Arquímedes la envolvió en un abrazo tierno y ella se dejó. Se sentía bien sumergida en sus brazos, además, el siempre era tan tibio que confortaba su alma. El frío que sintió cuando estuvo afuera había desaparecido por completo, ese musculoso y ardiente cuerpo se encargó de reemplazarlo.
—Solo fue un mal sueño.
—Necesito que me digas que fue lo que pasó allá afuera.
—¡Nada! No te preocupes.
—Pero ese lobo… ¿Quien era?
—Es mi hermano. Responde sin mucho ánimos.
Connor se vio obligado a retirarse llevándose sus celos y frustraciones a otra parte. Pero no dejaría las cosas así, tanto él como su hermano tenían derecho a la hembra. La chica podía elegir si quería quedase con su hermano o con él.Salió corriendo perdiéndose por el denso bosque… esa chica sería suya.[...]Por la mañana Chantel se despertó notando que el sol se colaba por la ventana. Al menos ese día no había amanecido nublado, necesitaba un poco de calor para variar.Al ponerse en pie como de costumbre iba a pisar al lobo quien dormía debajo de su cama. Ella suspiró, volvía a ser un lobo. La idea de verlo así habland
—Hijo, debes comprender que Connor lleva muchos años esperando por su luna. Su madre fue quien habló. En su tono se oía que protegía a su hijo.—Eso me tiene sin cuidado… ¡ella es mía! Y ahora él anda por allí esparciendo su aroma por todos lados. ¿Qué coño le pasa? Especta furioso.—Si no quieres que marqué a esa chica, y tú pierdas la oportunidad de romper tu hechizo entonces date prisa en concluir tu asunto con ella.Arquímedes mira furioso a su padre… le emputaba el hecho de que tratará a Chantel como si los sentimientos de ella no valieran nada.—Por su bien es mejor que hablen con él. Qué se mantenga alejado de
La alargada lengua del lobo lamía la piel expuesta de su mate. Pero de pronto una parte de la cordura surgió dentro de tanta lujuria. Arquímedes comenzó a pensárselo mejor, aquello solo era un arranque sexual. Chantel no estaba enamorada de él, solo se estaba dejando llevar por el instinto.Estaba por arruinarlo todo…Tensando todo su cuerpo y frunciendo el ceño el lobo lentamente se separa de su luna. Sinceramente ya no le importaba ser un alfa, lo único que le interesaba era convertirse en un hombre para estar con Chantel.Siendo un lobo la mayor parte del día no resultaría para mantener una relación con esa mujer. Ahora solo quería deshacerse del hechizo para estar al lado de su
—¿A dónde crees que vas?—¡Sueltame! Chantel gritaba golpeando el brazo de Connor.—Lo pasaremos bien hermosa. Susurra contra su cuello.—Nooooo… Noooo…Éste la arrastró hasta una mullida cama, lanzándola como un saco. Chantel rebotó intento levantarse para escaparse, pero el pesado cuerpo de Connor se acomodo encima de ella.—Nooo.. déjame, por favor… noo. Ya estaba llorando mientras luchaba por liberarse.—No lo hagas má
La pareja se tumbo en la cama deseosos porque aquel ritual se completará. Chantel dejándose llevar por su instinto le saco la camisa a Arquímedes, para luego volver a retomar sus labios con fiereza.Los deseos más oscuros del lobo estaban a un paso de salir a flote. Nuevamente volvía a sentir esa imperiosa necesidad de tomarla, morderla, marcarla y hacerla suya por siempre. Chantel expedía un aroma exquisito, uno que siempre lo volvía loco.Ella se metió en el hueco de su cuello, probando su piel con besos, las uñas se clavaban en su piel como si fuera espuma. Era un dolor exquisito, le gustaba aquella rudeza. Y sinceramente ya no podía detenerse.Así que sus manos por
Henry corría en su forma lubuna por el bosque, ya estaba muy alejado de la manada. Pero el tenue aroma de su hijo lo había llevado a ese lugar, se pregunto ¿Porque se había ido tan lejos?Al llegar a una colina el aroma desapareció… justo lo que sospecho, cuando Connor había nacido la matriarca le dijo que su hijo había heredado un don. Y este era el poder de ocultar su aroma. Volviéndolo un arma de doble filo.El alfa atento y alerta miraba para todos lados. Buscando una pista que le indicará donde estaba su hijo. El viento soplaba muy fuerte creando muchos sonidos fuertes, pero el ruido de una rama quebrarse a sus espaldas lo hizo girar.Todo parecía en calma, y no ha
Lorena entra en su casa preocupada por el paradero de su hijo. Su esposo hacia mucho que había salido a buscarlo pero aún no regresaba, ninguno de los dos.La mujer se disponía a subir a su habitación cuando un aroma familiar llegó a ella… ¿No era posible? Aún era de día, entonces sonrió. Su hijo había regresado a ser un lobo. La reconfortó saber que esa muchacha lo amara ¿Pero que pensaria el consejo sobre ella?Henry era el Alfa, pero existían reglas que debían cumplirse. Unirse a un humano era penado, y más si llegabas a marcar a esa persona. De pronto el aroma de Henry llegó a ella, innundo toda la casa.—¡Hola madre! Básicamente era lo mismo que había vivido en sus sueños… pero ahora se había vuelto realidad. Aquel lobo caminaba hacia ella, con las orejas gachas y mostrándole aquellos enormes y afilados colmillos. Parecía decidido a matarla o lo que sea que pasará por su cabeza.No veía escapatoria alguna, nada más que rezar para que alguien la rescatará. Su mente solo pensó en Arquímedes, deseando que estuviera allí para que la salvara de un horrible ataque.[...]Arquímedes junto con el beta y otros lobos más, fueron en busca de Connor. Aunque sabía que era un caso perdido dado el don de su hermano. Pero al menos podrían seguir el rastro de Henry, ya que lo llevaba impregnado en su cuerpo. LoCapítulo XXVIII Contra el Consejo