Capítulo 1 "UN CEO DIFERENTE"
Yagiz mira otra vez la portada de la revista en la que aparece en primera plana, acompañado de una de las modelos que lo persiguieron durante toda la noche de la gala de los empresarios más importantes de Ankara. La foto no llega a ser comprometedora, pero lo pone en boca de media población femenina del país. Lo juzgan como otro de los cientos de herederos que viven de exceso en exceso y de borrachera en borrachera.La abuela no estará feliz con esa noticia, cada vez que se publican noticias de ese tipo, su pobre abuela parece darle más importancia de la que en realidad tienen. Es que los tiempos de la respetable señora Ozdemir eran otros.Ella estuvo enamorada de su esposo, hasta el día que este falleció, en el mismo accidente aéreo en que habían muerto los padres de Yagiz, su único heredero y la luz de sus ojos.La fortuna de los Ozdemir es la más extensa de Turquía, y el rostro de Yagiz sumado a esto, lo hacen un hombre irresistible para las mujeres que no dejan de lanzarse como perras en celo, tratando de conseguir un gran espacio en su billetera, y uno muy probre en su corazón.Para un joven heredero, que ha vivido acostumbrado a todo tipo de lujos y excesos, ser acosado por las caza fortunas no debería ser una novedad, ni tampoco una atracción, ni una molestia; pero lo cierto es que Yagiz Ozdemir lo aborrecía, como aborrecía todo tiempo de pretensión o falsedad.A sus treinta y dos años recién cumplidos su vida se había convertido en un cúmulo de gente falsa tratando de ascender, mediante el constante uso de la mentira y el engaño.Por eso, cuando encontraba a alguien auténtico, lo apreciaba como a una bocanada de aire fresco, o como a agua en el desierto.Yagiz tomo la revista con desdén y poniéndose de pie y la lanzó hecha un rollo a la papelera de la basura cercana a su escritorio. La abuela sabía cómo eran las cosas, entendía lo que significaba su posición y su fortuna. Y sabía el valor desinformativo de la prensa rosa.Su última cita del día en la agenda había acabado, incluso su asistente, la señorita Asya, ya se había marchado.Conrad, su mejor amigo y mano derecha estaba fuera del país, así que esta noche no habría boxeo, ni tenis.Regresaría a su apartamento de solteros, en él donde tomaría una ducha y se relajaría. Pediría una pizza y acompañada de una buena película lo mantendría entretenido hasta que el sueño lograra vencerlo.La abuela aún estaba molesta por la interrupción de Amanda de la otra noche.Amanda… una de las razones de su aversión por la falsedad. Ella había matado la fe en el amor, y la esperanza de conseguir a una chica que lo amara por él, y no por el Conglomerado, o por la fortuna de los Ozdemir. Después de que ella mostró su verdadera cara, Yagiz se convenció que la falsedad era parte intrínseca de su día a día.Bajó usando el ascensor de la presidencia directamente al parqueo ubicado en el sótano del edificio. Allí ubicó su auto y se acomodó tras el volante del lujoso Aston Martín negro que le había obsequiado su abuela en motivo de su cumpleaños número treinta y dos.Abandonó el edificio de treinta y cuatro palabras, sin voltearse a observar la imponente estructura de hormigón armado y vidrio, de la cual él era el dueño absoluto.Llegar a las torres de rascacielos donde estaba enclavado su moderno y sofisticado apartamento de solteros le tomó aproximadamente unos veinte minutos.Aparcó el coche en la entrada principal y se bajó de prisa. Estaba exhausto y solo deseaba llegar a la tranquilidad de su propia casa. Le pasó las llaves al valet parking que se acercó a saludarlo alegremente.—Buenas Noches señor. Una noche fresca, señor Yagiz, ¿no cree?— lo abordó el encargado del parqueo del edificio —Parece que el invierno este año lleva prisa.—Así es señor Mohamet—admitió observando el cielo oscuro y nublado que avisaban una terrible tormenta. La temperatura era cada vez más fría—Este año la primera nevada sobre Estambul no se hará esperar mucho tiempo.El otoño daba paso rápidamente al invierno, y aquel clima era la mayor prueba.—¿Cómo estuvo su viaje a Ankara?— preguntó con interés el empleado que se mantenía fuerte a pesar de tener ya unos buenos sesenta años, y que era tan amable como él mejor de los amigos.—Bastante frustrante, si debo ser sincero—admitió suavizar rascándose la parte posterior de la cabeza, para luego masajearse la nuca, como si la tensión y el estrés estuviera pasándole facturas.—Si señor Ozdemir. Vimos las fotos que fueron publicadas, y la verdad es que usted no se veía nada feliz—. Yagiz hizo una mueca amarga al escuchar mencionar esa m*****a revista.—La señorita Rubia también vio esas fotos— le informo con alto grado de complicidad el señor Mohamed. La preocupación en el tono del del empleado hizo que se ganara la atención de tacos del todo. Él sabía perfectamente quien era la señorita «Rubia»…¡Amanda!—¿Está aquí? — preguntó el joven empresario frunciendo el ceño.—¡así es! Está en el vestíbulo y lleva más de una hora allí, esperando por usted.Yagiz maldijo por lo bajo y el señor Mohamed continuó proporcionándole los pormenores de la situación a la que se enfrentaría en cuanto pusiera un pie en el interior del vestíbulo.—Llegó con esa mentada revista de chismes en las manos, y poseída por la ira como si estuviera completamente loca. Ha gritado varías veces que no se ira hasta hablar con usted.—¿La seguridad del edificio por qué no la echó?—inquirió el joven magnate.—Usted no dio la orden de impedir su acceso al edificio, señor.—Se me pasó— murmuró Yagiz con cansancio. La verdad es que no considero que Amanda tuviera las agallas, o mejor dicho, él descaro de aparecerse allí a montar una escena, después de lo que había pasado entre ellos.—Está dando órdenes allá adentro, a golpe de gritos. Debe haber maltratado a todo el personal. A mi mismo me prohibió que le informara que ella estaba en el vestíbulo.—¿A si?—inquirio Yagiz.—Si señor, pero mi fidelidad está cian usted y con la familia Ozdemir. Su abuelo, su padre, y ahora usted han dado trabajo a mi familia. Mi hija Asya será una excelente ejecutiva Gracias a usted, ya que como su asistente personal ha aprendido mucho.—Asya es una muchacha inteligente, y ascenderá rápidamente por mérito propio. Así que no tiene nada que agradecerme señor Mohamed— aseguró el joven mirando al interior del edificio. —Bueno… al mal paso darle prisa—comentó resignado el joven millonario y palmeando el hombro del anciano comenzó a caminar para adentrarse en el vestíbulo.Tan pronto cruzo el umbral de la puerta doble de cristal, tal como le habían avisado se desató la tormenta.Amanda totalmente enloquecida se fue contra él gritándole exigencias sin sentido y golpeándole el pecho con los puños cerrados. Yagiz se obligó a apretar sus puños cerrado, con las manos pegadas a su cuerpo, para no hacerle daño, pero estaba muy cerca de romperse su paciencia.Un pandemónium que también fue captado por las cámaras de los paparazzis que la misma Amanda había llamado. Este escándalo se uniría al que se acababa de publicar de las fotos en Ankara. Su abuela sin dudas se decepcionaría de él, sin que pudiera hacer algo para impedirlo.Ese día Yagiz Ozdemir se prometió no acercarse a otra mujer sin conocer sus verdaderas intenciones. No se expondría a estar otra vez en la palestra pública, no se atrevería a entregarse en una relación para que le rompieran el corazón, por mujeres de moral distraída que solo iban tras su dinero."HAZ LO QUE TENGAS QUE HACER". Serem había caminado todo el día tratando de encontrar un empleo, pero resultaba ser otro día perdido. La salud del señor Keskin no hacía otra cosa que empeorar, la familia cada vez sufría más peripecias para pagar las cuentas, entre ellas la renta de la vivienda en la que vivían que ya tenía varios meses de atraso. Serem era la más preocupada con la situación, ella era la mayor de las hijas del matrimonio Keskin, y siempre había sido la más consciente. Había abandonado sus estudios, con tal de ahorrar y que la educación de su hermana menor fuera mucho mejor que la suya. Las facturas de la farmacia, con las medicinas destinadas a su padre cada vez eran más altas. La situación en lugar de mejorar empeoraba. Nadie le daba una oportunidad y le daba un empleo por básico que pareciera. A pesar de ella tener toda la disposición no tenía la experiencia, ni tenía la preparación académica necesaria para que alguien la contratara. La joven comenzaba a desesp
“INICIO DE UN ENGAÑO ” Serem camino con paso apurado acercándose a la fila de muchachas que esperaban por audicionar. Era rídiculo, pero sabía que esa Agencia de Modelos en específico aceptaba a muchachas como ella sin ninguna experiencia en el mundo de las pasarelas y el espectáculo. Cuando vio el anuncio supo que quizás había alguna esperanza, su madre le había gritado la noche anterior que explotara su belleza y a ella no se le ocurría un método mejor de acerlo que audicionar. Si no resultaba ya podría decirle a su progenitora, que se equivocaba, y que nadie pagaría una sola Lira por ella . La fila era interminable, pero lo que más le sorprendió fue que uno de sus vecinos que tenía fama de delincuente y desadaptado fuera quien estuviera tomando los datos de las muchachas. Ese hombre le ponía los pelos de punta. Tan pronto ella dejó de ser una niña pequeña, y comenzó a verse como una señorita, cada vez que se topaba con él le decía puras groserías de carácter lascivo. Serem se a
“ATAQUE AL CORAZÓN” Serem salió de aquel improvisado estudio fotográfico con la cara bañada en rubor, nunca en su corta vida e inexperta vida había sido expuesta a tanta vergüenza. Su padre le había inculcando principios y una moral intachable. Podía se pobre, pero sabía que una mujer joven debía cuidar su cuerpo, y respetarse más que a nada. Se vistió tan a prisa como le permitieron sus manos, mientras que los dos hombres no dejaban de mirarle el culo y no es que tuviera ella ojos en la espalda, no. Es que sentía los ojos de esos individuos pegados en su trasero como moscas. Se dijo que ella no servía para esa profesión, que era mejor limpiar retretes públicos que volver a desnudarse ante extraños. Todo había pasado tan rápido que no le dio tiempo a reaccionar, pero sabía que eso no era lo que quería para ella. Cuando vino a darse cuenta aquella mujer le quitaba las ropas tan a prisa que no reacciono, se nubló momentáneamente, y cuando vino a darse cuenta y estaba en ropa interior
“UN DESCONOCIDO ATROZ” Aquella propuesta la había denigrado más que si la hibieran golpeado con un gancho de izquierda de un campeón de los pesos pesados. Con las mejillas encendidas por la humillación que sentí, al ver que aquel hombre la miraba con un lascivo apetito sexual, sencillamente empujó a aquel energúmeno con todas sus fuerzas, todas las fuerzas que sacó del rechazo que sentía… que por supuesto no eran pocas. —¡Prefiero vivir bajo un puente!— escupio con odio—. ¡Prefiero verme con mi padre enfermo y sin un techo sobre nuestras cabezas, que peromotir que un hombre use mi cuerpo a cambio de unas monedas! ¡No estoy en venta!¡Nunca lo estaré!— siseó ofendida dejando claro que nunca aceptaría una propuesta de aquel tipo, así que no perdiera su tiempo en volverlo a hacer. —¡Entonces dejarán mi casa… o pagarán mi dinero mañana!— respondió aquel hombre mirándola con odio.— Te haces la digna, pero tú fun será mancillada… tú vida estará llena de dolor… y verás más vergas en tu vida
“UN DINERO MALDITO” Serem no logró pegar un ojo esa noche. Su madre prácticamente tampoco se lo permitió. Porque por irónico que pareciera paso el resto de la noche colocándole bolsas de hielo en aquel moretón que ella misma le había hecho al golpearla. Pero ahora todo había cambiado, Serem, su Serem había conseguido un empleo en el que le pagarían por adelantado, y eso era justo lo que necesitaban para aguantar otro largo periodo y sacar la salud del enfermo señor Keskin . No importaba lo que se sacrificara en el proceso, la salud del señor Keskin estaba pendiendo de un hilo, y Serem solo era el medio para conseguir un fin. Esta vez a la chica no lloro en su cama durante la madrugada, sino que templaba del miedo y la impresión de volver a sentirse humillada, y ultrajada. Más no tenía escapatoria. Para asegurarse que Serem llegaría a la cita para firmar el contrato de aquel empleo, su madre iría con ella, y la arreglaría, maquillaría y peinaría como debía ser, para lograr impresio
“SEXTO SENTIDO”El día indicado por fin llegó, y lo que Serem pensaba que sería un mal recuerdo se había convertido en su realidad, aterrada y absolutamente arrepentida de haber asistido en primer lugar a aquella audición, y de que si madre se hubiera enterado de que le ofrecían un generoso adelanto para asegurarse de que el anzuelo de aquel contrato fuera más atractivo.Su madre la acompañó en un taxi a llegar, junto a otra doce chicas que como ella, también habían sido seleccionadas y estaban todas formando una pequeña aglomeración frente al local que fungía como agencia improvisada.—¿¡Todas tienen su pasaporte!?— preguntó uno de aquellos hombres y las chicas respondieron al unísono. Serem abrazó su pequeño bolso, allí tenía su identificación y su pasaporte.Una mini van apareció para llevarlas al areopuerto de la pequeña ciudad y Serem se despidió de su madre, que fue tan fría, como si en lugar de su hija marcharse, se estuviera quitando un peso de encima.—Recuerda que tu padre es
CAPÍTULO 8 "!SEREM A LAS TRES!" Serem Keskin podía ser una muchacha ingenua, ignorante, campesina pero nunca sería una mujer débil. Sé secó sus lágrimas incluso antes de que salieran con las mangas de su camisa, y miró como las bajaban de aquella camioneta como si fueran vacas. Cuando su turno llego bajó sin chistar, tendría que encontrar la manera de escapar de allí, pero obviamente no tenia una idea de cómo lo haría. —¡Abajo perras! —gritó uno de los hombres que jamás habían visto y las chicas se apuraron a riesgo de caer una sobre otras en el piso cubierto por una capa fina de hielo. El invierno había comenzado y la ciudad de Estambul era particularmente fría en esa época del año—¡El jefe las espera¡ Serem prefirió bajar tranquila y tratando de pasar desapercibida, si llamaba demasiado la atención se ensañarían con ella y nunca jamás podría escapar de aquel sitio. Que no se fijaran en ella era la diferencia entre vivir o morir, o al menos eso creía… porque se dejaría morir antes
“¿! QUIÉN DA MÁS!? Vestida como un payaso, bajo su propia percepción, Serem fue obligada a dejar aquel camerino en que la señora a cargo le había propinado uno que otro golpe en las costillas para lograr desnudarla, bañarla y vestirla con un atuendo con el que Serem nunca había soñado. No iba vestida como una puta, o como una vulgar prostituta. Llevaba un vestido plateado que era como salido de un cuento de princesa, y esa ironía del destino la hizo entristecerse aun más. Llevaba unas zapatillas que parecían de cristal. Jamás en su vida tendría algo así, y ahora que había llegado el peor momento de su vida la vestían como una diosa solo para subastarla como esclava para un excéntrico adinerado que la someterá de todos los modos posibles. La sacaron y con cuidado de ni arruinar su peinado le acomodaron una bolsa de tela negra en la cabeza. La montaron en un coche, y la llevaron al lugar en donde se llevaría a cabo la subasta. El trayecto fue demasiado largo. Al punto de que a Serem