iluminada con una tenue luz artificial que cambiaba lentamente sus colores y con ella el brillo del agua. —Isabella… —susurró Jameson, pronunciando su nombre con un tono tan familiar e íntimo que causó que esa mujer guardara silencio viéndolo fijamente a esos hermosos ojos azules. —¿Pasa algo, Jay…? —preguntó ella, tragando saliva, sintiendo cómo su corazón latía aceleradamente y su mano se aferraba aún más a la de ese hombre que seguía sin soltarla. —Una semana. Toda la semana estuve pensando en ello, una y otra vez. —¿Ello…? ¿Hablas de… Lo que dije…? Jameson asintió. —Llegué a pensar, que incluso preferiría que me mintieras. Isabella se sorprendió en gran manera cuando Jameson susurró esas palabras ahora posando su mano libre en la cintura de ella y atrayéndola hacia él. —No sigas lastimándome así, Isabella. He intentado resistir,
*************••••••••••************* >>> Isabella Howard: Que le mienta… Su amor por mí llegó al extremo de pedirme que no lo lastimara más y que le dijera así sea una mentira para quedarse junto a mí. Para no perderme. Para no dejarme ir… "¿Cómo no iba a ser feliz, cuando dices algo así, Jay…?" Pensé mientras sentía el cálido tacto de sus manos recorrer mi cuerpo, fácilmente mis pechos quedaron expuestos cuando quitó las copas sobre ellos. Su boca comenzó a deleitarse en mis senos y cerré mis ojos, disfrutando la sensación mientras sus traviesas manos seguían bajando a mis caderas, glúteos y una de ellas al interior de mi ropa íntima, haciéndola hacia un lado. "Quiero darte todo el amor que no te dí en años, por culpa de mis decisiones del pasado, Jay…" "Quizá no tenía elección pero tampoco debí ocultar la verdad en ese entonces. Aún así ya de nada sirve arrepentirme" "Tengo que esforzarme, quiero ser una buena esposa para ti…" Pensé sintiendo cómo el calor aume