Aquella tarde del 28 de octubre transcurrido llena de nervios para la familia Velázquez Torres, debido a que se limitaban a ir pocas veces al baño y ya no comer ni beber ningún líquido, ya que se desesperaban por el hecho de pensar que realizar aquellas acciones los harían olvidarse de lo que era tan importante, lo cual era estar al pendiente del teléfono de casa.
Las horas se sintieron interminables, eternas y tan dificultosas que, si llegaron a situar diversas crisis de ansiedad entre los integrantes, las cuales desbordaron a llantos incesantes y gritos, acompañado de también mucho apapacho y amor, muchos sentimientos y emociones en conjunto, esto era lo que es causaba el problema.
Finalmente para las seis de la tarde, hora exacta, suena el teléfono y de inmediato contesta el padre de familia, Juan con las manos temblorosas toma el teléfono y pon el altavoz para que así pudieran escuchar todos pero pide que guarden silencio sin importar que escuchen las mujeres de su hogar, ya que este hombre deseaba que ella se enteraran pero, no quería que Valentín supiera que alguien más escuchaba su conversación.
En fin, Juan con una voz algo nerviosa responde:
- ¿ Hola?
Del otro lado de la línea se encontraba Valentín con el teléfono también en altavoz, en compañía de su jefe Lombardi quien con una sonrisa algo maliciosa y extraña, se encontraba al lado de él, para escuchar secretamente todo. Así que, este le contesta a Juan que:
- Hola Juanito, soy Valentin, primeramente, ¿Cómo va tu tarde amigo?
- Hola, va bien, la verdad es que he estado esperando tu llamada, así que me da gusto tenerte conmigo por teléfono…
- Me alegra que contestaras a la primera, eso demuestra que de verdad estás interesado sobre el trato para salvarles la vida…
- Por su puesto Valentin, sabes que no me gustaría que pasara nada malo por culpa de mi error… -Decía con un tono arrepentido y nervioso Juan-
- Bueno, pues para tu suerte eso no ocurrirá, quítate esa preocupación y ya compórtate como hombre, que esos nervios que inundan tu voz me ponen de punta a mi…
- Lo siento amigo, dime mejor, ¿Qué trato llevaremos a cabo?-
- Pues es algo muy simple Juan, lo cual no quiero que lo tomes a mal pero no existe otra posibilidad más que aceptar… -Duce seriamente Valentin-
- Lo entiendo, y claro que lo aceptaré, por favor dime…
- Esta bien, el trato cabe en una de las mujeres de tu hogar…
- ¿Cómo?-Dice con una voz confundida Juan-
- Como lo escuchas Juan, una de las mujeres de tu hogar le ha interesado a mi jefe, él lleva tiempo observándola, o más bien algunos años… viéndola crecer, desarrollarse y convertirse finalmente en una bella mujer, hecha y derecha… hablo de Grecia, al jefe le ha atraído desde que tiene 14 años… siempre le pareció hermosa y desea tenerla… así que, ya sabes, el precio a pagar por tu deuda y error es tu hija… tu hija pasará a manos de Lombardi.-Dice de manera seria y directa Valentin-
Juan se queda con un rostro de sorpresa, mientras que su esposa e hija también tenían la misma expresión de asombro, así que ninguno dice nada por algunos minutos por la impresión, hasta que se vuelve a escuchar la voz de Valentin por teléfono, quien le dice de manera extrañada:
- Creo que el gato te ha comido la lengua, ya que ni una sola palabra has respondido… supongo que te has sorprendido o algo parecido, pero pues este silencio eterno que me brindas, me hace creer que oposición no existe al respecto, así que, para que lo sepas, tal vez el día de mañana o después, estaremos de visita por tu rancho, allí veremos a tus mujeres, ya sabes, en sus mejores ropas y fintas para el jefe, no quiero ningún error mas ya que, la mínima cosa que salga mal arruinará el trato, ¿Lo comprendes? Supongo que si… nos vemos y nos veremos pronto Juanito y Familia… adiós.
De esta manera se despedía Valentin por Teléfono, dejando a la familia sin palabras y riéndose al final con el Sr. Lombardi, quien al ya no encontrarse escuchando la llamada, este le decía a Valentin que:
- Jajaja que impresión, de verdad aquel hombre no se esperaba escuchar aquello pero? Eso es lo de menos… pero, yo al ver las fotografías de Grecia y seguir todo su desarrollo en la vida, eso me hace querer ya tenerla conmigo… para serte sincero creo que es hermosa y diferente, me hace verla con un brillo especial… la quiero para mi pero no como a las otras… este sentimiento relacionado a la obsesión, amor y admiración hacia la mujer es diferente, de verdad la deseo y la quiero conmigo…-Decía de manera ansiosa Lombardi, mientras en su mente imaginaba a la joven-
- Verá que pronto obtendrá lo que desea Jefe, solamente me gustaría preguntarle algo…
- ¿Qué es Valentin?
- ¿De verdad quiere a la Joven? Se que es bella y todo pero, ¿De verdad la quiere como esposa? Se lo pregunto como amigo, ya que jamás lo había visto actuar de esa manera…
- ¡No dudes de mis intenciones! ¡Claro que la quiero! ¡Yo lo que deseo lo consigo! ¡Ella es una de mis aspiraciones! ¡De mis deseos! ¡Que te quede claro Valentin!… somos amigos pero también guarda tu discreción y curiosidad dentro de ti- Decía firmemente con un rostro de fiereza Lombardi-
- Perdone usted, no quería que reaccionara así, simplemente quería aclarar eso en mi mente… pensé que se podía preguntar aquello…
- Pues no, no se puede… así que, espero que hayas podido esclarecer tu duda, y por ahora me retiro, que tengo que arreglar tantas cosas para ir a México… y tú también, deberías de estar apurándote y ayudándome, ¿No lo crees?
- Claro, disculpe y ya voy… -Dice con un poco de temor y prisas Valentin-
En ese momento Valentin se levanta de su asiento y se retira de la oficina de Lombardi, dejando a este en plena soledad, localizado en su asiento de rey, su trono personalizado de oro, lugar donde permanece por algunos minutos, sentado, con una plena sonrisa, viendo por el gran ventanal todo el bello patio verdoso que lo rodeaba, mientras que disfrutaba pensando en Grecia y el futuro.
Las horas pasaron en el rancho “El gallo de Oro”, lugar donde después de la llamada recibida por parte de Lombardi y su compañía, el silencio inundó el lugar, ya que la incomodidad acompañada de la inquietud, no dejaba que ninguno de ellos emitiera una sola palabra; Era tan grande el trauma que simplemente se fueron a acostar, Grecia con un poco de confusión se marchó a su habitación, lugar donde permaneció llorando por horas, angustiada por la idea de tal vez ser vendida a un desconocido o morir, ambas cosas le aterraban tanto, le generaban una gran ansiedad que acabó en tomarse un somnífero para calmar los nervios y así dormir mejor, tratando de olvidar aquello. Mientras que el matrimonio de Irene y Juan también se marcharon a su habitación, no pudieron brindarle ninguna palabra a su hija por la pena, y simplemente se limitaron a verse nerviosamente, sin hablar de lo sucedido y acordando que mañana, los tres juntos terminarían arreglando las cosas en familia. Fue así que la noche
Desafortunadamente para las mujeres de la familia Velázquez Torres, el tiempo tenía que transcurrir y con ello las horas de distracción por la ciudad trascurrieron, dejando así bellos recuerdos de un tiempo grato en familia, el cual se disfrutó con la compra de extravagantes prendas, zapatos, accesorios y maquillajes; Acompañados de un agradable día en el spa, la estética y demás lugares de cuidado y vanidad. Todo esto, dando magníficos resultados que se dejaban ver a simple vista, los cuales eran en el físico de estas dos bellas mujeres, que habían quedado esplendidas para esta noche importante del sábado. Donde, la matriarca de la familia, la señora Irene Torres, portaba un físico inigualable, con un cutis bien cuidado, cubierto con una base en su tono, que otorgaba luminosidad y juventud, acompañado de sombras cargadas y fuertes que resaltaban sus ojos, labios claros que hacían juego con su atuendo en tonos rosados claros, un contorno de su rostro bien definido, cabello recogido,
La familia paso las horas de espera de aquel sábado de manera agradable, con su convivencia, cosa que hacía aligerar el peso que cargaban y distraerlos un poco con sus platicas, donde se mantenían calmados hasta que, a las 09:00 pm en punto, alguien toca la puerta de la cabaña, haciendo que todos se pusieran nerviosos, ya que temían que la llegada de Lombardi a su residencia estuviera hecha; Así que, con temor Juan se levanta de su asiento, camina unos cuantos pasos de manera nerviosa y finalmente abre la puerta, esperando ver al jefe de la mafia italiana ante sus ojos, pero para fortuna suya, quien le hablaba era su jardinero llamado Rodolfo Lira, un hombre de 36 años de edad, de piel morena, cabello y ojos negros, con un aspecto bajo y sucio que vestía simples pantalones de mezclilla, chaqueta, camisa de cuadros, sombrero y botas desgastados, este era empleado de la familia desde hace varios años, a quien estimaban, le tenían confianza y estaba al tanto de la situación de la familia
Mientras que las mujeres de la familia esperaban con ansias de pie, frente a la entrada principal de la cabaña con sus mejores apariencias; Los hombres del rancho caminaban con paso firme hacia el lugar, donde caminando al rente, con la cabeza en alto, postura muy derecha y un ego indomable, caminaba con plena seguridad y poder el señor Lombardi, mientras que a sus lados se encontraban sus guardaespaldas de 2m de estatura, afroamericanos, complexión grande y musculosa, vestidos formalmente en traje negro y zapatos con lentes oscuros, sus apodos eran G.1 y G.2, ya que sus nombres estaban ocultos y no eran de gran importancia. Mientras que, detrás de estos tres tipos, iba caminando el padre de Grecia en compañía del jardinero, de Valentín y de otros tipos más de seguridad de Lombardi. En fin, finalmente después de un camino silencioso y angustioso, por fin llegan a la entrada de la cabaña, lugar donde Juan le hace la seña al jardinero de que abra la puerta y así lo hace, no sin antes
De esta manera, el señor Lombardi, se encuentra de pie, con la mirada fuerte, viendo a su alrededor mientras es observado por las miradas temerosas de la familia Velázquez Torres, y la mirada ansiosa de su mano derecha Valentín, quien esperaba con nervios cual sería el siguiente movimiento de su jefe, ya que sabía que las cosas podían suceder o negativa o positivamente, no existía la posibilidad de una respuesta a medias. Así que, después de segundos de tensión, los cuales disfruto Lombardi ya que le causaba placer ver el temor y la ansiedad de sus acompañantes, el decide decir: - Jajaja, que gracia me da el ver como mi persona los hace temer de sus vidas... tranquilícense, cambien esos rostros que me disgustan de verdad ya que aquí he venido para pasarla bien con ustedes, con mi futura familia... por favor, les pido que se relajen, olviden quien soy y mejor se pongan a disfrutar del momento que aquellas dulces palabras de sinceridad de Grecia no me han afectado en absoluto, yo co
Mientras que Juan y Valentín hablaban sobre temas de su interés y curiosidad, desde la sala de estar se encontraba casi nada nerviosa Grecia, quien había iniciado una conversación algo amable con Lombardi, la cual se situaba de esta manera, con ellos dos sentados sobre el ismo sillón, cada uno en un extremo de este mueble de cuero, viéndose a los ojos y hablando con seguridad y fluidez, donde Lombardi con una voz buena y amable le decía a la joven y bella Grecia que: - Que placer tenerte solo conmigo, de verdad que disfrutare el tiempo que tengamos a solas... - El placer me invade a mí también, ya que me genera algo de gusto ver que al menos te comportas bien con mi persona... - Claro que me portaría bien con una chica tan bella como tú, no podría tratarte al, ni podría pensar en hacerte tal grosería o... ¿Cómo creerías que te trataría? ¿Pensabas que era malo o algo por el estilo? -Pregunta con curiosidad Lombardi- - No me refería a eso, solo que, aun mi mente no sabe con qué lado
De esta manera, Lombardi y Grecia ya comenzaban a ponerse un poco más cómodos como para seguir hablando de temas personales y de sus vidas en compañía del consumo de bebidas alcohólicas, aunque eso se ve interrumpido por un toque en la puerta principal de la sala de estar, exactamente siendo tres toques fuertes, lo que termina llamando la atención de él y dice ante esto: - Espera aquí Grecia, iré a ver qué es lo que quieren... Grecia asiente con la cabeza y desvía su mirada hacia la puerta, esperando que quien estuviera tras de ella fueran sus padres, ya que, sabía que ellos no soportarían el tenerla lejos de sus ojos por tanto tiempo. Y de esta manera ella tenía la razón, Lombardi al abrir la puerta, lo primero que observa es el rostro nervioso de Juan, que en primer lugar dice: - Disculpe que lo interrumpa, pero uno como padre siempre se encuentra ansioso por el saber de sus hijos, y yo no soy la excepción, creo que se ha hecho tarde y es hora de que Grecia se vaya a acostar, ma
Es el mediodía del día domingo, en el que todos en el rancho se han levantado algo tarde, debido a la desvelada anterior, la cual, por parte de los hombres principales del lugar, se trataba por su borrachera, mientras que, en las mujeres se trataba de que habían aprovechado que era último día del fin de semana para descansar y asimilar las cosas que pasaban por allí. De esta manera, se encuentran en el área del comedor de la vivienda principal sentadas madre e hija, desayunando unos deliciosos huevos a la mexicana acompañados de jugo de naranja, viendo por el gran ventanal al patio desolado del frente e iluminado por el sol, mientras disfrutaban el clima que les brindaba el calefactor que tenían a un lado, el cual les servía para entrar en calor aquel fresco día de 14 grados, en el cual, ya estando un poco más despiertas deciden iniciar una conversación entre ellas, la cual al encontrarse solas, surgía con confianza de esta manera: - Pues que gusto me da el estar solamente contigo h