Nelson, después de la llamada de Jorge, se molestó y salió de su oficina, no tenía cabeza para el negocio, se marchó rumbo a su casa, tiene que estar seguro de que ella estuviera bien, maldijo por haber permitido que ella se exponga en las pasarelas. Se bajó del auto aprisa, el corazón le latía rápidamente, quería ver su rostro para tranquilizarse. —¡Vicky, Vicky! ¿Dónde estás? —gritó fuerte cuando entra en la casa, al no verla se preocupó— ¿Vicky, contesta? Ella baja casi corriendo por las escaleras al oír el escándalo en la primera planta, él se da la vuelta, que al mirarla corrió hacia ella y le abrazo muy fuerte, quiere protegerla a toda costa. Ella no sabe por qué él está preocupado, siente el temblor en su cuerpo, Nelson se siente agitado de la rabia que le provoca las amenazas de ese hombre. —Jamás permitiré que alguien te haga daño y te aparte de mí. —ella ni idea de porque esas palabras— ¡Cámbiate! Vamos a ir a comprarte un buen celular y desde mañana comienzan las clases p
Con frustración y molestia, se sentó a la mesa, él sabe que está en territorio Morris y si desea saber lo que ella tiene para decirle, tiene que soportar los formalismos que le imponen, pero su ansiedad de saber sobre Victoria crece. Desea verla, observa que solamente ellos están a la mesa, eso significa que no está en la casa, llego a esa conclusión. —Ahora dime ¿dónde está ella?, seguí tus reglas, hice lo que me dijiste, ¡dime todo de ella! —ni bien habían terminado de comer, la curiosidad estaba acabando con la poca paciencia que posee. —Paciencia Andrés, mi mujer está viendo la manera de decirte las cosas. No es fácil lo que tiene que decirte. —Estoy al borde de un colapso por un carajo, sabes cómo la he buscado por años, quiero pedirle perdón, saben que fui un imbécil con ella. No soporto seguir viviendo con esta incertidumbre. —Siéntate Andrés, lo que escucharas no será agradable a tus oídos. —él se sienta, son inquietantes esas palabras, pero ya está ahí para escuchar lo que
Entretanto Andrés no podía considerar que ya es padre y de una jovencita, Lucrecia le prohibió acercarse a la joven por los momentos, ella buscaría la manera para hacer el encuentro más normal, aunque él no es de los hombres pacientes, así que arreglo una cita con el dueño de la agencia donde trabaja su hija. Miro cada foto que la prensa tomo de ella, sin duda alguna ella es su hija, su parecido es notable, pero algo llamo su atención, fue la foto donde Jorge la sostiene en sus brazos. — Así que quieres a mi hija, viejo imbécil, no sabes con quién te estás metiendo. Esa tarde llamo a Nelson para hacer una cita con él, ambos acababan de llegar a la agencia, ya que habían salido de compras con Vicky para no sentirse tan imbécil. Además, cotizo unas computadoras que le faltaban para la sala de reuniones y aprovecho la cita con su novia. —Joven Morris, lo espera el señor Rogelio Andrés Bálente. —Gracias, señorita. Cariño, puedes entrar conmigo, solamente hablo con él y nos vamos a casa
En casa de Lucrecia… — Hijo llegaron, sean bienvenidos, hola, Vicky, preciosa. — la joven tímidamente le hizo una reverencia al escuchar el saludo— Dame un abrazo cariño, no seas tímida conmigo. — abrazo a su hijo y a Vicky. Lucrecia notó las marcas de dedos en el cuello de la joven, ahora entendía el malestar de Andrés, rogaba que su hijo no fuera el responsable de ese maltrato. — ¡Estamos aquí, madre!, ¿cuál es la urgencia? — Ya comieron. Han de venir cansados, tranquilo mi amor, todo a su tiempo, tomen asiento. — Si madre, ya comimos, lo que tengo es sueño, bueno, al menos yo no dormí en toda la noche. — ¡Excelente! Llevaré a Vicky a una habitación para que descanse, tú espérame aquí, quiero que hablemos un momento. — Pero el que no he dormido soy yo, Vicky está bien descansada. —ambas mujeres lo voltean a ver, Vicky solamente sonríe mientras su madre le hace un ademán de que espere. — Tú espérame aquí, no seas un llorón. —Nelson vio el rostro de enojo en su madre, algo and
Nelson siente que con ella no es solamente sexo el que está teniendo, es algo que aún no lo puede explicar, aunque de lo que sí está seguro es que él la ama. —Me gusto. —le dijo al oído, ella lo miró con una sonrisa y lo abrazó— No me dejes preciosa, no quiero perderte. Te amo. Ella no entiende por qué le repite lo mismo, ella no lo piensa abandonar. Quisiera gritarle que jamás lo dejara, él es lo único que tiene, si tan solo ella pudiera decirle lo mucho que lo ama. Ambos se durmieron abrazados, ella se durmió casi de inmediato, mientras que él no podía conciliar el sueño, meditando en lo peor. Al día siguiente Nelson dejo a Vicky durmiendo, se levantó y se alistó para ir a enfrentar a su nuevo suegro, se la encargo a su madre, se dirigió al hotel donde Andrés lo espera, su madre lo aviso de su llegada, traga grueso con solamente imaginarse lo que ese hombre le dirá. —Madre, cuídamela, hablaré seriamente de lo nuestro, con él. —No me lo tienes que decir, hijo, cuida muy bien tus
Andrés sonrió al verla contenta de sus palabras, aunque le dolía ver una joven tan bella sin poder hablar. Ella aclaró su garganta y miró a bien contarle desde que la conoció en la secundaria, donde una hermosa joven de escasos recursos logró obtener una beca para un colegio de prestigio y todo fue muy costoso. Ella emocionada al saber que su madre era muy inteligente. —Tu madre y yo fuimos los mejores amigos, en la secundaria, después fuimos a la universidad, ella nos ayudaba mucho a subir nuestras notas, era una mujer inteligente, fue ahí donde yo me enamoré de ella. —Vicky abrió los ojos como platos al escuchar aquella revelación: fuimos novios, pero cometí el error de presentarla en mi mundo, que no estaba preparada ni acostumbrada, la humillaron por su origen humilde. Yo era muy joven en ese tiempo y no le supe defenderla, quise huir con ella, pero un día ella desapareció de mi vista y nunca más la volví a ver, hasta que supe que para rectificar mi error y alcanzar el perdón. —Vi
Nelson prosiguió con su trabajo y cada vez le agradaba más la idea de contraer matrimonio con ella. Debería consultarlo con sus padres y, por supuesto, con Andrés. Ahora que él había entrado en la vida de su mujer, no podía abandonarla. Andrés está contemplando la forma de llevar a su hija a su hogar. —¡Halo! —Buenos días, Lucrecia, necesito un favor tuyo. —Dime, que deseas. — Me voy a Inglaterra con mi hija, no sé qué diablos le hizo tu hijo a la mía, que rápidamente decidió venirse conmigo, cuando antes se negaba a que la alejara de él, pero el favor que te quiero pedir es que no le des mi dirección. ¿Me ayudas? — Aun así, eso que me pides es muy cruel, mi hijo la ama. — Pues creo que no, solo dame tres años, si él sigue enamorado de mi hija cuando ese plazo se cumpla, como tú lo afirmas, yo mismo los reuniré, no obstante, si él no la busca mejor. No quiero que mi hija tenga la misma suerte que su madre, tú también le debes eso. —Andrés, es mi hijo. Si él la busca no lo voy a
Los dos sonrieron al ver la broma que hizo él, pues había acertado para ver de nuevo sonreír a su hija. Aunque su corazón anhelaba que su hija aprendiera de manera rápida, el camino es largo y, sobre todo, presentarla ante la sociedad para que se desenvuelva. Y sepan que él tiene a su heredera, que es su hija. —Hija, dentro de quince días iremos a ver un especialista en la garganta a ver qué fue lo que te paso. —Vicky abrió los ojos ante aquella revelación, que alguien le revisara su garganta y la ilusión de poder hablar. Eso sería un milagro que ella quería recibir. Andrés contrató a un experto para que examinara a su hija y ver si tenía remedio su caso, la llevó a una sala para poder examinarla. Vicky está nerviosa, está en una de las clínicas más prestigiosas, después de que le hicieron los estudios para ver su caso, le toca esperar unos minutos. Andrés le dio un recorrido por el lugar mientras esperaban los resultados. Tras varias horas, los llamaron para que pasaran con el espec