Máximo Spencer siente hambre, su mirada es aún más oscura, incluso su piel se eriza cosa que nunca le había causado una mujer. Verla ahí, solo para él, con esa lencería que deja mucho que ver, sentada en el orillo de la cama, su rostro sonrojado quizás por la vergüenza, eso, eso le hizo babear de ganas.Sus pasos son firmes hacia Julieta, que no se atreve a mirarlo por ahora, y que se le va a salir el corazón de lo acelerado que lo tiene. Lo único que puede ver son sus pies, ya que él está descalzo, y así que cierra los ojos y traga grueso, le es sumamente difícil estar en esta posición y vestida así, los malos recuerdos quieren venir ya que eso le causo pánico, pero se quiere calmar, quiere dominar ese mal.Su temor se hace mayor, porque él no le dice nada, absolutamente nada, solo la mira y es que literal, no puede dejar de mirarla, ella tiene unos grandes pechos y aquel coqueto lunar como si fuera arte en el pecho derecho de ella le llama más la atención, son grandes como a él l
Julieta, espera la agresión, el sentir ese dolor y ardor, pero lo que hace Máximo es apuñalar la cama con toda furia y observa cómo el pecho de ella sube y baja del temor.Necesita tomarse un trago, necesita liberar su furia de otra manera. Se coloca de pie sin dejarla de mirar. —¡Que sea la última vez Winner, que te atrevas a hacerme algo, ¿Es que aun no sabes quién soy?— le pregunta, pero le es imposible controlarse, toda su sangre hierve como un volcán, así que la agarra del brazo y la hace colocarse de pie a la fuerza —¡No! ¡Déjame!— le suplica aún con sus ojos cerrados —te lo ganaste— la agarra con más fuerza, y luego con su mano libre, agarra la sábana y le cubre el cuerpo. Lo cual es algo tonto por parte de él, literalmente no le molesta mostrar el cuerpo de las mujeres que se folla, pero inconscientemente hizo esa acción.—¿Qué haces?— pregunta al abrir los ojos para poder caminar bien y no tropezar —¡Verás de lo que soy capaz!—¡Me vas a matar!— Julieta empieza a patalear
—¡No es tu asunto! Vete, largo de mi presencia— Máximo ha perdido la cordura Aquiles se marcha rápidamente, pero antes de irse a hacer la investigación, pasa a la habitación de Julieta y abre la puerta. Ella aún está bajo la regadera.—señorita Winner— la menciona y ella escucha la voz del hombre—¡Quiero estar sola!— respondió con amargura en su corazón —quiero ayudarla, salga del baño— le pide amablemente y Julieta se coloca de pie muy furiosa, luego agarra la toalla y se cubre el cuerpo —¿Ayudarme? La única forma en que me ayudes, es sacándome de aquí— dijo al estar frente a él Aquiles la observa de pies a cabeza, claro, una mirada fugaz para no incomodar, y se percata del cuerpazo de la chica, lo cual no le agrada. —No puedo. Además, no puedes estar bajo el agua todo el tiempo, te vas a enfermar. Voy a casa de tu padre —¿Qué? ¿Acaso que, te mando hacer ese loco desquiciado?— Julieta se preocupa —¿Vas a lastimar a mi padre por lo que le hice a tu jefe?—baja la voz. Mi jefe n
—lo que necesitas es un castigo— la agarra de la manos para tenerla sometida —no necesito nada— responde y Máximo con su mano libre la nalguea para luego, hacerla abrir de piernas teniendo un buen acceso, por lo que ella lo puede sentir, así que cierra los ojos —¡El que manda soy yo!— roza su miembro con el trasero de Julieta, haciéndola sentir una extraña sensación, por tal motivo intenta levantarse, pero no puede, él está ejerciendo fuerza —¡Jamás podrás librarte de mí!— dijo con firmeza y ella siente ira porque se cree dueño de todo lo que se le dé la gana —no quiero que me toques, me da asco que lo hagas— Julieta pasa saliva y luego sus labios toman una posición entre abiertos, al sentir como la mano del despiadado hombre, recorre sus nalgas con determinación y aprieta Máximo es demasiado sucio en la cama, su nivel de placer y experiencia no tiene límite, sabe que hacer y no con una mujer para volverla loca, y si meterle miedo no funciona, entonces se va por lo que es todo
—señor...— Aquiles mira a su jefe con preocupación, mientras que Julieta siente que se le va a salir el alma—¡Te hice una pregunta!— grita Máximo empuñando sus manos —yo... Puedo explicarlo— Aquiles duda en que responder —porque yo estaba gritando y llorando desesperadamente. El señor Aquiles solo ingresó para ayudarme, eso es todo— miente Julieta —¡Que sea la última vez que estés aquí, Aquiles— lo señala —vete— señala a la salida y Aquiles obedece, pero con cierto disgusto que ni demuestra Al quedar Spencer a solas con Winner, la mira con fulminante. —¿¡Quién te dió permiso de irte!?—nadie— responde con seriedad, pero si tiene miedo, no quiere ocasionar problemas a Aquiles, ya que él ha sido amable con ella —te pido que no castigues a Aquiles— dijo sin tantos rodeos, aunque juega con sus dedos —¿Te gusta? ¿Te gusta Aquiles?— le pregunta alzando su voz, sin darse cuenta de su gran error, uno que jamás había demostrado, debilidad por celos —al menos... Es más amable que tú— le
—¡Carajo!— exclamó y buscó rápidamente su móvil en el bolsillo de su pantalón. Al tenerlo en su mano, llama a Aquiles, el cual contesta de inmediato porque de igual forma estaba cerca y escuchó los gritos de Julieta—señor—¡Alquiles quiero que me traigas ya mismo al doctor Lorenzo!— ordena con firmeza —¿Le sucede algo, jefe?—¡Haz lo que te digo!— cuelga la llamada, para fijarse en Julieta —¡Respira, te va a dar algo!— se acerca y la carga entre sus brazos —ayuda...— súplica en tono de voz débil —¡Soy una maldita, bestia!— dijo mentalmente y la ingresa a la bañera, para luego abrir la llave —noo...— ella tiembla, cierra y abre los ojos —¡Hey... Ya cálmate!— la agarra del rostro —¡Mírame!— suaviza su voz —lo lamento— es sincero, le preocupa el estado en que ella está, cuando es algo estúpido porque él solo se preocupa por su familia —señor por favor... No me toque— vuelve a delirar —Julieta... Calma, ya pasó— da leves golpecitos en la mejilla de ella, pero la chica no reacciona
Aquel beso empieza a aumentar las ganas del DESALMADO, pero le agarra el rostro y la aparta. —¿Quieres ser más astuta que yo?— pregunta y luego mira esos labios rosaditos de Julieta con ganas de más, pero no, él está aprendiendo a conocerla y se percata de que Julieta es astuta y engañosa —¿No quieres?— pregunta y ella posa sus manos en el pecho desnudo de Máximo—Tiene las manos frías. Te hice una pregunta y me la vas a responder, porque no voy a volver a caer en tu juego Julieta. Y sientes nervios, los sientes porque quieres tener sexo conmigo para convermcerme, pero tú crisis emocional te juega sucio ¿Quién?—¿De qué hablas?— Julieta palidece —¿Quién intentó hacerte daño?— la mira con firmeza y ella intenta zafarse de su agarre, pero no puede —estas mal, y suéltame por favor, me estás lastimando —¡No! Te hice una maldita pregunta Winner. No acepto que vengas a jugar tus cartas conmigo. Eres tan terca que no entiendes a quién tienes frente a ti. ¿Quién quería hacerte daño? Juli
La hizo suya hasta el cansancio, la dejó sin aliento, tanto, que Julieta quedó profundamente dormida. Mientras que Máximo la observa detenidamente, su rostro, su cabello, su fino cuello, sus pechos, cintura, lo que ahora es de él y esas piernas que provocan.—eres solo mía— musitó. A pesar de que la formó varias veces, quería más de ella, por lo menos le soportó el ritmo para ser una primeriza. —¿Qué mierdas estoy pensando?— coloca sus manos sobre su cabeza, jalando un poco su cabello por la frustración —¡Solo sexo, no lo olvides!— murmura y sale de la habitación Se siente confundido en este momento, pero todo se esfuma al pasar por el pasillo que conecta con la sala de estar y ver a Aquiles recostado en la pared, leyendo el periódico.—¡Aquiles!— lo menciona y este se posiciona firme como un soldado —señor— le habla con respeto —¡Me dices ya mismo! ¿Qué hacías en la habitación de Julieta! Porque no les creo ni mierda ¿O es que ahora te quieres relacionar con lo que es mío?—no se