Preocupación

Es la mañana en Delicias, los padres de Grecia se encuentran en el comedor, desayunando un poco de pan dulce acompañado de simple café negro, el cual bebían amontones debido a la preocupación que rondaba sus vidas en aquel momento, donde trataban de mostrárselo más tranquilos que podían pero en el rostro se les veía el miedo, el terror y el horror sobre el futuro, sobre cómo arreglarían aquel profundo problema en el que se habían metido, era todo una complicación difícil de resolver, pero de algún modo tendrían que solucionarlo y eso se vería más tarde.

Por ahora sólo les quedaba conversar con su bella hija quien recién se había sentado con ellos en aquel comedor de madera oscura, había tomado su respectiva pieza de pan y taza de café, y muy sencilla mente sin preocupaciones con un aspecto recién levantado, cabello algo despeinado y vestida aún en pijama, ella con una voz un poco adormilada les dice:

-        Buenos días papá y mamá, sean las siete A.M. y pensé que sería muy temprano para desayunar pero veo que están muy despiertos, ¿ Cómo amanecieron?-Pregunta con interés Grecia-

-        Hola hija, estamos bien tu padre y yo, simplemente hoy decidimos comer un poco más temprano ya que el día se siente que se hará algo pesado…

-        Está bien Mamá, me alegro por ustedes, yo también amanecí de lo mejor ya que, me siento feliz de estar otra vez con ustedes en el rancho, me había hartado un poco de la ciudad…

-        ¿ De verdad hija?-Pregunta con extrañeza del padre-

-        Sí papá, la verdad es que ya no pienso volver allá, me aburre todo el bullicio y siento que es mejor la calidez de mi hogar, mi reconfortante y seguro hogar-dice manera dulce y amorosa Grecia-

El padre Juan al escuchar las palabras de reconfortante y seguro, no puede evitar temblar y sentirse mal ya que su hogar no era así, de tal manera que sin poder evitarlo comienza a sollozar ligeramente con una cara y ojos de verdad rojos.

Grecia al ver esta acción se sorprende y crees que ha dicho algo malo, así que pregunta con preocupación que:

-        ¿ Dije algo malo? ¿ Estuvo mal mi opinión sobre la ciudad? ¿ Por qué te pusiste así papá?

-        Ay hija, perdona este viejo que se pone algo sentimental con cualquier cosa pero, siento que tu madre y yo no podemos ocultarte nada y menos ahora que tus hermanos no están con nosotros… debes de saber lo que ocurre en esta casa y comprender la situación-decía con dolor el padre-

La señora Irene mira con algo de duda a su marido mientras con la cabeza le dice que no pero este rotundamente le dice acentuando con la cabeza que si, para después de ser interrumpidos por su hija que les decía.

-        ¿ Qué está pasando? ¿ Me ocultan algo? No me hagan preocupar por favor…

-        Tu madre no quiere que lo sepas pero, tendrás que ser fuerte le escuchar esto y te diré que… te diré que…-dice mientras tartamudea el padre Juan-

-        ¿ Decirme que papá?

-        Te diré que mi deuda con los Lombardi no fue saldada… lamentablemente fue un tonto que se confió, que pensó que por pedir préstamos en Italia no habría consecuencias, que le dijeron las cosas y ahora tiene que pagar por ellas…

-        Haz pedido tantos préstamos que no se a cual exactamente te refieres…

-        Pues al del joven señor que una vez vino al rancho cuando tú eras pequeña… el te aprecia un poco y te conoce muy bien, de hecho hasta tuvimos en las juntos, ¿ No lo recuerdas?

-        Un poco padre, creo que ya sé quién es y ese hombre siempre me pareció algo pesado para serte sincera…-dice con un tono algo de detestable Grecia-

-        Bueno, eso es lo de menos Grecia… no importa que tan bien o mal te caiga el ya que él nos brindó tanta ayuda que gracias a este hombre ahora estamos vivos y todavía nos pertenece nuestra propiedad pero… yo no valore lo que él me dio y ahora mi vida está en juego… -dice con un tono algo preocupado Juan-

-        ¿ Cómo? -Pregunta confundida Grecia, mientras su madre se levanta a abrazarla por detrás-

-        Cómo le escuchas hija, por no haber pagado aquel pequeño gran préstamo que hice… eso provocó que en la mañana recibiera una llamada en la cual me amenazaba de muerte a mí y a mi familia, donde ya no había escapatoria y sin importar que, moriríamos pero… gracias a la confianza y empatía de Valentín, es que nos dio algo de tiempo para solucionar las cosas y en la tarde recibiríamos una llamada por parte de este… dónde tal vez nos perdonarían y lo arreglaríamos de otra manera..

-        ¿ De verdad? ¡ No puedo creerlo! ¡ Fuiste tan egoísta! ¡ Por qué haces esto papá! Se suponía que habías pagado todo, ¿ No era así?-Decía con un poco de rabia impotencia Grecia mientras miraba fijamente a su padre-

-        Supuestamente así era pero ya me conoces, soy un hombre que sepa manejar muy bien el dinero y tristemente eso finalmente trae consecuencias …-decía penado el padre-

-        Qué fácil es decirlo papá…

-        Si vieras que tan mal me siento hija, me quiero morir por haberles fallado de esa manera… la pena me come vivo y no sé qué hacer, de todo corazón perdóname tú y tu madre… yo de verdad jamás desearía ponerlas en riesgo…-decía el padre es totalmente arrepentido mientras se quebraba y llorar y se tumbaba sobre la mesa-

Grecia al ver a su padre llorar, siente algo de pena por él ya que esto no era usual y siempre se había mostrado el como un fuerte hombre que no le tenía nada y que nada podría destruirlo pero, esta mañana al tocar estos temas tan difíciles se notaba que algo dentro de él era frágil y esto era su corazón y su ser; de esta manera ella no puede evitar también llorar mientras que su madre le susurraba que todo estaría bien y que no le recriminara nada a su padre, así que simplemente la hija y sus padres se abrazan fuertemente en aquel comedor, tratando de reconfortarse y llorando a más no poder, ya que la situación era tensa y no podían evitar el desahogo entre sí.

Aquel día, la familia Velázquez Torres, gracias a la difícil noticia termino llenándose de tensión, ansiedad y preocupación, la cual fue tan grande que, no pudieron evitar que se les fuera el hambre y estar el resto del día en la sala de estar, la cual era fría y en colores marrones oscuros, lugar donde estos tres tomaron asiento en los respectivos sillones y colocaron el teléfono de Casa frente a ellos, el cual terminaron observando hasta la tarde, ya que, al encontrarse llenos de miedo temían que los contactarán y al no contestar, aquella oportunidad de salvarse se desvaneciera.

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