CAPITULO 45
«La vida es como la selva: no sabes con qué tipo de animal te vas a tropezar.»

MÍA

Aprovecho que me encuentro sola en la habitación de Joaquín para fisgonear un rato. Es bonita, acogedora y está limpia, lo que dice mucho de un hombre, la limpie él o no. Las paredes son grises con cortinas negras; están recogidas y dejan ver la enorme puerta corrediza que da a un balcón. Tiene una cama matrimonial en el centro vestida con sábanas blancas, un sillón del lado derecho y un gran escritorio con su silla del lado izquierdo. Al frente hay una entrada sin puerta. Al ingresar, veo un gran vestidor que no tengo ni yo, y eso que soy mujer. Hay ropa deportiva de un lado, pijamas, ropa de calle y varios trajes del otro. Todo en perfecto orden y sin una sola arruga. ¡Vaya!

El vestidor tiene varios cajones que no pienso abrir, así que salgo y me quedo mirando su mesita de noche. Había visto el marco para fotos electrónico, pero en ese momento no me había llamado la atención. ¡Cielos! Son fotos mías, a
Nayla R. Noches

Que mala Vivian.

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