Hola chicos que lindo saludarles, estamos ya mas de la mitad. Que tal va la lectura?
«Las oportunidades en la vida son como los atardeceres: si esperas demasiado, te los pierdes.»MÍAHace una semana estaba hospitalizada con neumonía. Hacía mucho que no pasaba tanto tiempo en una clínica. Estoy acostumbrada, pero no me gusta. Odio las clínicas, me traen malos recuerdos. Conduzco hasta mi cita con el doctor Rodríguez. Me sorprendió que me llamara para recordarme que no faltara y que estaba esperándome. Supongo que es un médico muy interesado en el bienestar de sus pacientes.Hoy es viernes y tengo planes para salir con Joaquín a cenar. Lo noto ansioso o nervioso; es raro, y eso me tiene con muchas expectativas. No ha podido acompañarme a la cita y está más que cabreado. Hasta me insinuó que no viniera. Según él, le gusto al doctor. ¡Madre santa! Los celos de Joaquín me hacen mucha gracia.No le he contado nada de lo que sucedió con Vivian en el baño de la universidad. Esa arpía no vale nuestro disgusto. Pasaré de ella. Llego al consultorio después de haber preguntado m
«Cuando el pasado no te quiere soltar, dale una buena patada en la cara.»JOAQUÍNAl llegar al apartamento a las cinco de la tarde, después de haber tenido un día lleno de altibajos, me encuentro con un Frank descompuesto en el sofá. Y digo «altibajos» porque he pasado de la satisfacción a la rabia, de la rabia a la alegría y pronto a la tristeza, solo que aún no lo sabía.Satisfacción porque en la empresa todo marchaba de maravilla. Nunca me he sentido tan útil y que encajo con mi familia. La mayor parte del tiempo la he sentido prestada o alquilada, nunca propiamente mía. Aun la relación con mi padre es tensa e indiferente, eso es mejor que discutir cada vez que nos veamos.Rabia al encontrar a otro hombre poniéndole las manos encima a mi novia. ¿Qué puedo hacer? Apenas estoy aprendiendo a manejar los celos. No quiero sonar como un loco posesivo ni nada parecido, pero la siento mía. Punto. Por lo menos el tiempo que ella me lo permita.Alegría al ofrecerle a Mía una oportunidad de e
«El amor es una amistad llena de instantes eróticos.»MÍAMe encuentro en la sala de mi casa sentada en el sofá esperando a Joaquín. Estoy nerviosa, casi como en la primera cita. Dijo que sería una noche especial; de modo, que, obviamente, tengo muchas expectativas. En todos los aspectos, por supuesto. Sé cómo terminará la noche. Para ser franca, si no me lo pide él, se lo pediré yo. Quiero que mi primera vez sea con Joaquín.El vestido que tengo puesto por poco no lo compro. Lara me lo metió por los ojos y me convenció de comprarlo. ¡Mentira! El vestido rojo es espectacular. Apenas lo vi, me enamoré de él. Muestra mucha piel. Lo acompañé con un maquillaje cargado y el pelo suelto.El timbre suena y me levanto del sofá en el acto. Cuando abro la puerta, Joaquín da un paso al frente. Nos contemplamos por unos segundos sin decir nada. Creo que estos son los momentos idóneos para que alguien inmortalice el instante: las miradas, los labios entreabiertos de la sorpresa y las caras de tont
«Tener sexo es vaciar el cuerpo; hacer el amor es llenar el alma.»JOAQUÍNSi existe algún instante en mi vida que me gustaría repetir una y otra vez sería este. El perfecto instante en que por primera vez estoy totalmente dentro de ella. Ninguna de mis experiencias anteriores se compara a esta.Siempre me ha gustado el sexo duro, en parte porque esas mujeres no me interesaban en lo más mínimo. Era egoísta y solo me importaba mi propio placer. Ahora, hago el amor por primera vez en mi vida. Suena cliché y es verdad. El sexo es increíble por sí solo, pero el sexo con amor es incomparable. En eso yo también era virgen.Después de unos minutos de recuperación y de haberme deshecho del preservativo, sigo casi acostado sobre su cuerpo. Apoyo la cabeza en su hombro y Mía me acaricia el pelo; sus uñas me rascan el cuero cabelludo. Es reconfortante y relajante. Todos los hombres de este puto planeta deberían vivir algo así, al menos una vez en su vida.Me acuesto y la atraigo hacia mí. Paso e
«Libera espacio en tu vida al transformar el exceso en despedida.»MÍA¡No lo puedo creer! Cuando llegamos a la cima de la montaña, hay todo un equipo de parapente esperando. Ni en mis mejores sueños habría pensado que esta era la sorpresa que mi novio me tenía preparada.Un día que estaba conversando con Lara, le comenté que siempre había querido hacer paracaidismo o alguna modalidad que me permitiera tocar las nubes. Cuando Joaquín me explica que volaremos juntos, no puedo evitar llorar. Él no es el hombre más romántico, pero definitivamente este fin de semana se ha graduado con honores.—Soy muy feliz. Tú me haces muy feliz.Lo beso con abandono porque no puedo creer que este hombre tan maravilloso sea mi novio.—Eso es lo único que quiero. ¿Lista?—¡No! —reímos.—Es que todo es muy rápido, todavía no lo proceso bien. Estoy emocionada.—No te preocupes, todo es seguro. Ven para que te presente al equipo y nos den la charla de seguridad.Conozco a los tres tipos que se encargan de ex
JOAQUÍNLa llevo a mi cuarto. Me quito la ropa en frente de ella y quedo solo en bóxer. Saco una sudadera y un suéter y para ella una franela y unos pantalones de cuadros. A mí me quedan ajustados y hace mucho que no los uso, pero seguro que a Mía le quedan perfectos.Me mira de pies a cabeza y se muerde el labio. Se sienta en la cama y se quita los zapatos. Me siento a su lado y le pido su mano para ayudarla a ponerse de pie, después le quito los shorts, la chaqueta y la camiseta. Contemplo de nuevo su cuerpo, que me tiene delirando, y por último le bajo la tanga.Hicimos el amor esa misma mañana en la tina del hotel y no quiero que piense que soy un pervertido o algo así, de modo que me controlo lo más que puedo. Le entrego la ropa y ella se cambia al frente de mí. Se ve preciosa así, sin una gota de maquillaje, con el pelo recogido y mi ropa de casa puesta. Mamacita.—Te queda perfecto. Te ves preciosa, como siempre.—Tú también te ves perfecto, así. —Me repasa entero con la mirada;
JOAQUÍNLa mandíbula de Mía se tensa por el comentario cargado de doble sentido.—No, no sé, por eso te pregunto.—Soda, si tienes. Con limón. Gracias —aclara Vivian, y toma asiento en mi sillón. ¡Se va a poner cómoda la muy descarada!—¿Y tú, amor, qué…?—No quiero nada —me interrumpe Mía.Sí, confirmado: está cabreada.Voy a la cocina y dejo a estas dos mujeres solas en la sala, aunque me preocupa lo que Vivian pueda decirle. Ella puede ser una auténtica zorra si se lo propone. Por eso preparo la soda lo más rápido que puedo.No entiendo la actitud de Vivian. Es una chica con problemas: es adoptada y se siente sola. Tal vez necesita solo un amigo. Después de todo, ella ha estado conmigo en mis peores momentos. No es que haya hecho mucho, pero, además de Frank, es la única amiga confiable que he tenido. Cuando regreso a la sala, encuentro a Vivian sola.—¿Dónde está Mía? ¿Qué le dijiste? —le pregunto dejando el maldito vaso en la mesa.—Nada. Dijo que mejor te esperaba en el cuarto —c
«La vida es como la selva: no sabes con qué tipo de animal te vas a tropezar.»MÍAAprovecho que me encuentro sola en la habitación de Joaquín para fisgonear un rato. Es bonita, acogedora y está limpia, lo que dice mucho de un hombre, la limpie él o no. Las paredes son grises con cortinas negras; están recogidas y dejan ver la enorme puerta corrediza que da a un balcón. Tiene una cama matrimonial en el centro vestida con sábanas blancas, un sillón del lado derecho y un gran escritorio con su silla del lado izquierdo. Al frente hay una entrada sin puerta. Al ingresar, veo un gran vestidor que no tengo ni yo, y eso que soy mujer. Hay ropa deportiva de un lado, pijamas, ropa de calle y varios trajes del otro. Todo en perfecto orden y sin una sola arruga. ¡Vaya!El vestidor tiene varios cajones que no pienso abrir, así que salgo y me quedo mirando su mesita de noche. Había visto el marco para fotos electrónico, pero en ese momento no me había llamado la atención. ¡Cielos! Son fotos mías, a