—Bueno, lo hizo~ —sonrió Jameson altivo. —¡TÚ DEBISTE OBLIGARLA! —gritó Franklin que con la botella en su otra mano, levantó el brazo intentando golpear a Jameson. En ese instante, Jameson logró esquivarlo y de un ágil movimiento agarrar del brazo a Franklin y tumbarlo al piso prensado en una llave de defensa personal. ¡CLANK! Sonó la botella cuando cayó al piso y terminó rodando unos metros derramando lo que le quedaba de la bebida alcohólica. —¡AAY MALDITO LOCO, SUÉLTAME! —le gritó Franklin a Jameson. —Sigues siendo tan malo en defensa como cuando íbamos a la academia a aprender juntos~ —se burló ese CEO de su viejo ex amigo. —¡LÁRGATE DE AQUÍ, JAMESON! ¡LLAMARÉ A LA POLICÍA! ¡ESTO ES ALLANAMIENTO DE MORADA! —Si, si, como digas~ no me quedaría en este basurero ni loco~ Soltó Jameson a Franklin acomodándose sus ropas dispuesto a irse. Pero antes de cruzar por la salida que llevaba al camino del vestíbulo, ese hombre castaño detuvo sus pasos y volvió a ver a Frank
Isabella agarró la mano de Jameson con fuerza, deteniéndolo en su camino hacia arriba. Los hermosos ojos verdes esmeraldas de ella mostraban una mezcla de ansiedad y tristeza que no pudo contener. —Jameson, ¿qué está pasando? ¿Por qué estás tan distante? —preguntó con voz temblorosa—. ¿Sucedió algo que no quieras decirme? —se atrevió a preguntar ella, rompiendo los límites del contrato. Jameson la miró con frialdad, ya había pasado suficiente ese día: Allison y su visita sorpresa, luego tener que encarar a Adrián, encontrarse con Franklin y resolver el tema de Evelyn a la que también tendría ahora que darle protección. Habían sido muchas cosas para una tarde y noche, ahora ese hombre solo quería estar solo y descansar. —No es asunto tuyo, Isabella —le respondió él a su esposa por contrato—. Tengo demasiados asuntos, como para lidiar con tus preguntas en este momento. Isabella sintió un nudo en la garganta al escuchar las palabras cortantes de Jameson. Aunque él no las
La habitación se sumía en una oscuridad parcial, solo iluminada por el suave resplandor de las lámparas estratégicamente ubicadas. El brillo dorado de las lámparas proyectaba destellos sobre las superficies pulidas, acentuando los detalles de la habitación. El silencio era rotundo hasta que Isabella Howard, lo interrumpió: —Pensé, que podría mimarte por ser un buen esposo que resolvió rápido mi problema… —susurró ella con coqueteo, posando sus hermosos ojos verdes esmeraldas en Jameson. Él la veía atentamente. Era obvio lo que ella estaba buscando. Él no quería, pero… El contrato matrimonial estipulaba que tenían que satisfacerse mutuamente. Era un año de matrimonio y no podían ser infieles. El respeto aunque no existira amor entre ellos, tenía que ser claro y real. Isabella esperaba ansiosa la respuesta de Jameson, pero en lugar de ceder a sus encantos femeninos, él se mantuvo firme en su decisión. Jameson clavó una seria mirada en su esposa y le dijo: —Isabella, nec
*************•••••••••••************** >>> Isabella Howard: Pensé que todo lo que quería, era agradecerle. Él llegó inesperadamente a mi vida que se sumía en las desgracias tormentosas que Franklin me hacía vivir. Ese reencuentro en la playa que marcó el inicio de todo. Su indiferencia me molesta. Su frialdad me lastima… Su atención a otra me causa celos. Es absurdo seguir negándolo. "Me gusta…" Pensé, inclinándome, para solo segundos después dirigir mis manos a los pectorales de ese hombre por sobre la camisa blanca que llevaba puesta. Empujé… Causando que él quedará recostado al espaldar del sofá largo donde estaba sentado, después de eso me senté en su regazo con una pierna a cada lado, me acomodé en él. "Este hombre, nunca dejó de gustarme…" Tras ese pensamiento, mis manos se posaron en el borde bajo de su camisa, metí mis dedos al interior haciendo contacto con la piel de su abdomen bien ejercitado… "Nunca quise dejarlo y fue mi decisión herirlo" Pensé,
—¿Estás segura? —me preguntó él, quizá fue más por respeto que por evitar que yo lo hiciera. —Sí… Aunque te advierto, que no le he hecho eso a un hombre desde… Bueno, desde que terminamos —le confesé un poco avergonzada. Jameson por supuesto, me miró con incredulidad. 4 años de relación y 1 de compromiso con Franklin… Por supuesto que él no me iba a creer. Pero no me importó. Yo decía la verdad, nunca hice tanto con Franklin... Con mis manos liberé de la prisión de su pantalón a su duro miembro, mis movimientos comenzaron lentos y con cuidado llenándolo de caricias, no quería lastimarlo, quería que lo disfrute… Él se relajó en el sofá viéndome fijamente mientras yo lo manoseaba. Sentía que mi cuerpo ardía, no solo pena, también excitación… Mi intimidad pedía deseosa ser llenada por ese hombre, mordí levemente mi labio inferior mientras mis ojos verdes veían a Jameson. Su mirada llena de deseo, de deleite… Su expresión de que lo estaba comenzando a disfrutar me hizo emoci
*************••••••••••*************>>> Jameson Howard: Ella había lanzado al piso mi teléfono, que seguro se rompió; probablemente las llamadas de Allison, tenían algo que ver con Isabella. Sin embargo, en ese preciso momento, mientras nuestros cuerpos se enredaban en la cama y nuestros labios se movían ferozmente entre besos apasionados, poco me importó. Alejé mis labios de los suyos lentamente segundos después, ella se encontraba debajo de mí, sentía el calor de su piel, su respiración agitada, su húmeda femineidad; podía ver su rostro colorado, sus ojos viéndome fijamente con un ligero brillo que delataba su ardiente deseo sexual. "Nunca dejó de atraerme…"Pensé viéndola fijamente. "Tener su cuerpo desnudo entre mis brazos…""¿Cuántas veces la deseé?" Mis labios comenzaron a bajar por su cuello… Mientras esos pensamientos llegaban a mi cabeza. "Ah, maldición, ella huele delicioso… Esa fragancia dulce que siempre me encantó que usará… Mmm…""¿Por qué me pierdo de esta maner
Isabella despertó esa mañana sola en la habitación de Jameson. La claridad de un nuevo día se filtraba por las ventanas de la elegante habitación, misma que ella notó era bastante elegante y de una decoración clara y limpia. La bella mujer pelirroja se levantó de la cama sintiéndose adolorida de su cadera y piernas. Una sensación de náuseas la invadió, parecía que ese sería un día más de lidiar con los contras de su embarazo. Ella rápidamente se levantó e ingresó al cuarto de baño sintiendo que vomitaría en cualquier momento. A los pocos minutos, Robert el mayordomo del CEO Howard, llamó a la puerta avisando del desayuno. Isabella le aclaró que bajaría después de tomar un baño y tal cual dijo, lo hizo. …… Cuando ella llegó esa mañana al comedor en la mansión, vio a su mejor amiga Evelyn y la hija de ella, Rose, desayunando. Sin embargo, por más que Isabella paseó su mirada por los alrededores, no vió a su esposo por contrato. —¿Sabe dónde está Jameson? —le preguntó
Isabella seguía sumida en una profunda tristeza. Las palabras que acababa de pronunciar resonaban en su mente, recordándole el dolor de su pasado. Evelyn la abrazó con fuerza, sintiendo el peso de la angustia de su amiga. —Isa, escúchame —le habló Evelyn con voz pacífica y comprensiva—. Tienes que dejar de castigarte por lo que pasó. Todos cometemos errores. Tú eres una persona increíble, mereces ser amada y encontrar la felicidad. No dejes que el pasado te impida vivir el presente. Isabella asintió con la mirada perdida, tratando de encontrar consuelo en las palabras de su amiga. Sin embargo, el nudo en su garganta y el peso en su pecho se negaban a desaparecer. •••••••••• Ese mismo día, a la hora del almuerzo. Allison Thompson llegó al lujoso restaurante y se sentó frente a Jameson, en ese exclusivo salón. El ambiente estaba lleno de tensión entre ellos. —Jameson, ¿por qué me pediste que nos viéramos? —preguntó Allison, su mirada reflejaba una mezcla de curi