Capítulo 25SantiagoEl saberme nuevamente abandonado por otra mujer a la que amo, no lo pude soportar y tampoco quería hacerlo, extrañaba todo de Alicia, sus besos y su forma de ser tan inocente y servicial conmigo. Ella era mi todo, mi mano derecha en la empresa y mi mujer y ese vacío lo llené con alcohol, retomando esa mala adicción.–Santiago, no puedes seguir en estas condiciones. Julieta te necesita, ella quiere jugar con su papá.–Helena, no puedo ni conmigo mismo. Sé que no fui bueno contigo, pero no necesito que te burles, mejor juega tú con Julieta.–Llevas seis meses así y no dejaré que te sigas destruyendo y como me puedo percatar por mí misma del problema de alcoholismo que tienes y que ya no puedes controlar, he decidido llevarte a internar.Helena veía por mí y estos meses que volví al vicio del alcoholismo, ella se había hecho cargo de nuestra hija, en su totalidad. Yo no era el Santiago de antes, ahora era un ser con más resentimiento y hasta odio por el sexo opuesto,
Capítulo 26HelenaSantiago estaba sufriendo bastante en su rehabilitación y no estaba siendo para nada algo sencillo. El primer mes, no le permitieron ver a nadie y estuvo a punto de querer abandonar el centro de rehabilitación, algo que afortunadamente no hizo y ya ha cumplido tres meses ahí y no se espera que yo le llevaría algo.–Hola, Santiago. Feliz cumpleaños, pedí un permiso y he comprado un pastel para ti de mi parte y de la de Julieta.–Gracias, Helena. No pensé que fueras a recordar mi cumpleaños.Le di un abrazo como felicitación, él lo agradeció y nos sentamos casi de inmediato para que él pudiera partir su pastel.–Es un pastel muy grande solo para nosotros dos.–Lo sé, pero pensé que puedes darle a los terapeutas y a tus compañeros del centro. Debo decirte que te ves mucho mejor que hace unas semanas, ¿cómo vas?Hace unas semanas, tenía una apariencia deplorable y ahora se estaba notando el esfuerzo que estaba haciendo para lucir al menos un poco más presentable.–Sí, l
Capítulo 27HelenaSantiago fue a casa ese primer fin de semana después de estar tres meses metido de lleno en el centro de rehabilitación. Julieta era la más feliz de tener a su padre de nuevo en la casa y se la pasó jugando con él, tanto que en la noche se durmió temprano, debido a que se encontraba muy cansada.–Me he perdido muchas cosas con mi hija, Helena.Santiago se lamentaba, como pensé que iba a pasar algún día, debía pensar más en él y en Julieta. –Sí, pero nada que no puedas recuperar. Además, ve como duerme ella de tranquila sabiendo que estás aquí en casa, ¿gustas que tomemos un jugo?–Quisiera una copa de vino, pero eso ya está prohibido para mí.–Qué listo me saliste, Santiago. Vino ya no habrá más en esta casa, yo tampoco puedo tomar. Algo transitó por la cabeza de Santiago y a lo mejor, hasta pensó que yo tuve al igual que él una especie de adicción, lo mío era distinto, nada que ver con ninguna adicción.–Cuéntame tu historia. Hace mucho que no podíamos platicar e
Capítulo 28HelenaFuimos a ese viaje a Cancún los tres y allá la pasamos fenomenal, Santiago se divirtió mucho con Julieta y yo hasta pude ver a una prima que tengo allá, ella convivió con nosotros uno de los días y su hija también y se llevaron muy bien con Julieta. El regreso a Playa del Carmen transcurrió bien y nuestra pequeña llegó muy cansada.–Buenas noches, Santiago.En mi cabeza pasó la idea que él iba a querer llegar a descansar a su habitación.–Buenas noches, Helena. Él se llevó a Julieta a dormir con él y yo me retiré a mi habitación. En la madrugada, escuché ruidos en la cocina y me levanté a ver lo que pasaba.–Hola, de nuevo Helena, lamento mucho hacer ruido y hacer que te despertaras. Julieta está segura en su cama, no te preocupes. –No me preocupa Julieta, sé que esa cama que le mandaste a hacer es de lo más segura, a mí me preocupas tú, ¿estás bien?Santiago sostenía un tarro con helado y lo estaba comiendo directamente de ahí, lo dejó en la mesa de la cocina y s
Capítulo 29SantiagoPasé esa noche en la habitación de mi esposa y al despertarme sonreí de recordar lo que pasó. Estaba sorprendido de mí mismo, al sentirme atraído por una mujer que aunque tiene un cuerpo estético y muy bien tonificado, se salía de todo lo que yo buscaba antes en una mujer, una que estuviera voluptuosa con curvas por doquier. Helena es delgada, alta y con un porte digno de admirarse y hasta anoche supe que podíamos tener sincronía en la cama.–Buenos días.Ella abrió los ojos y nos conectamos con las miradas. En sus labios se dibujó una sonrisa, provocando que yo la besará nuevamente.–Buenos días, debe ser muy tarde. Tenemos que ver a Julieta.Quería repetir la sesión de besos y de lo demás que pasó anoche, pero mi esposa tenía razón, teníamos que ir a ver a Julieta, debido a que sin pretenderlo ni ella ni yo, nuestra hija pasó la noche sola.–Hola, mi amor.Julieta ya estaba despierta, había salido a mí en lo madrugadora y lo bueno era que no estaba llorando, est
Capítulo 30HelenaSantiago era petulante y altivo, por lo que no pensé que entre nosotros fuera a darse algo más que la bonita amistad que a los dos nos costó mucho construir por el bien de Julieta. Lo que había pasado anoche, había sido algo difícil de explicar y era mejor que no intentara nombrarlo, aún era muy prematuro hacerlo.–Hola Helena, ¿cómo te fue en Cancún? Te ves muy bronceada.–Hola Ximena, nos fue muy bien. Al ratito verás cómo llegó Julieta, parece un pequeño pez rosado, se le ven muy coloradas sus mejillas.–Te he comprado esto, para que no pierdas tus llaves, las de tu casa y las de la tienda.Ximena aceptó encantada, el obsequió que le traje de Cancún y de inmediato sacó sus llaves para ponerlas en el llavero y guardarlas de nuevo en su bolsa.–Tenemos mucho trabajo para hoy, pero me temo que lo tendré que sacar yo sola. Gracias, por el obsequio.–Por nada, no entiendo si yo estoy aquí, sacaremos el trabajo juntas como corresponde. Tú no tienes que hacerlo todo sol
Capítulo 31HelenaHabía sido un momento incómodo entre mi mamá y Santiago. Agradecí que ella bajara un poco su postura en el momento que abordamos el carro con nuestra hermosa hija a bordo.–No sabía que aquí también venía mi nieta.Mi mamá le empezó a hacer muchos cariños a nuestra pequeña hija que le sonreía y le hacía caritas de ternura, le ha estado ayudando a socializar todo el proceso de la guardería, por eso había aceptado a mamá de inmediato.–Sí, yo pasé por mi hija a la guardería y después vinimos juntos por Helena.–Es lo menos que puede hacer, hacerse cargo de su esposa y de su hija. Usted no tiene idea de lo mucho que ha sacrificado ella por esta niña.No quería que mamá comenzara a sacar mi pasado y todo lo que dejé atrás por haberme casado con Santiago, no ahora que ya estábamos teniendo una relación.–Mamá, eso no viene al caso que lo toques. Santiago y yo, estamos muy bien y te darás cuenta de eso cuando lleguemos a la casa.Pude hacer que mi mamá guardara silencio y
Capítulo 32SantiagoLa mamá de Helena estuvo pocos días con nosotros y aunque al principio ella tenía sus reservas sobre mí, se fue suavizando su actitud hacia mi persona a medida que nos fuimos conociendo más. –Me dio mucho gusto conocerte, Santiago. Eres agradable.–El gusto fue para mí, Mariela, y la próxima vez trae a tu otra hija. Helena tiene muchas ganas de ver a su hermanita.–Sí, mamá, por favor. Ella está creciendo y tengo mucho sin verla.Ahora estaba dejando de pensar solo en mí. Me preocupaba también por Helena y por todo lo que tuvo que dejar, por nuestro matrimonio, como el no poder ver a su hermanita menor.Tenía demasiado por lo que agradecerle, Julieta, tenía a la mejor madre del mundo, de eso no tenía la menor duda.–No me pongan esas caras, en las vacaciones la voy a traer. Ella quiere verte Helena y también a la pequeña Julieta.–No soy pequeña, abuela. Nuestra hija ya se sentía demasiado grande y eso a mí no me gustaba verlo y menos que me lo recordara. Quería