DanteTan pronto como cerré el trato con Ilyasov, me largué de ahí.Ese lugar está lleno de inquietantes vibraciones. Ver a mi extraño hermano después de diez años de completo silencio no ayudó. Demasiados malditos esqueletos en el armario, supongo.O tal vez solo estoy jodidamente exhausto. No he dormido en Dios sabe cuánto tiempo.Para cuando regreso a mi automóvil, el sol del amanecer ya comienza a asomarse sobre el lago Michigan. Podría ir a buscar un hotel. O podría acurrucarme dentro del automóvil de Amira en una desierta calle lateral y cerrar los ojos durante unas horas.La última opción es la fácil, pero también la más peligrosa. Me deja expuesto. Vulnerable.No tengo ninguna razón para creer que me están siguiendo, nadie me ha apuntado con un arma en las últimas horas, lo que es un refrescante cambio de ritmo luego de los últimos días. Pero prefiero tener una puerta sólida con un cerrojo entre el mundo exterior y yo cuando quede inconsciente.Un hotel será, entonces.Es
AMIRAEN LA CELDACuando me despierto, mis senos palpitan y están llenos. Me los palmo y gimo de dolor.Mientras lo hago, con el pecho aún expuesto, la puerta de mi habitación se abre de repente. Un guardia está de pie en la puerta, ocupando la mayor parte del marco con sus anchos hombros.Se ríe cuando me ve. “Escuché que la leche es mejor directamente de la teta. ¿Te importaría que la probara?”.“Eso es jodidamente repugnante”. Me bajo la camiseta para cubrirme.El hombre vuelve a reírse, complacido consigo mismo. “¿Qué quieres?” gruño “¿Dónde está mi bebé?”.“Ya no tienes un bebé” exclama. Ahora le pertenece a otra persona. Igual que tú.Frunzo el ceño. “¿Qué significa eso?”.Aparentemente, no me corresponde entenderlo. El hombre no dice nada más mientras me levanta por el codo y me arrastra fuera de la habitación.Por un breve segundo, me siento aliviada de estar fuera de la pequeña habitación. Cada vez estaba más convencida de que moriría allí.Entonces me doy cuenta de que estam
DANTESEIS SEMANAS DESPUÉS, EN EL PARQUE BURNHAM DE CHICAGO, AL ATARDECERSeis semanas.Seis. Malditas. Semanas.No debería seguir en Chicago. Debería estar de vuelta en la ciudad de Nueva York golpeando a Zotov Stepanov hasta convertirlo en una maldita papilla.Pero nada ha ido de acuerdo al plan.Durante seis largas semanas, he recorrido esta ciudad como un fantasma. He arrinconado y derrotado a todos los malditos mafiosos de bajo nivel que pude encontrar. Buscando pistas. Buscando respuestas. Buscando una manera de llegar al hombre que se supone debo matar.Y todo ha sido por nada.Aparentemente, El Carnicero es malditamente inalcanzable.El hombre que se supone debo matar cambia de casa de seguridad mensualmente. Nunca pasa por el mismo lugar dos noches seguidas. Cambia los guardaespaldas sin descanso, una nueva serie cada semana. Su seguridad es hermética. No he conseguido ni ver al bastardo.Todo lo que tengo es una bala con su nombre y ningún lugar donde dispararla.Es la
Y sobre todo, por las mujeres.A cualquiera que pase por aquí le parecería que todas las esclavas de Kreshnik se mueven libremente por la casa. No estamos encadenadas. No estamos siendo azotadas. Nuestras cadenas y látigos son invisibles.Bueno, los míos lo son… por ahora.Ese no es exactamente el caso de las mujeres que atienden personalmente las necesidades íntimas de Taras. Esas cadenas son muy reales. Simplemente se mantienen ocultas hasta que cae la noche.Durante seis semanas, todas las noches, al ponerse el sol, llamaron a la puerta. Rose siempre contestó. Y cada noche, de pie al otro lado estaba Taras.Algunas noches, lleva traje, los dedos llenos de brillantes joyas y su mirada altiva.Otras noches, lleva una camiseta manchada de sangre y va borracho como una cuba.De cualquier manera, el resultado final es el mismo.Rose va con él en silencio. Durante una hora, la casa tiembla con sus dolorosos gemidos y súplicas de misericordia. Luego regresa, maltratada y exhausta, y se d
Rose me da un último abrazo y besa mi sien antes de salir. Espero por Dios que consiga regresar.***DANTEEN EL PARQUE BURNHAM DE CHICAGOLas palabras de Gennady resuenan en mi oído.La encontramos.Encontramos a Amira.No puedo creerlo. Seis semanas de absolutamente nada. Y ahora mis dos objetivos caen en mi regazo como putos regalos de Navidad. Voy a matar a El Carnicero. Voy a rescatar a Amira. Voy a salvar mí…“…pero tienes que ir ahora mismo, Dante”.Vuelvo a la realidad. “¿Ahora mismo? ¿Me estás tomando el pelo?”.“El hombre sonaba muy aterrado. Dijo que ella se había mezclado con algunas personas realmente malas. Me dio un nombre y un bar donde estos tipos estarán esta noche. Tienes que irte ahora mismo si quieres recuperarla”.Gruño de frustración y aprieto el teléfono desechable con tanta fuerza que creo que podría romperlo.Mi otro objetivo está desapareciendo en la distancia. Pero Amira está por ahí en alguna parte. Ella y mi hijo, sin nadiemás en este mundo a quien le im
Algo cruje. Los ojos de Taras se abren de par en par. Cae de rodillas, su mano ahueca su entrepierna y lanza un grito de dolor impío y animal.Echó el cerrojo a la puerta cuando entramos, pero los guardias de fuera deben tener la llave porque la abren de golpe en un segundo y me arrastran hacia la puerta y fuera de la habitación mientras Taras Kreshnik, mi dueño, me maldice entre jadeos.“¡Maldita perra inútil! ¡Estúpida puta! ¡Tú lo vas a pagar…!”Puedo escucharlo maldecir durante todo el trayecto por el comedor, hasta el pasillo y de vuelta a mi habitación.Los guardias me tiran por la puerta y me desplomo en el suelo.Rose espera a que se vayan para saltar y agarrarme del brazo, poniéndome de pie. “¿Qué ha pasado? ¿Por qué has vuelto tan pronto?” mientras pasa sus manos por mis brazos como si buscara moretones.“Estoy bien. No me hizo daño” digo, agarrando la delgada manta de mi cama y envolviéndola alrededor de mis hombros intentando detener el temblor. “Sin embargo, no puedo d
No puedo permitirme perder esta ventaja, por muy pequeña que sea. Pero tampoco puedo permitir que un bar lleno de albaneses conectados con la mafia descubra quién soy.Solo necesito esconderme de su vista por unos minutos. Dejar que el calor se apague. Entonces puedo volver y encontrar una víctima diferente.El baño está al final de un largo pasillo que gira a la derecha detrás de la cocina. Entro y respiro. Dejo correr el agua fría del grifo y me salpico un poco en la cara.“Aclara tus malditas ideas” le gruño a mi reflejo.El hombre en el espejo que me mira está ceñudo. Turbado. Mis mejillas están demacradas, mis ojos más profundos yoscuros que nunca. Pero el fuego que arde en el fondo de ellos... nunca me ha abandonado. Nunca lo hará.Orino y me lavo las manos. Me enderezo. Me preparo para volver a salir.Uno de los otros hombres en el grupo parecía que podría ser un hablador. Un mierdecilla delgado y de aspecto andrajoso. Si tan solo pudiera encontrar una forma de aislarlo...
Y ahora que sé dónde está Amira, no puedo dejar que me capturen. Tengo que escapar y salvarla.Incluso si eso significa dejar ir a Taras. Por ahora.Taras está empezando a recuperar la razón. No espero a que eso suceda. Salgo por la puerta y cruzo el pasillo a toda velocidad. No me detengo cuando entro en la zona del bar principal y choco con alguien, tirando las bebidas al suelo.Algunos hombres resoplan. Algunas mujeres gritan.Sigo adelante. Llego a la acera. Bajo la cabeza, planto mis pies con firmeza y corro con todas mis fuerzas.Tengo dos objetivos en mi cabeza.El primero: encontrar a Amira y a mi hijo.El segundo: hacer que todos los que los tocaron deseen no haber nacido nunca.****AMIRAHABITACIÓN DE Amira Y ROSEAcaricio en silencio el largo cabello rojo de Rose. El collar en su cuello refleja la tenue luz. Un corazón a la mitad, simple y sin adornos.Una vez le pregunté sobre ese collar. “Un regalo” me explicó con sencillez. “Me lo regaló mi madre cuando nació mi hija.