CAPÍTULO 40STEVEN—Sarah, búscame dos asientos en el primer vuelo a Fiumicino —exclamo mientras paso por delante del escritorio donde mi secretaria está trabajando en el ordenador.—Steve, tienes varias citas estos días...—Aplázalas todas hasta la semana que viene, debo irme cuanto antes y Alan vendrá conmigo —le ordeno, no quiero que siga recordándome mis compromisos.Quiero a Sarah como a una hermana, pero desde esta mañana mis prioridades han cambiado, Alan me ha inculcado la semilla de la duda y hasta que no esté seguro de que Olivia mintió, el trabajo pasará inevitablemente a un segundo plano.Estoy ansioso por llegar pronto a Italia, Robert me lleva un día de ventaja y no quiero que se vea a Olivia.Alan me aseguró que se pondrá en contacto con María para informarle de nuestra llegada e intentará hacerla nuestra cómplice para que actúe como intermediaria con Olivia.Soy consciente de que la he ofendido y humillado y tendré que esforzarme por encontrar su perdón pero, en su est
STEVENEntro en el hospital seguido por mi amigo y pido que me indiquen cómo llegar al área de ginecología.María me acaba de mandar un mensaje, Olivia está a punto de hacerse la ecografía y no quiero perderme el primer encuentro con el que podría ser mi hijo.Fuera de la consulta del médico oigo un sonido rítmico y cadencioso, como el tamborileo de un tambor, y acerco la oreja a la puerta para escuchar, fascinado y emocionado, el pequeño corazón del bebé que late con rapidez.Nadie me da permiso para entrar, pero lo tomo, no me perdería este momento por nada del mundo, y entro con decisión sin llamar.El médico que realiza el examen levanta la vista, sorprendido.—¿Quién es usted? —pregunta, molesto, lo sé por su tono y su ceño fruncido.Miro sus manos sobre el cuerpo de Olivia, no la tocan, solo la rozan, pero me sigue molestando.Es un hombre guapo y esto podría ser un problema porque mi posesividad hacia esta mujer, me doy cuenta ahora, no ha disminuido en absoluto.—Soy el papá d
STEVEN Volvemos a Roma, son las diecinueve y el conserje del hotel nos informa de que mi madre y Julia aún no han regresado.Subimos a la enorme suite que Sarah, por recomendación mía, ha reservado para toda la semana; ocupa el último piso del edificio y tiene una terraza panorámica con una vista espectacular sobre la Ciudad Eterna.Nos sentamos en las sillas de mimbre del exterior, disfrutando del aperitivo que nos ha proporcionado el bar del hotel.—¿Insistirás con Olivia o te rendirás?—Oye... ya me conoces, no me he rendido en mi vida ¿y se supone que tengo que capitular delante del pequeño? —Me río de mi propia broma y Alan viene detrás de mí.—Sin embargo, hoy te ha dado un dos por uno —insiste.De repente me pongo serio.—Hoy ha sido un día especialmente emotivo... volver a verle después de un mes de... sufrimiento —admito y dejo salir un largo suspiro— ...me desestabilizó, si luego añades las imágenes de mi... el bebé, tendrás que estar de acuerdo conmigo, en que no lo hice t
STEVEN Estoy desayunando en el salón de la suite cuando se me une Alan.—Buenos días, jefe, ¿cuál es el programa del día? —me da una palmadita en el hombro y se sienta a mi lado.Llena el plato de huevos y bacón y se sirve un zumo de naranja.—Todas estas calorías a primera hora de la mañana, ¡son veneno para las arterias coronarias! —Debe darse cuenta de que ya no estamos en la veintena con el metabolismo funcionando a mil.—Piensa en tus coronarias, estás estresado y el estrés es peor que las calorías —responde con la boca llena.—Tenemos que revisar los costes Alan, son demasiado elevados y corremos el riesgo de salirnos del presupuesto. —Mi madre hace un mes se negó a vender la propiedad y seguimos adelante con el proyecto del resort y ahora tengo que darle las gracias porque con la excusa de seguir la obra, tendré la oportunidad de venir a Italia más a menudo y seguir de cerca el embarazo de Olivia, solo que ella aún no lo sabe.—Buenos días, querido. —Angela se coloca detrás de
STEVEN—Ah... ¿ahora es tu hijo? —grita mientras corre a abrir la puerta del baño, encerrándose dentro.—¿Olivia estás bien?—Sí... he tenido una emergencia —continúa hablando en voz alta.—Mira que te oigo... estoy detrás de la puerta —le digo sonriendo.—De acuerdo, pero no escuches...Espero a que salga del baño y la invito a sentarse, me gustaría abrazarla y hacerle saber lo mucho que la he echado de menos, pero sé que aún es prematuro.—Olivia, escúchame —vuelvo a sentarme en el sillón, mirándola fijamente—. Te pido perdón... por todo, fui un idiota al no creerte de inmediato, pero pensé...—Que había otorgado mis gracias a media ciudad... gracias por juzgarme tan... alegre —noto una expresión de pesar en su rostro.—¿Y quién te hizo cambiar de opinión?—He hablado con Robert —confieso con un suspiro, consciente de lo irrelevante que puede ser mi justificación.—¿Has hablado con Robert para descartar a priori la posibilidad de que este niño sea suyo? Me complace saber que mi pala
STEVENEspero a que Olivia entre en casa de sus padres y arranco el coche, pongo la dirección en el navegador donde tengo que ir y salgo.Me siento más ligero que en días, he dado un pequeño paso adelante con ella, he vuelto a perforar la coraza que había construido para protegerse de mí.Incluso conseguí besarla y hacerle aceptar el hecho de que no la dejaré sola para criar a nuestro hijo, quiero estar cerca de ella, asistir a todas las revisiones y ecografías a las que se someterá a costa de volar a Italia una vez al mes.Tengo unas ganas locas de gritar al mundo entero que voy a ser padre, que un pequeño Parker está a punto de entrar en la vida y que estoy locamente enamorado de su mami, mi princesa.Hace un rato, cuando probé sus labios, de nuevo, después de más de un mes, sentí que tocaba el cielo con el dedo. He sentido que ella también lo quería, pero es tan terca que nunca lo admitirá.Llego a la obra para hablar a Alan.—¿Te has acordado de mí? —pregunta irónicamente mientras
STEVEN Inmediatamente después de la discusión con mi madre, sentí la necesidad de desahogarme en un gimnasio, la carga de adrenalina acumulada durante este largo y agotador día. Afortunadamente el conserje me informó que el hotel tiene uno bien equipado en el sótano.Invité a Alan a acompañarme y aceptó sin hacer demasiadas preguntas, me conoce, cuando esté dispuesto a hablar, lo haré voluntariamente.Tras una hora de carrera en la cinta y una sesión de pesas, me siento mejor, más relajado y me encuentro con Alan en la ducha.—¿Estás bien? —me pregunta mientras me enjabono.—Yo diría que... mejor. El enfrentamiento con Angela fue muy duro —admito con amargura.—Me imaginaba...Nos ponemos una toalla y la atamos a la altura de la cintura de camino a las taquillas donde recogemos nuestro cambio.—¿Fueron capaces de encontrar un terreno común?—El punto a respetar es solo uno: Olivia. Le dejé claro que tiene que aceptarla a ella y a mi hijo, de lo contrario la alejaré de mí para siempre
STEVEN Estoy esperando al señor Castello fuera del bar donde nos conocimos.Me llamó hace un rato para informarme de su inminente llegada.Estoy con Alan, pero es como si estuviera solo.Mil pensamientos se agolpan en mi mente, uno más siniestro que otro. Imagino escenarios inquietantes relacionados con mis dos amores e intento devolver la llamada a Olivia por décima vez y por décima vez no contesta.¿Qué te ha pasado?Le sugerí a Alan que llamáramos a los hospitales, a la policía, a cualquiera que pudiera ayudar, él me desaconsejó diciendo que es demasiado pronto para alertar a la policía, pero tengo un mal presentimiento, tengo un temblor que empieza dentro de mi cuerpo y se extiende hacia afuera a través de escalofríos que no tienen nada que ver con la temperatura.Un hombre se acerca cautelosamente, mirando a su alrededor desconcertado, me acerco.—Señor Castello...Me mira. El parecido con Olivia es sorprendente. Incluso tiene el cabello rizado y castaño.—Señor Parker...—Solo