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VIVIR EN UNA CIUDAD A CASI TRES HORAS DE LA CAPITAL ERA UNA EXCUSA PARA EVITAR EL ACOSO DE LA PRENSA, SÍ, PERO TAMBIÉN TENÍA OTROS BENEFICIOS. Conducir por esos caminos rodeados de fincas y bosque nativo le dio a Rita una sensación de libertad como si pudiera tomar el horizonte de asfalto como confidente. Nunca había sido una gran fuerza impulsora en los viajes, un papel que siempre ocupó su exmarido y nunca cuestionado. Ciertas situaciones en la vida parecen surgir solo para enseñar lecciones a las personas.

Rita aprendió a afrontar grandes distancias y, al son de una lista de reproducción cuidadosamente seleccionada, se dejó navegar por las rutas. El volante la hizo olvidar sus miedos y el viento en su cabello fue un abrazo siempre esperado por quienes necesitan consuelo y comprensión. Sus psicólogos iban desde Cicero hasta Sarah Brightman, con visitas periódicas a Mi

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