Se encoge de hombros y me mira. Sus ojos son oscuros y la lámpara que hay detrás de él le dibuja una silueta. Parece una sombra viviente frente a mí. Tengo el impulso de accionar el interruptor de la luz para echarlo a un lado.“Peores cosas han unido a la gente”.Mi tono se vuelve más frío incluso mientras el miedo comienza a crecer en mi estómago. “No nos están ‘juntando’ Erik. Brigitte dijo que podía esconderme aquí, pero si no puedo, entonces...”.“Oh, si puedes” dice rápidamente. “Claro que puedes” dice agitando las manos como para calmarme, aunque su sonrisa solo sirve para ponerme más nerviosa. “Pero nada es gratis en la vida. Tú lo sabes”.No dice lo que quiere explícitamente. Pero no es difícil descifrar lo que quiere decir. Especialmente cuando sus ojos siguen tragándome de esa manera.Toda la situación se vuelve aún más extraña por el hecho de que tengo dos días de haber dado a luz. Todavía parezco embarazada de seis meses y estoy usando ropa de gran tamaño. No estoy
Sus ojos son tan calculadores como siempre. Lo ven todo. No se pierden nada.El resto de él, sin embargo, ha cambiado. Está cubierto de tatuajes que asoman por debajo del cuello y los puños de su blanca y almidonada camisa de vestir. Incluso su cara está tatuada.Si mamá pudiera verlo, lloraría. Menos mal que está muerta.“Debo decir que me sorprendió escuchar tu voz” comenta él. “Casi no lo creía. Después de todo este tiempo, ¿qué podría querer Dante Romanoff de su patético hermano mayor?”.“Tus palabras, Ilyasov. No las mías”.Mueve el dedo en señal de negación y con el ceño fruncido. “No, no, esas son tus palabras. El hermano mayor puede perdonar, pero nunca olvida”.“Han pasado diez años”.“Diez años de silencio. Diez años de distanciamiento.¿Cómo se puede resolver algo sin comunicación, hermanito?”.No estoy seguro de qué dirección está tomando él aquí. Ambos sabemos muy bien lo que pasó hace diez años. Del porqué las cosas quedaron como quedaron
“Entonces, ¿qué necesitas, Ilyasov?”.“Un favor” dice con un encogimiento casual de hombros. “Solo necesito que me hagas un mandado. Ocúpate de algo de lo que llevo tiempo queriendo ocuparme”.Cualquier otro podría dejarse engañar por el tono de mi hermano. Pero, con o sin diez años de distanciamiento, yo conozco el brillo en sus ojos.Aprieto la mandíbula. “¿A quién quieres que mate?”.Su sonrisa se convierte en una sonrisa completa. “Por eso te admiro, Dante. Siempre vas directo al grano. Nada de jodidas evasivas”.“Ojalá tú hicieras lo mismo”.Se acabó el momento de las sutilezas. Las fichas de negociación están sobre la mesa. Es hora de negociar.La mirada de Ilyasov se agudiza. “Solo es un hombre que me ha estado molestando. No te aburriré con los detalles. Si aceptas, te daré la información que necesitas saber”.“Necesito saber qué hizo”.Mi hermano mueve el dedo. “No, sobrat, ahí es donde te equivocas. No necesitas saber lo que hizo. Sólo tienes que hacer lo que yo te diga. Si
“Porque tu pasado te alcanza, Amira”.“¿Esto es por Jorik?” sacudo la cabeza confundida. “¿Estás trabajando para él?”.“Estoy trabajando con él, perra estúpida” dice Brigitte, colocando su mano protectoramente sobre la cabeza de Lukas.Quiero romperle los dedos por tocar a mi bebé. Pero me obligo a quedarme quieta.Por ahora.“Yo lo vi primero ¿sabes?” recuerda de repente. “Antes que tú. Lo conocí en el bar y me gustó, pero se sintió atraído por ti. Por tu…” ella hace un gesto con su mano, trazando la mitad de una forma de reloj de arena en el aire. “Él aprendió su lección y vino a mí después de que lo traicionaste”.Mi mente no puede entender lo que dice mi mejor amiga.¿Yo traicioné a Jorik? Eso no es lo que ella dijo noche tras noche cuando me senté en su sofá, borracha de vino y miedo, contando los horrores del monstruo del que había escapado. Horrores que había enterrado, con la esperanza de olvidar.Le conté a Brigitte que Jorik volvía a casa, drogado y enfadado. De cómo me abof
DanteTan pronto como cerré el trato con Ilyasov, me largué de ahí.Ese lugar está lleno de inquietantes vibraciones. Ver a mi extraño hermano después de diez años de completo silencio no ayudó. Demasiados malditos esqueletos en el armario, supongo.O tal vez solo estoy jodidamente exhausto. No he dormido en Dios sabe cuánto tiempo.Para cuando regreso a mi automóvil, el sol del amanecer ya comienza a asomarse sobre el lago Michigan. Podría ir a buscar un hotel. O podría acurrucarme dentro del automóvil de Amira en una desierta calle lateral y cerrar los ojos durante unas horas.La última opción es la fácil, pero también la más peligrosa. Me deja expuesto. Vulnerable.No tengo ninguna razón para creer que me están siguiendo, nadie me ha apuntado con un arma en las últimas horas, lo que es un refrescante cambio de ritmo luego de los últimos días. Pero prefiero tener una puerta sólida con un cerrojo entre el mundo exterior y yo cuando quede inconsciente.Un hotel será, entonces.Es
AMIRAEN LA CELDACuando me despierto, mis senos palpitan y están llenos. Me los palmo y gimo de dolor.Mientras lo hago, con el pecho aún expuesto, la puerta de mi habitación se abre de repente. Un guardia está de pie en la puerta, ocupando la mayor parte del marco con sus anchos hombros.Se ríe cuando me ve. “Escuché que la leche es mejor directamente de la teta. ¿Te importaría que la probara?”.“Eso es jodidamente repugnante”. Me bajo la camiseta para cubrirme.El hombre vuelve a reírse, complacido consigo mismo. “¿Qué quieres?” gruño “¿Dónde está mi bebé?”.“Ya no tienes un bebé” exclama. Ahora le pertenece a otra persona. Igual que tú.Frunzo el ceño. “¿Qué significa eso?”.Aparentemente, no me corresponde entenderlo. El hombre no dice nada más mientras me levanta por el codo y me arrastra fuera de la habitación.Por un breve segundo, me siento aliviada de estar fuera de la pequeña habitación. Cada vez estaba más convencida de que moriría allí.Entonces me doy cuenta de que estam
DANTESEIS SEMANAS DESPUÉS, EN EL PARQUE BURNHAM DE CHICAGO, AL ATARDECERSeis semanas.Seis. Malditas. Semanas.No debería seguir en Chicago. Debería estar de vuelta en la ciudad de Nueva York golpeando a Zotov Stepanov hasta convertirlo en una maldita papilla.Pero nada ha ido de acuerdo al plan.Durante seis largas semanas, he recorrido esta ciudad como un fantasma. He arrinconado y derrotado a todos los malditos mafiosos de bajo nivel que pude encontrar. Buscando pistas. Buscando respuestas. Buscando una manera de llegar al hombre que se supone debo matar.Y todo ha sido por nada.Aparentemente, El Carnicero es malditamente inalcanzable.El hombre que se supone debo matar cambia de casa de seguridad mensualmente. Nunca pasa por el mismo lugar dos noches seguidas. Cambia los guardaespaldas sin descanso, una nueva serie cada semana. Su seguridad es hermética. No he conseguido ni ver al bastardo.Todo lo que tengo es una bala con su nombre y ningún lugar donde dispararla.Es la
Y sobre todo, por las mujeres.A cualquiera que pase por aquí le parecería que todas las esclavas de Kreshnik se mueven libremente por la casa. No estamos encadenadas. No estamos siendo azotadas. Nuestras cadenas y látigos son invisibles.Bueno, los míos lo son… por ahora.Ese no es exactamente el caso de las mujeres que atienden personalmente las necesidades íntimas de Taras. Esas cadenas son muy reales. Simplemente se mantienen ocultas hasta que cae la noche.Durante seis semanas, todas las noches, al ponerse el sol, llamaron a la puerta. Rose siempre contestó. Y cada noche, de pie al otro lado estaba Taras.Algunas noches, lleva traje, los dedos llenos de brillantes joyas y su mirada altiva.Otras noches, lleva una camiseta manchada de sangre y va borracho como una cuba.De cualquier manera, el resultado final es el mismo.Rose va con él en silencio. Durante una hora, la casa tiembla con sus dolorosos gemidos y súplicas de misericordia. Luego regresa, maltratada y exhausta, y se d