¡Ayúdame!

—lo lamento— Aquiles también se coloca de pie

—¡Le diré a la policía!— empieza a caminar, pero Aquiles la agarra de la mano

—pierdes tu tiempo. El jefe tiene gran poder, nadie ha podido con él.

—¡Elyas no lo merecían! Era un buen hombre— empieza a llorar

—eso es lo que te espera al lado de mi jefe, sufrimiento

—¡No puede ser, es mi culpa que Elyas haya muerto!

—no lo es. No tengas miedo, a mi lado puedes estar más segura. Si vas a tu casa te va a encontrar, quiero ayudarte a que seas libre, la vida ha sido muy injusta contigo— le suelta la mano

—Es cierto ¡Muy injusta! No entiendo porque Dios se ha olvidado de mi

—míralo por el lado bueno, me envió a mi para ayudarte, ¿Quieres vivir una vida normal?— le pregunta y Julieta asienta con la cabeza —entonces ven conmigo, tengo una casa lejana, tendrás todo lo que necesitas y así no tienes que preocuparte por nada. Yo regresaré a mis labores

—gracias Aquiles— lo abraza y él sonríe a sus adentros

—debemos irnos, el jefe tiene mucha i
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