Capítulo 30

Capítulo 30

Helena

Santiago era petulante y altivo, por lo que no pensé que entre nosotros fuera a darse algo más que la bonita amistad que a los dos nos costó mucho construir por el bien de Julieta. Lo que había pasado anoche, había sido algo difícil de explicar y era mejor que no intentara nombrarlo, aún era muy prematuro hacerlo.

–Hola Helena, ¿cómo te fue en Cancún? Te ves muy bronceada.

–Hola Ximena, nos fue muy bien. Al ratito verás cómo llegó Julieta, parece un pequeño pez rosado, se le ven muy coloradas sus mejillas.

–Te he comprado esto, para que no pierdas tus llaves, las de tu casa y las de la tienda.

Ximena aceptó encantada, el obsequió que le traje de Cancún y de inmediato sacó sus llaves para ponerlas en el llavero y guardarlas de nuevo en su bolsa.

–Tenemos mucho trabajo para hoy, pero me temo que lo tendré que sacar yo sola. Gracias, por el obsequio.

–Por nada, no entiendo si yo estoy aquí, sacaremos el trabajo juntas como corresponde. Tú no tienes que hacerlo todo sol
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