Camila Abordamos el helicóptero junto a dos escoltas, sobrevolamos toda la zona boscosa, asombrándome ante la vista desde las alturas. La mansión se pierde de vista y duramos al menos veinte minutos en las alturas, hasta que aterriza en un helipuerto ubicado aún en la espesura del bosque. Bajamos, en la zona hay más hombres custodiando el área, hay tres camionetas y uno de ellos abren las puertas de una. Subo, seguida de él, sin dejar de ver asombrada todo e imaginando lo hermoso que se ha de ver cuando caiga la nieve. Durante el camino Dmitry se pone al teléfono hablando en su idioma natal, no entendía mucho lo que decía sólo logré a traducir un "Custodien toda la zona, no quiero errores" , no le presté atención sólo me dediqué a ver los árboles pasar. —Sobre lo de mi familia... —comencé a hablar cuando colgó la llamada, levantó su vista del aparato para ponerla sobre mi —necesito verla o hacerles saber cómo estoy. —¿Y cómo estás, Camila? —inquirió sarcástico Removí mis manos si
Camila El auto se detuvo y no molesté en mirar hacia la ventana, sólo me quedé aferrada a él, sujetando con fuerza su camisa con miedo a que me apartara, no quería soltar, nunca más. Él era mi lugar seguro, donde me sentía yo misma. No me soltó, salió del auto conmigo rodeando su cintura con mis piernas y sus manos sujetándome para que no me cayera, no sabía a dónde íbamos y no quería saberlo. Trataba de calmar mi llanto pero no podía. Cada recuerdo de mi yo llorando desconsolada en mi antigua habitación, visitando los lugares a los que había ido con él, mirando las fotos que teníamos juntos, las promesas, los planes que teníamos a futuro. Lloraba por lo mucho que sufrí en ese entonces, por cómo me dejé manipular por quien se suponía era el hombre que más anhelaba mi felicidad. Pero no, el solo me veía como uno más de sus negocios, algo que intercambiar a cambio de hacer crecer más su imperio. Sentí como me acostaba en un mullido colchón, sin soltarme, se colocó a mi lado abrazándo
CamilaMe levanté de la cama tomando la camisa del hombre que yacía dormido a mi lado, caminé hasta la puerta para ir a la cocina y prepararme un café, me dolía la cabeza con tantas cosas que tenía en ella. Mientras caminaba iba reparando en cada detalle que había, todo estaba exactamente cómo lo dejamos la última vez que estuvimos aquí. Mis ojos se aguaron al ver los retratos con fotografías nuestras, se sentía como si hundieran una daga en mi corazón, tantas cosas vividas y tantas luchas para que después quedara en nada. Para que el hombre que amaba más que a mi vida me odiara. Me sequé las lágrimas al reparar una revista donde salíamos tomados de la mano ayer en el centro comercial, el titulo me hizo sentir triste pues todo estaba tan lejos de la realidad. Camila Ferretti más hermosa que nunca, un nuevo look y un nuevo ¿novio?En la nota narraban lo sucedido ayer, exageraron con un "se le veía más feliz que nunca" . Me hubiera gustado que las cosas sucedieran diferentes, quedé a
Camila Caminó lejos de mi, cerrando la puerta de golpe cuando salió de la habitación. Dejándome sola y más destruida de lo que ya estaba, su confesión se sintió como un balazo al corazón, hiriéndome y destrozando todo a su paso. Me sentía agonizar, perdiendo las esperanzas de lograr que volviera a sentir algo por mi. Caí de rodillas al suelo, queriendo regresar al pasado y resolverlo todo, hacer las cosas como debía. Era injusto, la vida era injusta conmigo. Sacarifiqué a mi más grande amor por una mentira, por un engaño de alguien tan malditamente despiadado que era capaz de manipular a su propia hija con tal de lograr lo que quería.Se dice que los padre quieren siempre lo mejor para sus hijos, o eso era lo que mi padre me repetía cada vez quería hacer algo con lo que él no estaba de acuerdo. No sé cuánto tiempo pasé en aquella posición, sentí mis pies entumecidos y con mucho esfuerzo logré levantarme, limpie mi rostro y lo maquillé un poco para disimular la rojez. Caminé fuera d
Camila—Estas demente —lo empujé soltándome de su agarre, sólo sonrió destellando la burla en sus ojos. Me volvió a tomar de la cintura para besarme ejerciendo fuerza en sus labios, sus dientes mordiéndome agresivamente y sus manos tocando mi cuerpo.—Si, al igual que tú —susurró consumiéndome en su intensa mirada, algo en mi se prendía cada que me miraba de aquella forma, con la lujuria y el deseo desatándose en un fuego exquisito y en el que disfrutaba arder. Pegué mis labios sobre los suyos, sintiéndolo sonreír para después responderme con la misma ferocidad, con la misma hambre de consumirnos el uno con el otro. Con sus manos me tomó del trasero alzándome a su cadera, caminó hasta el escritorio barriendo con su mano lo que había sobre ello, me sentó soltando mi trasero para apretar mis senos y sacarlos de mi ropa. Se apartó de mis labios para bajar a ellos a chuparlos y morderlos sin dejar de mirarme. Tiré levemente mi cabeza hacia atrás entreabriendo mi boca soltando pequeños ge
Camila —No mienta, el señor jamás permitiría que asesinaran a uno de sus mejores soldados por un capricho de una niña tonta. —No le eres indispensable —la señalé con mi dedo índice —Es mejor que te mantengas alejada de mi, no me busques y no me sigas jodiendo con tus estupideces o pediré tu cabeza. No eres importante para nadie Continué mi camino escaleras arriba, adentrándome en el pasillo y encerrándome en mi habitación, me quité la camisa para darme un baño, estaba sucia, con mi cuerpo lleno de fluidos y con el olor a sexo impregnado en mi cuerpo. Me vestí con ropa deportiva, debía continuar con los entrenamientos si quería seguir sobreviviendo en este lugar. Salí de la casa atravesando el jardín y adentrándome en el bosque, al llegar al campo miré como todos se encontraban abultados en un solo lugar mientras gritaban una sola palabra a coro. «Mátalo»Me abrí paso entre los musculosos cuerpos queriendo ver lo que pasaba, me quedé quieta viendo cómo sus hombres ensangrentados p
Camila Observó el agarre por unos segundos, frunció el ceño y se soltó, traté de disimular mi decepción y fingí sonreír. —No confundas las cosas, Camila —Yo... —quise hablar pero no sabía que decirle, el nudo en mi garganta no me dejaba. —Duerme —dijo saliendo de la habitación y dejándome un vacío enorme, las lágrimas querían salir pero no lo permití, ya no quería seguir llorando y verme como tan frágil y débil. Me metí a la cama cerrando los ojos y tratando de alejar todos los recuerdos en mi memoria, como él me lo había dicho, ya no existía y nada volvería a ser lo mismo. No quería vivir más con esta ilusión y afrentar de una buena vez lo que me esperaba a su lado. Desperté temprano para vestirme y maquillarme con algo suave, sujeté mi cabello en una coleta dejando algunas hebras delanteras sueltas. Mentalizándome que no iba a llorar y me plantaría firme ante mi padre, podía ir imaginando ya todos los reclamos y ofrendas que me diría. Bajé al comedor para desayunar, mi estóma
Camila El avión aterrizó en New York a las seis de la tarde, el aire fresco me recibió con melancolía, extrañaba este lugar, demasiado.Cuatro camionetas Cadillac Escalade negras último modelo aguardaban en la pista, las puertas de una ya estaban abiertas para que pudiéramos entrar, la abordé sintiendo mil emociones encima, traté de controlar el temblor en mi cuerpo, debía mantenerme firme. —Iremos ahora mismo, pasaremos la noche en un hotel y mañana temprano regresaremos a Moscú —dijo acomodándose a mi lado y dando la orden para partir, una camioneta iba adelante y las otras dos atrás. La ciudad me parecía más grande ahora, llegar a la zona residencial nos llevó mucho tiempo, sentí mi corazón latir con gran fuerza al reconocer la calle. El auto se detuvo frente a la entrada, miré dudosa sabiendo que probablemente con esta decisión perdería de un todo a mi padre. —Quiero entrar sola —le pedí volteando a verlo con súplica, necesitaba mi espacio a solas con mi padre. —No, te acompa