Capítulo treinta y tres: Escapada
Lloro, grito, maldigo mi suerte y vuelvo a llorar. Tal vez hubiese sido mejor continuar ignorándolo toda la vida. O también podía haberle pedido que escapara conmigo a una isla desierta. Puede que haberle dejado tocarme haya sido el peor error de mi vida, o tal vez mi equivocación fue no besarle cuando cumplí los dieciséis años, o los dieciocho, o los veinte o incluso la noche antes de que supiese de su relación con mi hermana. La cuestión es que debí detenerle en el primer beso, en la primera caricia; debí pensar en las consecuencias antes de actuar. Debí haber hecho tantas cosas y evitar otras tantas más… y sin embargo, no me arrepiento de nada de lo sucedido entre nosotros. El tacto de su piel, sus labios y su cuerpo en general es algo que nunca podré olvidar…; así como su voz lastimera, su rostro lleno de dolor y decepción. Atesoraré los momentos vividos a su lado para toda la vida y lamentaré el daño que le he causado.<&Capítulo treinta y cuatro: ErroresLuego de un recorrido por la ciudad que nos toma toda la mañana, nos detenemos en Pavilion Café; según mi acompañante, la mejor cafetería de la ciudad. Nos sentamos en una mesa apartada del resto y un camarero no tarda en tomar nuestra orden.— ¿Qué te pareció el recorrido? —pregunta para sacarme conversación. Aunque me he distraído por momentos, las ideas continúan rondando mi cabeza y los silencios prolongados lo demuestran—. ¿Ha cumplido tus espectativas?— El Pentágono me pareció interesante —comento mientras pruebo mi té helado— y el Capitolio no está mal. Puede que mañana te convenza para que me lleves a la Casa Blanca.Él ríe a carcajadas y seguidamente prueba una dona. Son pocas las veces en que le veo comer algo fuera de su dieta. Ni siquiera mi hermana es tan estricta con la comida. Supongo que los músculos tan trabajados de Mark requieren pequeños sacrificios.— Me alegra que el ambiente entre nosotros no hay
Capítulo treinta y cinco: Debemos hablarDejo que mi mejor amiga juegue a las muñecas conmigo mientras bebo un poco de jugo de naranja; es todo lo que he podido digerir hoy. Mi madre me avisa por W******p que la limusina está al llegar y de manera automática resoplo. Odio este tipo de enventos. Ni siquiera tengo idea de por qué me dejé convencer para ir. Mi vida es un desastre, no he vuelto a ver a Clinton ni a mi hermana y el intruso que se aloja en mi estómago me ha dado bastante guerra en los últimos días.— Listo —concluye Megan antes de retocar sus mofletes con la brocha de maquillaje—. No tenemos nada que envidiarles a las top models del desfile.— No quiero ir —resongo cruzada de brazos con un enorme puchero en los labios. Frente al espejo la imagen de una niña pequeña me devuelve la mirada. Es ridículo, pero no puedo evitarlo.— Cambia esa cara de velorio ya, Blair Price —exige mi amiga con los brazos en jarras—. Vamos a montar en limusina, caminare
Capítulo treinta y seis: Feliz Día de San Valentín— Debemos hablar, Clint —confieso en un arrebato de valor.— Entre tú y yo todo ha quedado más que claro, princesa —replica con tono sarcástico.— No puedes continuar evitándome —le reprocho.— Una vez más te equivocas, Blair: no te evito; sencillamente no tenemos nada más que decir.Se aleja como si mi sola presencia le asqueara. Sin embargo, no me doy por vencida y le detengo a medio camino del auditorio tomando su mano—. De verdad necesito hablar contigo, Clinton. Es importante.Me hala hacia él y no sé de qué manera termino acorralada entre su cuerpo contra la pared—. Me has ignorado, has jugado al tira y afloja conmigo y has terminado lastimándome de una forma que no tienes ni idea. ¿Ahora quieres hablar? ¿Se te ha ido la cobardía? ¿O tu amor por mí ha cambiado de repente? Dime, princesa; ¿has cambiado de parecer sobre lo nuestro?— No… yo… —tartamudeo con la respiración entrecortada.— No te mol
Capítulo treinta y siete: Mentiras expuestasComo siempre, mi madre no tiene pelos en la lengua a la hora de hablar—: ¿Qué pasa con Clinton y contigo?— ¿Qué pasa de qué? —me hago la inocente.— Es evidente que no estáis juntos —prosigue—. ¿Qué pasa? ¿Habéis tenido vuestra primera pelea de novios?— Clinton y yo no somos novios, ahórrate el sarcasmo, mamá —replico molesta—. Y no es nuestra primera pelea, es la definitiva. He cortado con él para siempre. Tenías razón en todo, mamá. Existen demasiados impedimentos entre nosotros.— Cielo, yo…<< Cielo >>, son pocas las veces que me llama de esa forma. Sin embargo, no dejo que continúe. Estoy cabreada con ella y con el resto del mundo en general; porque aunque haya sido yo quien arruinó todo con mi estupidez o mis equivocaciones, lo intenté. En cambio mi madre ni siquiera vio la posibilidad de que funcionase; aunque no dijo nada, se encargó de augurar mi fracaso desde un principio.— Ahórr
Capítulo treinta y ocho: Todo terminó*Clinton Bratter*Juego con el pequeño objeto en mis manos aun sin saber qué hacer con él. Lo tenía todo planeado; la cena, las velas, la música, las palabras bonitas y al final del día pondría el anillo en su dedo. Desde que sostuve la pequeña joya en mis manos, supe la diferencia entre querer y amar de verdad. Confundí el cariño que sentía por Crystal con amor y el amor que sentía por Blair con cariño. Malinterpreté mis sentimientos, los mezclé y armé todo un desastre que me ha llevado hasta este momento. He quedado devastado, con la dignidad por el piso y el corazón hecho pedazos… Ella me destruyó, pero soy consciente de que parte de la culpa también es mía. Por ciego, por lento, por idiota y por iluso. Llegué a pensar que estábamos en la misma página; que ella estaba tan dispuesta como yo a pagar el precio que fuese para estar juntos; toqué el cielo con las manos… y me caí de culo en la tierra.Ahora de nada si
Capítulo treinta y nueve: Descontrol*Clinton Blatter*Todos parlotean a mi alrededor, celebrando el éxito de la noche mientras yo solo quiero que acabe. Brad se ha pegado a Blair como una especie de chicle, lo cual me fasitidia y remueve todo en mí. Pensé que mi mejor amigo estaba de mi lado, pero al parecer me he equivocado. Y por si fuera poco, mi hermano con sus indirectas y su rara actitud ha terminado por agriarme la noche. No tengo idea de lo que le sucede; pero resulta evidente que algo le incomoda. Podría desempeñar el papel de buen hermano y acercarme a él; no obstante, no será hoy. Estoy intentando lidiar con mi propia m****a. Blair quiso hablar conmigo y aunque solté todo lo que llevaba guardado por dentro, el dolor sigue ahí. Duele verla disfrutar, reír al lado de los demás; duele tenerla a solo unos pocos metros de distancia y no poder besarla; duele recordar sus palabras hirientes una y otra vez; duele saber que su cobardía es más grande que su a
Capítulo cuarenta: Verdades a mediasDespierto un poco desorientada con un foco de luz acribillando mis ojos. Un constante pitido que marcha al mismo ritmo de mis pulsaciones se escucha de fondo. Miro en derredor intentando ubicarme. Conozco esta habitación.— Hola a ti —Brad Fuller aparece en mi campo de visión—. ¿Cómo te sientes? Y quiero la verdad.— Como si no hubiese descansado en años —lo cual no es del todo incierto, solo un poco exagerado.— ¿Recuerdas lo sucedido?— Me gustaría no hacerlo —el simple gesto de mover la cabeza me resulta doloroso—. Necesito otra almohada.— Ordenaré que te la traigan —avisa a alguien desde la puerta y se sienta en una esquina de la cama—. Tu familia se encuentra afuera junto a los Bratter.— Ya lo saben, ¿verdad?Asiente lentamente, como si temiese alterarme—. Tuviste una crisis hipertensiva, Blair. Todo parece indicar que tu hipertensión es emotiva. Debemos seguir un tratamiento más riguroso…— ¿
Capítulo cuarenta y uno: Nunca es demasiado tardeDespierto buscando la calidez del cuerpo de Clinton. En cambio, me encuentro con la figura de mi hermana parada frente a la ventana. Ella se percata de mi estado de vigilia y camina hasta sentarse en una silla frente a mi cama.— Buenos días —deja ver una pequeña y al mismo tiempo, forzada sonrisa—. Brad ha pasado con su compañero hace una media hora —prosigue al no obtener respuesta—. Todo marcha bien con el nuevo tratamiento. Puede que mañana te den de alta.Eso me alivia de cierta forma. Odio las clínicas, los hospitales y todo lo relacionado con gente enferma.Crystal me observa en silencio, quizá esperando alguna reacción de mi parte. Sin embargo, no obtiene nada. Una plática entre nosotras me llevarían a dos posibles resultados: el desconsuelo o la furia, o tal vez ambas. Y ninguna de las dos es bueno para mi actual estado de salud. Aunque ella no parece muy dispuesta a dejarlo estar.En mi in