Capítulo 30HelenaSantiago era petulante y altivo, por lo que no pensé que entre nosotros fuera a darse algo más que la bonita amistad que a los dos nos costó mucho construir por el bien de Julieta. Lo que había pasado anoche, había sido algo difícil de explicar y era mejor que no intentara nombrarlo, aún era muy prematuro hacerlo.–Hola Helena, ¿cómo te fue en Cancún? Te ves muy bronceada.–Hola Ximena, nos fue muy bien. Al ratito verás cómo llegó Julieta, parece un pequeño pez rosado, se le ven muy coloradas sus mejillas.–Te he comprado esto, para que no pierdas tus llaves, las de tu casa y las de la tienda.Ximena aceptó encantada, el obsequió que le traje de Cancún y de inmediato sacó sus llaves para ponerlas en el llavero y guardarlas de nuevo en su bolsa.–Tenemos mucho trabajo para hoy, pero me temo que lo tendré que sacar yo sola. Gracias, por el obsequio.–Por nada, no entiendo si yo estoy aquí, sacaremos el trabajo juntas como corresponde. Tú no tienes que hacerlo todo sol
Capítulo 31HelenaHabía sido un momento incómodo entre mi mamá y Santiago. Agradecí que ella bajara un poco su postura en el momento que abordamos el carro con nuestra hermosa hija a bordo.–No sabía que aquí también venía mi nieta.Mi mamá le empezó a hacer muchos cariños a nuestra pequeña hija que le sonreía y le hacía caritas de ternura, le ha estado ayudando a socializar todo el proceso de la guardería, por eso había aceptado a mamá de inmediato.–Sí, yo pasé por mi hija a la guardería y después vinimos juntos por Helena.–Es lo menos que puede hacer, hacerse cargo de su esposa y de su hija. Usted no tiene idea de lo mucho que ha sacrificado ella por esta niña.No quería que mamá comenzara a sacar mi pasado y todo lo que dejé atrás por haberme casado con Santiago, no ahora que ya estábamos teniendo una relación.–Mamá, eso no viene al caso que lo toques. Santiago y yo, estamos muy bien y te darás cuenta de eso cuando lleguemos a la casa.Pude hacer que mi mamá guardara silencio y
Capítulo 32SantiagoLa mamá de Helena estuvo pocos días con nosotros y aunque al principio ella tenía sus reservas sobre mí, se fue suavizando su actitud hacia mi persona a medida que nos fuimos conociendo más. –Me dio mucho gusto conocerte, Santiago. Eres agradable.–El gusto fue para mí, Mariela, y la próxima vez trae a tu otra hija. Helena tiene muchas ganas de ver a su hermanita.–Sí, mamá, por favor. Ella está creciendo y tengo mucho sin verla.Ahora estaba dejando de pensar solo en mí. Me preocupaba también por Helena y por todo lo que tuvo que dejar, por nuestro matrimonio, como el no poder ver a su hermanita menor.Tenía demasiado por lo que agradecerle, Julieta, tenía a la mejor madre del mundo, de eso no tenía la menor duda.–No me pongan esas caras, en las vacaciones la voy a traer. Ella quiere verte Helena y también a la pequeña Julieta.–No soy pequeña, abuela. Nuestra hija ya se sentía demasiado grande y eso a mí no me gustaba verlo y menos que me lo recordara. Quería
Capítulo 33SantiagoJulieta hoy cumplió sus tres años. Yo quería presentarla a la iglesia y hacer todo muy formal como correspondía, pero Helena no quiso y menos porque no podrían estar su mamá y su hermanita con nosotros, porque su hermana aún tenía clases, pero el día de hoy no podía pasar desapercibido e hicimos en nuestra casa, una fiesta para Julieta a la que invitamos a sus amiguitos de la guardería.–Qué buena idea has tenido Helena, de invitar a todos los amiguitos de Julieta.–Sí, es la fiesta de ella y es la que debe de disfrutarla. Ya cuando vengan mi mamá y mi hermana, hacemos algo más familiar.–Sí, así lo haremos.Julieta andaba feliz jugando con sus amiguitos y hasta en ratos con Helena y conmigo. Contratamos una botarga que amenizara la fiesta y nuestra hija, se la pasó de lo mejor.–Santiago, esta noche tengo una sorpresa para ti.Helena me susurró al oído y me encendió ese contacto de su parte, hacía que la sangre corriera como loca por mis venas.–Yo feliz, me deja
Capítulo 34SantiagoMi cabeza estaba conflictuada, yo no podía ser tan ingenuo de enamorarme de nuevo de alguien y menos siendo ese alguien la mujer con la que tuve que casarme por el bien de mi hija. Yo no quería tener más hijos y no quería que jugáramos a la familia feliz; sin embargo, ella no parecía pensar lo mismo.–Santiago, este fin de semana me iré con mi mamá y con Julieta a Cancún. Mi hermanita no conoce y la vamos a llevar, también nos quedamos de ver con mi prima.Ella estaba poniendo una barrera entre nosotros, como había pasado al principio de nuestra relación. Ahora yo era el que no quería que la pusiera, pero no podía impedirlo, ella buscaba que yo tuviera un sentimiento por ella y eso no sería así.No me iba a arriesgar por tercera vez, no me lo iba a permitir, ya había salido lastimado y sería muy masoquista de mi parte que eso volviera a pasar.–Me parece bien, iré a una fiesta con mis compañeros de la empresa. Sin querer, todo va a resultar bien para los dos.–Sí,
Capítulo 35HelenaDías después de encontrar a Santiago como lo había encontrado, me decidí a ya no estar más con él. Tenía que alejarme por mi propio bienestar, pero no me iría de la ciudad, no le daría el gusto de dejar mi trabajo ni todas mis cosas por él. La que era mi casa estaba desocupada, pues a los inquilinos se les había terminado el tiempo de renta y ya no quisieron renovar su contrato.–Hija, sé lo mucho que esto te duele, pero haces lo correcto tomando distancia de ese hombre al menos por un tiempo.–Yo la quiero tomar para siempre, no quiero saber nada de Santiago y lo peor que tendremos que estarnos viendo para tratar cosas de Julieta.Era lo que menos tenía ganas de hacer, de dirigirle el habla a ese hombre que no solo me había engañado, además no valoró lo que hice por él para sacarlo de esa adicción y no pudo amarme a mí, pero si volver a las andadas de acostarse con otra y echar a la basura todo el esfuerzo que había hecho por él.–Lo siento hija, pero eso si lo tie
Capítulo 36SantiagoHelena se había ido de mi vida y yo pasaba por una metamorfosis en mi estado de ánimo, había días que sí la extrañaba y otros que no lo hacía. Yo no quería sentir nada por ella y agradecía que se hubiera ido antes de volver a sufrir lo que pasé, por ello me metía de lleno en mi trabajo y en varias fiestas para ser quién era.–Hola amigo, ahora sí se puede decir que ya regresó el Santiago de siempre.Mi amigo Arturo ya estaba percatándose del cambio en mi forma de ser y eso me gustaba que vieran al Santiago que era, antes de todo, mi fracaso con Helena y con Alicia.–Nunca se fue amigo, hoy nos vamos de fiesta nuevamente y ya he convocado a unas mujeres que están de lujo.Mi vida volvía a ser la de antes, que todo lo malo se quedara allá donde lo había dejado, nadie podía señalarme, porque yo había ahecho las cosas bien, porque en ningún momento yo le había ofrecido el cielo y las estrellas a Helena, ella se había creado falsas esperanzas, que era muy distinto.–Mu
Capítulo 37HelenaHabía pasado tiempo desde que dejé la casa de Santiago y aunque me había dolido demasiado, yo no se lo iba a demostrar, pesé a que mi mamá y mi hermana ya se habían ido porque se terminaron sus vacaciones. Hoy era un día muy importante y nada lo iba a empañar, hoy Julieta ingresaba al kínder.–Mamita, hoy voy a ir al kínder, ¿va a ser divertido?Mi hija, estaba muy despierta y ahora estaba en esa etapa que todos los niños tienen de querer saber lo que pasará, al entrar a otra escuela.–Será más divertido que la guardería mi amor.La tomé en mis brazos y le puse unos moñitos que le compramos Ximena y yo para que los luciera en este día tan especial.–Me gustaba más el uniforme de la guardería mamita.–Aquel no era uniforme mi amor, era una batita y en el kínder te darán uno nuevo.Julieta ya estaba lista y salimos de la que ahora era nuestra casa, para ir a llevarla al kínder y me alegré y al mismo tiempo me indigné al no ver a Santiago para ir a llevar a Julieta, pe