Ryan llega a su casa y se dirige directamente a su habitación. Sabe que necesita relajarse y prepararse para su próximo viaje al pasado. Cierra la puerta detrás de él y se sienta en su cama, intentando calmar sus pensamientos.Se acuesta y cierra los ojos, tratando de concentrarse en su respiración. Después de unos minutos, siente que su cuerpo comienza a relajarse y su mente se tranquiliza.De repente, escucha un sonido en su habitación. Abre los ojos y se sienta en su cama, mirando a su alrededor. No ve a nadie, pero el sonido sigue allí, como un susurro en su oído.Ryan se levanta de su cama y camina hacia la puerta, intentando encontrar la fuente del sonido. Cuando llega a la puerta, la abre y ve una nota que pone: “Se lo que estás haciendo”.Por suerte si la nota estaba en su habitación, nadie más en su manada sabía aún lo que estaba pasando, pero debía ser cuidadoso, especialmente con el Beta Richard, que ya había mostrado ciertas suspicacias.Ryan siente un escalofrío recorrer
Ryan se sentía abrumado. La idea de viajar en el tiempo para salvar a Cleo lo había estado persiguiendo durante días, y ahora, finalmente, tenía que tomar una decisión. Se sentó en la cima de una colina, con la vista del bosque extendiéndose a su alrededor. El sol brillaba en lo alto del cielo, pero la luz parecía no llegar a su alma.¿Qué implicaciones tendría su viaje en el tiempo para él y para los demás miembros de su manada? ¿Cómo podrían los cambios que hizo en el pasado afectar el futuro? Ryan se estremeció ante la idea de alterar el curso de la historia, de cambiar el destino de aquellos que habían sido parte de su vida.Pero entonces, pensó en Cleo. Recordó su risa, su sonrisa, su cálido abrazo. Recordó lo mucho que la amaba, y cómo se había sentido cuando la había perdido. Se preguntó si podía vivir con la idea de no intentar salvarla.Sabía que viajar en el tiempo era algo peligroso, que podía cambiar el curso de la historia y tener consecuencias impredecibles. Pero también
Ryan y Tiberius habían conseguido lo que necesitaban, habían viajado al pasado y se habían infiltrado en la reunión de la manada de hombres lobo Brisa Clara. El objetivo era espiar a la manada de Cleo y descubrir algo que les permitiera ayudarla en el presente. Ryan no podía permitirse el lujo de fracasar, su corazón estaba destinado a Cleo, y tenía que hacer lo que fuera para protegerla.La reunión se estaba llevando a cabo en una amplia cueva, la cual estaba iluminada por antorchas en las paredes. Ryan y Tiberius se mantenían ocultos detrás de unas rocas, escuchando atentamente la conversación que se estaba llevando a cabo en el centro de la cueva.– Hermanos, estoy seguro de que ya están al tanto del problema que tenemos con la manada Claro de Luna -dijo un lobo de pelaje gris, quien parecía ser el líder de Brisa Clara-. No podemos permitir que nos sigan quitando nuestros negocios. Necesitamos actuar.– ¿Qué sugieres que hagamos, líder? -preguntó otro lobo.– Lo primero que debemos
Ryan y Tiberius permanecieron en la guarida de Tiberius, sumidos en la confusión y la tristeza por la pérdida de Cleo. Tiberius intentó romper el hielo al preguntar: "Ryan, ¿cómo te sientes ahora después de lo que descubrimos sobre la manada de Cleo?"Ryan respondió en un tono sombrío: "Sigo sin poder creerlo. No puedo creer que la manada de Cleo esté involucrada en actividades ilegales. Creo que algo no cuadra, ¿no lo crees?"Tiberius frunció el ceño y respondió: "Bueno, Ryan, no podemos ignorar lo que hemos escuchado y la muerte de Cleo parió un ajuste de cuentas. No parece una coincidencia."Ryan se removió inquieto. "Lo sé, pero también sé que Cleo no estaría involucrada en algo así. Era demasiado noble para eso. No puedo creer que su manada esté involucrada en negocios sucios".Tiberius suspiró y se acercó a su amigo, poniendo una mano en su hombro. "Entiendo que estés luchando por aceptar esto, Ryan. Pero la verdad es que Cleo ya no está aquí para defendernos o explicarnos lo qu
Ryan y Tiberius se acercaron con cautela a la cabaña abandonada. La puerta estaba cerrada, pero no con llave, así que pudieron forzarla sin mucha dificultad. Una vez dentro, comenzaron a explorar la casa, buscando cualquier pista que pudiera llevarles a descubrir en lo que estaba involucrada la manada de Cleo.Mientras caminaban por la casa, escucharon ruidos que venían de la planta superior. Ryan y Tiberius intercambiaron miradas y se acercaron con cuidado hacia la escalera que conducía a la planta de arriba.Subieron las escaleras con sigilo, tratando de no hacer ruido. Cuando llegaron al piso superior, se encontraron en un pasillo oscuro y estrecho. Las puertas de las habitaciones estaban cerradas, pero desde una de ellas se oía un ruido de movimientos.Ryan y Tiberius se acercaron a la puerta con cautela y, con el oído pegado a ella, intentaron escuchar lo que se decía dentro. Fue entonces cuando oyeron la voz de una mujer.La voz era suave y femenina, y parecía estar hablando con
El viento frío del anochecer arrastraba hojas secas por el suelo del bosque, y la neblina se levantaba entre los árboles, creando una atmósfera de misterio y desolación. Ryan y Tiberius se movían con sigilo hacia la fogata donde Cleo estaba reunida con sus cómplices. La tensión en el aire era palpable mientras se preparaban para descubrir la verdad que Cleo había ocultado tan bien.“Este es el lugar,” murmuró Ryan. “Aquí es donde Cleo estaba haciendo tratos con los cazadores en el pasado.”Junto a la fogata, Cleo estaba hablando con una figura que Ryan reconoció como el mismo hombre de la cicatriz de la reunión nocturna, pero con una apariencia más joven y menos endurecida por el tiempo.“Necesitamos que el plan avance con rapidez,” decía el hombre con impaciencia. “La presión está aumentando, y no podemos permitirnos fallar.”Cleo, con su actitud calculadora, respondió con frialdad. “El matrimonio con Ryan será una pieza clave en la estrategia. Pero debemos ser cuidadosos. La gente d
El crepúsculo teñía el cielo de un morado intenso mientras Ryan y Tiberius atravesaban el espeso bosque. Las ramas crujían bajo sus pies y una niebla densa se arrastraba por el suelo, envolviéndolos en una sensación de inquietud. Ambos sabían que la misión era peligrosa, pero también era la única opción que les quedaba.La casa de Astrid emergió de entre la niebla como una aparición fantasmal. Era una construcción majestuosa de estilo victoriano, con torres puntiagudas que parecían rasgar el cielo, y ventanas altas y estrechas que reflejaban la luz del atardecer como ojos vigilantes. Las enredaderas cubrían parcialmente las paredes, dándole un aire antiguo y místico, mientras que la reja de hierro forjado que rodeaba la propiedad sugería que no cualquiera era bienvenido.“Así que aquí es donde vive la famosa Astrid,” murmuró Ryan, con una mezcla de asombro y aprensión.“Sí,” respondió Tiberius, con la voz cargada de respeto. “Ella fue mi mentora, la bruja que me enseñó a controlar mis
“¡Tu ganas Astrid! Aceptamos”Astrid miro con recelo “¿Los dos? ¿Toda la noche? ¿A mis ordenes?”Tiberius y el Alfa asintieron.“Bueno… bueno…bueno… parece que el Alfa y su amiguito el mago han decidido pasárselo bien” Se relamió Astrid con una carcajada. Luego su tono se volvió menos histriónico. “Estoy segura de que habéis recorrido una buena distancia a pie, Tiberius, enséñale a tu amigo donde está la cocina, comed y bebed algo” Luego volvió a su tono pícaro. “Necesitaréis fuerzas…”Tiberius y Ryan fueron a la cocina, comieron un emparedado y bebieron cerveza sin mirarse a la cara.Astrid no tardó en regresar con su porte altivo. “Bueno, veo que habéis terminado, es la hora de que os adecentéis un poco, sobre todo tu Tiberius, par