XOXO
「 ✦MERCANCÍA PERFECTA✦ 」 Sophia abrió los ojos lentamente, y el dolor en su cabeza era casi insoportable. Con esfuerzo, se incorporó, solo para descubrir que estaba en lo que parecía una habitación de hotel. Las imágenes del estacionamiento volvieron a ella en un torrente, y se levantó de la cama de un salto, corriendo hacia la puerta. Al girar el pomo y encontrarlo inamovible, el miedo y la desesperación la envolvieron como una manta pesada. —¡Hola! ¡Hola! ¡Auxilio! ¡Auxilio! —gritó mientras golpeaba la puerta con todas sus fuerzas. Su corazón latía desbocado, y el nudo en su estómago le confirmó el peligro en el que se encontraba. Desesperada, se giró hacia la ventana, abriendo las cortinas con la esperanza de encontrar una salida. Sin embargo, el descubrimiento de que estaba en un piso alto le quitó el aliento. No había escapatoria por esa vía. Justo entonces, la puerta se abrió bruscamente, y un hombre con un pasamontañas entró. Sophia retrocedió, el pánico inundando cada fibra
「 ✦FURIA DESCONTROLADA✦ 」 Sophia estaba tan inmersa en sus sensaciones que no se percató cuando se abrió la puerta, el hombre fijó sus ojos fríos y lujuriosos en ella y una sonrisa lobuna adorno sus labios. ―Efectivamente, eres una mercancía perfecta ―dijo cerrando la puerta detrás de él. Fue entonces cuando Sophia abrió los ojos y lo vio. Cómo pudo, retrocedió en la cama y su espalda golpeó el espaldar, su corazón latía a toda velocidad y no podría decir si era por el miedo o por los que sea que estuviera en su sistema en ese momento. ―¿Quién…? ―lucho por hablar, pero la droga estaba haciendo demasiado efecto en ella. ―¿Qué… quiere…? ¿Qué hace aquí? Patrick sonrió y caminó hacia la cama, se detuvo y llevó sus manos a los botones de su camisa. ―¿No lo adivinas, cachorrita? ―No… me llame así ―dijo Sophia intentando sonar fría, pero el calor se hacía cada más intenso. ―Hmm, ¿entonces cómo quieres que te llame? Mi perra, zorra, ¿mi puta? Patrick comenzó a abrir los botones y pron
「 ✦TORMENTA INTERIOR✦ 」 Santino caminó lentamente hacia la cama y se sentó junto a ella, Sophia abrió los ojos, y sus miradas se encontraron. A pesar de la agonía que claramente marcaba su rostro, una pequeña sonrisa adornó sus labios al verlo. ―Tú… ―su voz era apenas un susurro, pero cargada de emoción. ―Siempre… logras salvarme… Tragando saliva, intentando contener un gemido de dolor, tomó la mano de Santino. Y una especie de electricidad pareció recorrerlos a ambos en ese momento, uniendo sus almas en una forma que iba más allá de lo físico. ―Ayúdame… ―susurró ella con urgencia. ―Por favor… ayúdame… Para Santino D’Luca, ese momento fue, quizás, el más desafiante de su vida. Se encontraba ante una encrucijada emocional, luchando contra el deseo de tomarla en sus brazos, no solo para protegerla, sino para poseerla, especialmente cuando ella lo miraba con ojos llenos de deseo y necesidad, y le hablaba con esa voz seductora que tanto lo afectaba. ―Tienes que ver a un médico ―dijo
「 ✦CONFESIÓN✦ 」 Al día siguiente, Sophia despertó en un estado de confusión profunda, su mente aún turbada por los eventos recientes. El miedo y la ansiedad la inundaron al recordar el secuestro y a Patrick, su captor. En un instante de pánico, miró frenéticamente a su alrededor, esperando encontrarse aún en las garras del diablo. Sin embargo, fue la voz amable y familiar la que la sacó de su espiral de terror. ―Buenos días, señora D’Luca ―saludó suavemente Lila, el ama de llaves de la mansión. Los ojos de Sophia se abrieron ampliamente, sorprendida al ver un rostro amigable. ―¿Lila? Tú… ¿Por qué estás aquí? No… no entiendo ―balbuceó Sophia, su voz temblorosa por la debilidad y la confusión. No se agite, aun está débil. El joven Santino me pidió que me encargara de usted ―explicó Lila con calma, mostrándole el bolso con ropa y objetos personales de Sophia. ―Miré, le traje ropa y sus objetos de aseo personal. ―¿Santino? ―repitió Sophia, su mente luchando por comprender. «¿Mi espo
「 ✦CENA FAMILIAR✦ 」 Sophia terminaba de arreglar su vestido frente al espejo. Desde que volvio a la mansión, no había visto a su marido, y la verdad estaba deseando preguntarle por lo que sucedió en el hotel. Había tenido algunos recuerdos: recordaba a un hombre hablándole con dulzura, cuidándola y también un beso. Y también recordó un rostro, pero no podía identificarlo. Estaba perdida en sus pensamientos cuando llamaron a la puerta. ―Adelante ―ordeno y la puerta se abrió para revelar a su suegra, Grecia. Ella le dio una sonrisa y cerró la puerta. ―Estás hermosa, querida ―dijo y Sophia bajó la cabeza ruborizada. Grecia caminó hacia su nuera y le tomó una mano y la palmeó suavemente. ―Tienes que acostumbrarte, eres hermosa y, por lo tanto, debes lucir tu belleza. Sophia le dio las gracias y Grecia le tendió una caja. ―¿Y esto? ―pregunto Sophia agarrándola con cautela. ―Ahora es tuyo ―dijo Grecia. ―Perteneció a mi suegra, luego fue mío, y ahora te pertenece a ti. Curiosa, Soph
「 ✦REGALO DE BODAS✦ 」 Después de la cena, la atmósfera en el estudio se volvió aún más densa y peligrosa, con cada palabra pronunciada como si fuera una chispa cerca de la pólvora. Damiano y Rocco, lejos de contenerse, decidieron llevar su ataque a un nivel más personal y cruel. Rocco, con una sonrisa despectiva, no tardó en hacer sentir su veneno. ―Vamos, Santino, ¿realmente crees que puedes liderar la familia y la organización desde esa silla? Pareces más un rey destronado que un capo. La fuerza es vital en nuestro mundo, y tú… bueno, tú ya no la tienes. Damiano, por su parte, no se quedó atrás. Su resentimiento hacia su abuelo por siempre favorecer a Santino era palpable. ―¿Y tú, abuelo? ¿Sigues empeñado en este… este error? Siempre has preferido a Santino, incluso ahora, cuando es más que evidente que no está a la altura. ¿Qué más necesita pasar para que veas que te equivocaste? ¡Te equivocaste! El abuelo, cuya paciencia era legendaria, finalmente mostró signos de irritación
「 ✦NO NOS INVOLUCREMOS✦ 」 Santino entró, moviendo su silla de ruedas. Sus ojos azules se fijaron en ella un instante antes de preguntarle. ―¿Cómo estás? Sophia, inicialmente confundida, pronto entendió a qué se refería. ―Oh, estoy bien. Gracias, Santino… por todo ―dijo, su voz, un susurro tímido. Pero él, no queriendo que sus sentimientos quedaran al descubierto, le respondió con dureza. ―Fuiste muy descuidada, Sophia. Lo que pasó es por tu culpa. Ella bajó la cabeza, avergonzada, y decepcionada, le pidió disculpas una vez más. ―Lila me dijo que cuidaste de mí, lamento que… hayas tenido que hacerlo. Santino evadió su mirada, tensionando las manos al recordar la noche que vivió a su lado y sobre todo su sufrimiento. Sophia, nerviosa, dio un paso hacia él y se agachó intentando acunar su cara. Pero Santino apartó el rostro. Ella bajó la mano, aún más avergonzada, y respiró hondo antes de disculparse de nuevo. ―Desde ahora, no saldrás sin guardaespaldas. ―le ordenó ―Y no te atre
「 ✦¿TE GUSTA TU MARIDO?✦ 」 ―Santo Dios, Sophia, ¡gracias a Dios estás bien! ―Janna abrazó a su amiga con alivio y emoción. Sophia había ido a visitarla, después de la boda no había vuelto al departamento. Aprovechando el reencuentro, Sophia la puso al tanto de los últimos días. ―No puedo creer que esa serpiente ponzoñosa de Norma y Serena sean capaces de algo tan bajo. Lástima que la muerte no esté libre de condena, sino, te juro que yo misma… ―Janna expresó su frustración, pero se detuvo antes de terminar la frase. ―Santino dijo que las metería a la cárcel y, a decir verdad, me conformo con eso. No quiero cargar en mi conciencia con la muerte de nadie ―agrego Sophia. Janna hizo un mohín. ―Pues yo no pienso igual. Hay personas que no merecen respirar, y Norma y Serena son unas de ellas. ―Su tono era duro, reflejando la indignación que sentía por la situación. ―En cualquier caso, ya Santino está encargándose ― dijo Sophia ―Supongo que estarán tras las rejas antes de mi viaje. ―¿