Capítulo 23SantiagoUn año después Mi relación sentimental y amorosa con Alicia, estaba funcionando de maravilla. Mi vida familiar con mi hija iba de lo mejor, ella era maravillosa y ya tenía un año y medio de edad y estaba yendo ya a la guardería integradora a la que cedí a llevarla porque llevaba una tregua con Helena, con quién, aunque nadie lo hubiera dicho, ahora éramos mejores amigos y llevábamos mucho mejor lo de ser los padres de Julieta.–Santiago, estás muy arreglado y sé el motivo.Helena me estaba espiando con mi hija, era un juego que habíamos implementado los tres.–Papá.La palabra más dulce que yo había escuchado viniendo de una mujer y de una mujercita preciosa, mi hija, Julieta.–Mi amor, hermosa.Levanté a mi hija del piso para darle un beso, pero ya no buscaba tanto ni mis brazos ni los de Helena. Nuestra pequeña ya caminaba y quería explorar el mundo, –Santiago, me tomé el atrevimiento de comprarle algo a Alicia. Ya la he felicitado también por sus 22 años.Hel
Capítulo 24HelenaSantiago regresó radiante del fin de semana que tomó para festejar a su novia y yo, me sentía muy bien con ese cambio de actitud en él. No es por colgarme medallas, pero desde que hemos tenido una amistad él está contento y feliz, podría decirse que el Santiago de antes regresó y hasta Gloria lo notaba que ya todos los días andaba de buenas, cantaba con Julieta y hasta su forma de vestir había cambiado a una más despreocupada.–Hola, mi amor.Santiago besó a Julieta y me saludó a mí. –Ese mi amor, debiste decirlo mucho, este fin de semana.Esperaba que se haya decidido a confesarle su amor a Alicia, ya era hora de que dejara sus temores a un lado.–Si serás enfadosa, Helena.Santiago se reía por lo que le dije, pero era la verdad. Tenía una sonrisa que lucía muy bien, y yo, conocía esa sensación en mí. En la Helena feliz que era, cuando fui novia de Peter.–Sí, soy enfadosa y bien que me conoces. Vamos a llevar a Julieta a la guardería y nos vamos a trabajar. Estoy
Capítulo 25SantiagoEl saberme nuevamente abandonado por otra mujer a la que amo, no lo pude soportar y tampoco quería hacerlo, extrañaba todo de Alicia, sus besos y su forma de ser tan inocente y servicial conmigo. Ella era mi todo, mi mano derecha en la empresa y mi mujer y ese vacío lo llené con alcohol, retomando esa mala adicción.–Santiago, no puedes seguir en estas condiciones. Julieta te necesita, ella quiere jugar con su papá.–Helena, no puedo ni conmigo mismo. Sé que no fui bueno contigo, pero no necesito que te burles, mejor juega tú con Julieta.–Llevas seis meses así y no dejaré que te sigas destruyendo y como me puedo percatar por mí misma del problema de alcoholismo que tienes y que ya no puedes controlar, he decidido llevarte a internar.Helena veía por mí y estos meses que volví al vicio del alcoholismo, ella se había hecho cargo de nuestra hija, en su totalidad. Yo no era el Santiago de antes, ahora era un ser con más resentimiento y hasta odio por el sexo opuesto,
Capítulo 26HelenaSantiago estaba sufriendo bastante en su rehabilitación y no estaba siendo para nada algo sencillo. El primer mes, no le permitieron ver a nadie y estuvo a punto de querer abandonar el centro de rehabilitación, algo que afortunadamente no hizo y ya ha cumplido tres meses ahí y no se espera que yo le llevaría algo.–Hola, Santiago. Feliz cumpleaños, pedí un permiso y he comprado un pastel para ti de mi parte y de la de Julieta.–Gracias, Helena. No pensé que fueras a recordar mi cumpleaños.Le di un abrazo como felicitación, él lo agradeció y nos sentamos casi de inmediato para que él pudiera partir su pastel.–Es un pastel muy grande solo para nosotros dos.–Lo sé, pero pensé que puedes darle a los terapeutas y a tus compañeros del centro. Debo decirte que te ves mucho mejor que hace unas semanas, ¿cómo vas?Hace unas semanas, tenía una apariencia deplorable y ahora se estaba notando el esfuerzo que estaba haciendo para lucir al menos un poco más presentable.–Sí, l
Capítulo 27HelenaSantiago fue a casa ese primer fin de semana después de estar tres meses metido de lleno en el centro de rehabilitación. Julieta era la más feliz de tener a su padre de nuevo en la casa y se la pasó jugando con él, tanto que en la noche se durmió temprano, debido a que se encontraba muy cansada.–Me he perdido muchas cosas con mi hija, Helena.Santiago se lamentaba, como pensé que iba a pasar algún día, debía pensar más en él y en Julieta. –Sí, pero nada que no puedas recuperar. Además, ve como duerme ella de tranquila sabiendo que estás aquí en casa, ¿gustas que tomemos un jugo?–Quisiera una copa de vino, pero eso ya está prohibido para mí.–Qué listo me saliste, Santiago. Vino ya no habrá más en esta casa, yo tampoco puedo tomar. Algo transitó por la cabeza de Santiago y a lo mejor, hasta pensó que yo tuve al igual que él una especie de adicción, lo mío era distinto, nada que ver con ninguna adicción.–Cuéntame tu historia. Hace mucho que no podíamos platicar e
Capítulo 28HelenaFuimos a ese viaje a Cancún los tres y allá la pasamos fenomenal, Santiago se divirtió mucho con Julieta y yo hasta pude ver a una prima que tengo allá, ella convivió con nosotros uno de los días y su hija también y se llevaron muy bien con Julieta. El regreso a Playa del Carmen transcurrió bien y nuestra pequeña llegó muy cansada.–Buenas noches, Santiago.En mi cabeza pasó la idea que él iba a querer llegar a descansar a su habitación.–Buenas noches, Helena. Él se llevó a Julieta a dormir con él y yo me retiré a mi habitación. En la madrugada, escuché ruidos en la cocina y me levanté a ver lo que pasaba.–Hola, de nuevo Helena, lamento mucho hacer ruido y hacer que te despertaras. Julieta está segura en su cama, no te preocupes. –No me preocupa Julieta, sé que esa cama que le mandaste a hacer es de lo más segura, a mí me preocupas tú, ¿estás bien?Santiago sostenía un tarro con helado y lo estaba comiendo directamente de ahí, lo dejó en la mesa de la cocina y s
Capítulo 29SantiagoPasé esa noche en la habitación de mi esposa y al despertarme sonreí de recordar lo que pasó. Estaba sorprendido de mí mismo, al sentirme atraído por una mujer que aunque tiene un cuerpo estético y muy bien tonificado, se salía de todo lo que yo buscaba antes en una mujer, una que estuviera voluptuosa con curvas por doquier. Helena es delgada, alta y con un porte digno de admirarse y hasta anoche supe que podíamos tener sincronía en la cama.–Buenos días.Ella abrió los ojos y nos conectamos con las miradas. En sus labios se dibujó una sonrisa, provocando que yo la besará nuevamente.–Buenos días, debe ser muy tarde. Tenemos que ver a Julieta.Quería repetir la sesión de besos y de lo demás que pasó anoche, pero mi esposa tenía razón, teníamos que ir a ver a Julieta, debido a que sin pretenderlo ni ella ni yo, nuestra hija pasó la noche sola.–Hola, mi amor.Julieta ya estaba despierta, había salido a mí en lo madrugadora y lo bueno era que no estaba llorando, est
Capítulo 30HelenaSantiago era petulante y altivo, por lo que no pensé que entre nosotros fuera a darse algo más que la bonita amistad que a los dos nos costó mucho construir por el bien de Julieta. Lo que había pasado anoche, había sido algo difícil de explicar y era mejor que no intentara nombrarlo, aún era muy prematuro hacerlo.–Hola Helena, ¿cómo te fue en Cancún? Te ves muy bronceada.–Hola Ximena, nos fue muy bien. Al ratito verás cómo llegó Julieta, parece un pequeño pez rosado, se le ven muy coloradas sus mejillas.–Te he comprado esto, para que no pierdas tus llaves, las de tu casa y las de la tienda.Ximena aceptó encantada, el obsequió que le traje de Cancún y de inmediato sacó sus llaves para ponerlas en el llavero y guardarlas de nuevo en su bolsa.–Tenemos mucho trabajo para hoy, pero me temo que lo tendré que sacar yo sola. Gracias, por el obsequio.–Por nada, no entiendo si yo estoy aquí, sacaremos el trabajo juntas como corresponde. Tú no tienes que hacerlo todo sol