Esta Sophia es hiriente, pero se lo merece por mentiroso.
「 ✦UN MURO ENTRE ELLOS✦ 」 Al día siguiente, en la mansión, la tensión era tan palpable que podía cortarse con un cuchillo. Todos habían sido testigos de la pelea entre Santino y Sophia, pero nadie se atrevió a hacer ni una sola pregunta. Ni siquiera Grecia, quien podía percibir la frialdad fluyendo entre ellos. Después del desayuno, Sophia se dirigió al salón con Ángelo, estaba ayudándolo con sus tareas escolares, mientras que Santino se encerró en el estudio. Había pasado la noche buscando la manera de arreglar la situación con su esposa. Era un hecho que ella los había visto, sin embargo, no estaba engañándola, al menos no de la manera que ella pensaba. Por un momento, tuvo el impulso de ir a su habitación y explicarle los motivos de su encuentro con Claudia, la razón de ese beso. Pero luego se retractó, estaba cerca, muy cerca de conseguir su objetivo. Finalmente, podría estar cara a cara con Alexei, aunque el precio a pagar podría ser demasiado alto. ―Mami, ¿papá y tú aún están
「 ✦LUCHA EN LA PISCINA✦ 」―¡Ahhh!Sophia soltó el cabello de Vivian, pero su mirada ardía con furia.―¿Creíste que podías tratarme así y salirte con la tuya? ―le dijo en tono desafiante.Vivian, intentando recuperar algo de su dignidad perdida, tartamudeó en busca de palabras.―No… no tienes idea de con quién te estás metiendo ―dijo con un intento fallido de sonar amenazante.La pelea entre ellas escaló rápidamente. Sophia, demostrando una agilidad sorprendente, esquivaba los intentos torpes de Vivian por golpearla. Ángelo, a pesar de la situación, no podía evitar soltar pequeñas risas al escuchar los intento de Vivian de defenderse.―¡Vamos a ver cómo te las arreglas ahora! ―Sophia se burló mientras esquivaba otro manotazo descoordinado de Vivian.La otra, completamente superada y empezando a sentir el verdadero pánico, intentó apelar a cualquier resquicio de poder que pensaba que tenía.―¡Esto no se va a quedar así, Sophia! ¡Vas a lamentarte! ―exclamó, su voz temblorosa y nada convi
「 ✦SIN PRIVILEGIOS✦ 」 Intentando recuperar algo de dignidad, Vivían enfrentó la mirada de Santino. ―No te mentiría ―balbuceo ―Lo que dije fue… Santino golpeó el escritorio, su mirada imponiéndose sobre ella. ―Tu intento patético de ocupar el lugar de mi esposa es risible. Solo hay una señora de D’Luca, y es Sophia. Así que lo que hiciste fue en vano, porque ella jamás dejará ese lugar. El dolor y la humillación se entrelazaron en el corazón de Vivian, pero fue la rabia lo que finalmente rompió sus defensas. ―¡Sí! ¡Yo lo hice! Lo hice porque te amo, Santino, y tú… tú nunca me has visto como nada más que una insignificante hija del chófer. La respuesta de Santino fue una risa helada. ―Tu amor es tan irrelevante para mí como tu existencia. Eres menos que nada, Vivían. O no, sí, eres un parásito que se atrevió a morder la mano que le daba de comer. Grecia observó la situación desde un rincón, su rostro una máscara de asombro ante la confesión de Vivian. Con rabia y dolor mezclánd
「 ✦TRAELA A CASA✦ 」 En las afueras de la ciudad, en el estudio de su casa, Alexei Antonov observaba frente a él, a Artem, su mejor amigo desde la infancia. ―¿Estás seguro? ― le preguntó Alexei. ―Sí ―respondió Artem, sus ojos brillaban con una intensidad rara en él. ―Es ella, la hija perdida de tu padre. Alexei exhaló una densa nube de humo de su puro antes de depositarlo cuidadosamente en el cenicero. La idea de realizar una prueba de ADN no era solo una formalidad; era un ancla a la realidad en medio de revelaciones que parecían sacadas de una novela. ―De todas formas, insistiré en una prueba de ADN. ¿Cuándo llegará? Artem vaciló, un poco antes de continuar. ―La convencí de asistir a la cena benéfica mañana por la noche. No fue tarea fácil, pero al final aceptó. Alexei arqueó una ceja, sorprendido. ―¿No fue fácil? Viniendo de ti, que tienes fama de conquistador… eso sí que es decir algo. Una sombra cruzó el rostro de Artem. ―Esto es diferente, Alexei ―dijo, marcando cada pa
「 ✦ DESAFIO ✦ 」En ese mismo momento, pero en otra parte de Chicago, Santino miraba su celular fijamente. Era la fotografía de Sophia, tomada durante su corta luna de miel en Santorini. La imagen, capturada en un instante de felicidad efímera, ahora se sentía como un recordatorio de todo lo que había perdido. El rechazo de su esposa le dolía profundamente, más de lo que jamás admitiría en voz alta.Cada vez que Sophia lo ignoraba, un pedazo de su corazón se desgarraba un poco más. Lo que más le dolía era la sensación de haberla decepcionado, de no ser el hombre que ella esperaba o necesitaba. Santino sabía que en su mundo, el amor estaba prácticamente prohibido. Las reglas no escritas de su vida y su negocio dictaban que los sentimientos eran una debilidad, un lujo que no podía permitirse. Sin embargo, a pesar de todo su esfuerzo por mantenerse alejado, no pudo evitar enamorarse de ella. Se había prometido a sí mismo que nunca dejaría que el amor lo distrajera nuevamente, pero ella ha
「 ✦ CAOS ✦ 」 El taxi se detuvo frente al lujoso hotel de la ciudad, donde los autos se estacionaban mientras bajaban parejas elegantemente vestidas. Dentro del taxi, Sophia dudó en el último minuto. Algo en su pecho le decía que hoy las cosas cambiarían definitivamente y que, después de esta salida, su relación con Santino no volvería a ser la misma. Pero luego se recordó que su matrimonio era temporal y que, como mucho, él podría pedirle el divorcio y sacarla de su vida. Y aunque la posibilidad dolía, ella sabía que era lo mejor. Con un suspiro, tomó el celular y marcó el número de Artem. Habían quedado en encontrarse frente al hotel. Por otro lado, Artem esperaba dentro de su auto, con el corazón a mil y las expectativas altas. Hoy le diría la verdad, le confesaría quién era realmente y por qué se acercó a ella, aunque sabía el riesgo que corría. Su teléfono sonó y sus ojos se iluminaron cuando vio su nombre en la pantalla. ― ¿Dónde estás? ―preguntó, Sophia desde dentro del taxi,
「 ✦ ¿QUIÉN ERES? ✦ 」―¡Santino!El grito de Sophia cortó el aire, cargado de tensión y sorpresa. Santino se giró, sus ojos se abrieron de par en par al verla. Su expresión se tornó en una mezcla de asombro y preocupación, justo cuando estaba a punto de llamarla, otro disparo resonó en el salón. Haciendo que cayera al suelo, llevándose una mano al brazo.Sophia, asustada, pero decidida, intentó correr hacia él, pero Artem la sujetó del brazo con fuerza.―¡Sophia, tenemos que irnos!―¡No, déjame, tengo que ir con él!―Sophia, ¡no podemos quedarnos más tiempo!―¡No! ¡Voy a ir con él! ¡Es mi esposo! ―Sophia se giró para mirarlo y sus ojos brillaban con una mezcla de impotencia, miedo y angustia. ―¡Es mi esposo! ¡No voy a dejarlo aquí herido!Artem se congeló, sorprendido.―¿Tú… esposo?Pero Sophia no estaba para explicaciones. Zafándose de su agarre, corrió hacia Santino. En ese momento, los hombres de Santino, liderados por André, respondieron a los disparos. André gritaba órdenes con un
「 ✦ DIVORCIO ✦ 」El vehículo se detuvo con una brusquedad que parecía presagiar la tormenta que estaba a punto de desatarse. Sophia, con el corazón latiendo a un ritmo frenético, salió disparada del auto antes de que Santino pudiera decir una palabra. Él, con una mezcla de autoridad y desesperación, ordenó rápidamente a André incrementar la seguridad antes de seguir a Sophia, cuya silueta se perdía ya entre las sombras de la entrada. En el salón, Grecia se levantó abruptamente, la revista deslizándose de sus manos al ver a Sophia, con los ojos inundados en lágrimas y la desesperación pintada en su rostro.―¿Sophia? ¿Qué pasó? ¿Por qué entras así?Santino apareció detrás, su brazo aun sangrando, un recordatorio físico de la violencia que acababan de dejar atrás. Al ver esto, Grecia corrió hacia su hijo, el miedo estrangulando su voz.―Hijo estás san…Las palabras de Grecia se atragantaron cuando lo vio de pie frente a ella.―Santino… ¿Tú puedes caminar?Pero Santino, con una frialdad q