Se dirigieron a la pista de baile, bailaron, cuando una mujer se cruzó por la mirada de él. Miró varias veces a ver si no era que la vista le estaba fallando. Miró una mujer con un vestido blanco hueso, largo hasta los tobillos, corte princesa que disimulaba su enorme barriga. Se miraba preciosa la joven. La joven no le miró que se dirigió hacia el siguiente salón. —Samy me permites un momento, tengo algo que hacer. —Sin esperar, la respuesta se encaminó hacia donde vio desaparecer a la joven. Entraba en el salón continuo, había menos invitados ahí, observé y no la miré. Siguió caminando hacia la siguiente puerta, llegando a una especie de galería, hay muchos admirando las pinturas, pero la joven no está ahí. Sigue hacia unas puertas de vidrio y mira que es un enorme balcón. Mira hacia la izquierda y Nelson se acerca sigilosamente a ella, su corazón no para de latir, ella es perfecta para sus ojos, no sabe por qué tiene la esperanza de que sea ella, pero también sabe que puede lleva
Al verlo salir del brazo de su padre, Nelson se despidió amablemente de sus anfitriones, recalcándole que le notificaran si deseaban tener negocios con él, a lo que el señor Wood se levantó y le estrecho la mano. —Mañana tendrá mi respuesta, que tenga una linda noche. — Igual para ustedes, fue un gusto conocerla, señorita. —ella lo miró con molestia. —Espero me recompense por haberme dejado plantada. —¡Lo siento! Pero no estaré libre los días que estaré aquí, así que reciba mis más sinceras disculpas, me despido, que tengan una linda velada con permiso. Sin esperar respuesta de ellos, se marchó. Quería verla antes de que se subiera al vehículo. Salió del lugar, buscó con la mirada hasta que la miró siendo ayudada por Andrés. Subiendo al vehículo, esa sonrisa no se le podía borrar del rostro al verla cargar su bebé en su vientre. La hacía verse más bella. Nelson agarró un taxi para que lo llevara al hotel. Miraba el celular a cada momento, tenía ansiedad, esperando el mensaje de s
Ella estaba muy contenta de tenerlo ahí para ella, se besaron sin bajar la guardia, no querían ser sorprendidos, Vicky ahora que lo tiene siente que es la mujer más feliz. —¿Cómo están mis dos amores? —ella rápidamente toma el lápiz y el papel que posaban en una mesita junto a la silla mecedora. “Estamos bien y tú” —Ahora estoy completo, porque estoy con ustedes. Le abrazo y le susurro al oído — «Quiero conocer tu habitación». Ella sonrió y se puso colorada, le tomó de la mano y lo condujo dentro de la casa, mirando primero que nadie estuviera en su camino. Al ver que todo estaba desolado, lo guio por escaleras arribas y lo introdujo a su habitación. Nelson exploró la habitación, era muy hermosa, se ve que Andrés la tiene como una reina. —Me alegra ver que estás bien cómoda aquí, ya veo que tu padre está cumpliendo muy bien con su papel. Vicky asintió y se sentó en la cama, el embarazo la cansaba mucho, además su corazón latía con fuerza por tenerlo tan cerca, Nelson se sentó a
Andrés sabe que Nelson estaba en la habitación de su hija, al menos los dos jóvenes meditaban que nadie los había descubierto. Si algo ha aprendido con los años, es a ser observador, al parecer ese joven es bien descuidado dejo la faja de su pantalón tirada a un lado de la cama, que ni Vicky se dio cuenta, por eso fingió en que la propuesta de Jorge le agradaba. En cuanto salió de la habitación de su hija llamo al padre de Nelson. —Salió tal como lo previste, eres un viejo zorro, a veces das miedo. —Era la única manera que se me ocurrió a orillarlo, ese condenado muchacho ama a tu hija con locura. —Más le vale porque si le hace algún daño le saco las tripas. —Morris ríe a carcajadas. —Su antigua novia no logró convencerlo de que firmara la herencia y tu hija ni siquiera se lo pidió y corrió hacia mí, para firmarla. —Ahora tu hijo me ha de odiar, pensando en que yo acepte a ese patán, aún le falta malicia al muchacho, ni siquiera se percató de que supe que él está aquí. Cree que no
Nelson, muy seguro de sí mismo, entro en la casa, mientras ella lo espera en la entrada y como si fuera su casa subió hasta la habitación de ella llevándola de la mano. Quiere marcar su derecho sobre su amada. —Te extrañé cariño, las pensé todo el día, me urgía por estar con ustedes dos. Ella caminó hasta donde tenía el cuadernillo, pero unos brazos la sujetaron fuerte por detrás, atrayéndola hacia el fornido cuerpo de él, besando su cuello, ella entendió que él no quería palabras sino acción. De inmediato la calentó, ella también está deseosa de él. Ella le correspondió dándose la vuelta y buscando los labios que la transportaban al placer, al igual que él ella también lo extrañaba, Nelson sube la bata hasta sacarla por sobre su cabeza, queriendo tocar la piel de su mujer, le sujeto duro el trasero, a lo cual ella gimió en los labios de él. —Vicky… ¿Estás despierta? —Unos toques, seguido de una voz, los interrumpieron, asustándolos. —¡Maldición! —susurro Nelson, soltó a Vicky dán
Jorge salió de la mansión hecha una furia, ya que Andrés lo había humillado y lo peor es que delante de Nelson, mientras que Samy estaba desbastada ante lo sucedido, todo se le había venido abajo. Se subieron en silencio en el auto, Jorge condujo sin rumbo, mientras ella le decía que la llevara a su casa, tenía que asimilar todo de lo que había pasado en la cena. —Llévame a mi casa, quiero descansar de toda esta basura. —Tú te vienes conmigo. —¿A dónde? —ella lo ve con molestia. —A donde sea que te lleve, ¡Maldita sea, deja de preguntar! Estoy furioso, nunca nadie se había atrevido a humillarme. —Déjame en mi casa, si no te la verás con mi padre, quien demonios te crees para hablarme de esa manera. Jorge detuvo el auto frenando de golpe, tomo de la quijada a Samy con fuerza, haciendo que ella se queje del dolor, la miro con lujuria y malicia. Eso asusto mucho a la joven, ya que esta vez si quería irse para su casa, no sentía ninguna atracción hacia Jorge. —Contigo me quitaré est
En el despacho de Andrés reinaba el silencio incómodo, Nelson no aparto ni un segundo su mirada de él, no se dejaría intimidar, no podía perder de nuevo a Vicky. Él tiene que ser suficiente para defender lo que ama, ahora llego la prueba de fuego, más sabiendo que su hija está en camino. —¡Que pensabas, entrando a mi casa como un vulgar ladrón! —¡Lo siento! Por entrar como un vulgar ladrón, pero no me arrepiento porque lo haría una y mil veces por mi mujer y mi hija. —Tienes huevos muchachos, aunque no es la manera de hacerlo, estás denigrando a mi hija ¡Lo sabes! —No era mi intención, pero no voy a permitir que me separe de ellas. Ella es mi prometida, la mujer que amo con todo mi corazón. —Mi hija no sale de aquí a menos que sea casada. Con ser tu prometida no es suficiente, tienes que demostrarme que eres lo mejor para ella. —Estoy dispuesto a casarme si usted me da su permiso. Solamente deme la oportunidad de demostrarle que soy su mejor opción. —¡Bien dicho! Pero no es así
Mientras que Nelson ha llegado a casa de su madre, con el corazón roto en mil pedazos, se sentía vacío sin Vicky, aunque en su mente solamente le martillaba que tenía que convertirse en un influyente en los negocios como su padre, si quería verla de nuevo. —¿Por qué no vino Vicky contigo? —indago su madre en cuanto él entró a la casa. —Andrés no lo permitió, me puso condiciones si quiero casarme con ella. —¿Cuáles condiciones? —le pregunto su padre, muy interesado en saber a qué jugaba Andrés. —Permitirá mi matrimonio con su hija si logro ser parte de la junta de tiburones, sin tu ayuda. Es algo que debo abrirme camino yo solo. —¿Aceptaste eso? Es una idea descabellada, en poco tiempo no podrás hacer eso, menos sin ayuda. —Acepte, así que a partir de hoy tomaré el control de la empresa, mi hija pronto nacerá y quiero estar para ese momento. No tengo tiempo que perder, adjunte varias reuniones para mañana. —Mi primer nieto es una niña, estoy emocionada. —Así que una nieta, me ag