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Capitulo 8: Mi sueño de niña.

-Si, definitivamente eres una loba solitaria-

Me giro impresionada. Estaba tan concentrada viendo el baile ridículo que hacían aquellos dos que no noté cuándo Nathaniel se dirigió a dónde me encontraba.

-Que no lo soy-. rodeé los ojos. -Solo, me fui de dónde estaban por darles su momento, obvio que no conozco mucho a Lucía cómo para preguntarle que le sucedía-.

-Lo sé. ¿Por qué no la intentas conocer?- gira su cara levemente hacia un lado, cómo un gato curioso... Algo que pude darme cuenta sobre la personalidad de Nathaniel, es que es algo impulsivo, dice las cosas sin pensar.

-Eh, no lo sé-. Admito.

-Deberías- dice mientras acomoda las agujetas de sus convers.

-Hoy creo que he conocido una pequeña pero significante parte de su historia- Admito buscándole su mirada, la cual no tardó en encontrar.

-¿Les contó sobre eso?- sus cejas pobladas se encontraban fruncidas, creo que le extrañó. Sabía a lo que se refería con "eso"

-Ella no tenía pensado decirnos, supongo, pero entró a la habitación el hermano de Dakota y de ahí surgieron las palabras que nos soltó-.

-Ryan-. Rueda los ojos para luego pasar sus manos por su desordenado cabello intentándolo peinar

-Si. Él le ayudó según nos dijo, y ahí cortó el tema-. Le digo tomando una pausa para continuar hablando. -Ese día, el primer día de Lucía en la prepa, tuve un presentimiento hacía ella-.

Cuándo admití aquello, Nathan me hizo un ademan para que prosiguiera.

-Un presentimiento de que necesitaba ayuda. Una sensación extraña, impotencia también... No lo sé-. Jugué con mis manos sobre mis piernas.

Me sentí rara contándole eso a alguien, a lo mejor no entenderá y quedaré como una imprudente o que se yo.

-¿Cómo si quisieras hacer algo para poder ayudarla, pero sin saber cómo? sintiéndote inútil por eso-. Dice él, con una risa irónica entre sus labios, mientras miraba la roca que estaba enfrente de ambos.

-¡Exacto! Eso- inclino mi cabeza hacia atrás para ver el cielo, el cuál se encontraba estrellado esa noche.

-No sé de qué manera quisieras ayudar a alguien tú. Pero, mi niño interior muere por ayudar a los demás a través de la música, porque aunque parezca loco, las melodías, la música, una letra, puede hacerte sentir mejor. De esa forma logré hacer que Lucía olvidará el dolor o la inquietud por un rato, ella ama la música por ello-. Suelta de pronto, al escucharlo decir eso, giro mi cabeza hacía él curiosa

-¿Por qué tu niño interior?-

-Mi yo, justo ahora, siempre piensa más en lo negativo que en lo positivo. Para hacer algo, para salir a probar cosas nuevas siempre piensa en el "Quizás no debería"- Me explica y puedo notar un brillo peculiar en sus ojos. -Pero cuándo somos niños, siempre pensamos en las miles de posibilidades que cualquier cosa que se nos ocurra, será simplemente genial. Cuándo somos niños, siempre buscamos soluciones o la vuelta al asunto y en nuestra mente, siempre todo se puede -. Pude notar una sonrisa genuina en su rostro, era contagiosa.

-Genial, genial-. le digo sonriendo. Subo mis piernas hacía la roca mientras las abrazo sobre mi pecho para hablar cómodamente -Pues, mi sueño de niña, es poder ayudar a los demás a través de charlas sobre circunstancias negativas que puede que yo o alguien cercano esté atravesando, y así poder hacerles sentir que es temporal, que todo pasa, y que todo estará bien-. Le confieso con una sonrisa nostálgica. - Pero mi yo adolescente, dice que no sirvo para aquello, que quizás pueda recibir más odio que receptividad, y que debería pensar en otra cosa-.

Nathaniel sonreía, me veía cómo si fuera descubierto una nueva criatura, y sólo era yo, no comprendí esa mirada.

-Sabía que eres un mar de ideas, y que eres interesante-. Me señala una y otra vez. -Tú piensas en el poder ayudar a muchas personas, a través de palabras que quizás sean fuertes, cosas que la gente a callado. ¿Y dudas de hacerlo o no?- me sacude de los hombros ligeramente para luego soltarme y reír.

-Avani, eres increíble, sólo con ver ese pensamiento que tienes en mente, puedo  asegurarme de eso. En el tiempo correcto te darás cuenta que si puedes lograr aquello, y que tu yo del presente estaba totalmente errado-. Da un aplauso y se levanta.

Estaba desconcertada, ese chico me hizo hablar más de la cuenta, porque no pensé cuándo le admití ese sueño, ni yo hablaba conmigo misma sobre ello. Evité el tema mucho tiempo, por miedo a equivocarme.

Nathaniel me extendió su mano para levantarme, así que la tomé y nos encontrabamos de pie.

-Toma mi meñique-. me lo muestra, pero yo me le quedo mirando mal.

-No te haré ninguna promesa Nathaniel-. Le digo.

-Créeme que esa promesa no es para mi. Vamos, deja el miedo, hazlo-. levanta una ceja retandome, y lo hago.

Ambos estábamos con nuestros meñiques cruzados.

-Prometo, lograr algún día mi sueño de niño-. Noto que él cierra sus ojos al decir eso.

Era una promesa para él mismo...

-Te toca decir las mismas palabras- me guiña un ojo, animándome.

Cierro mis ojos y lo repito.

-Prometo, lograr algún día mi sueño de niña-. Abro mis ojos y él está sonriendo.

-Listo, ahora ya sabes, tienes una promesa por cumplir, y es contigo misma, no puedes romperla-.

Asiento en respuesta, nos soltamos las manos y nos quedamos enfrente del otro.

Nathaniel era muy diferente a mí, mientras que yo pensaba tanto en soltar las palabras, él lo hacía sin preocupación.

Él tenía muchas cosas en su cabeza ordenadas, hasta dónde sabía, al menos le tenía nombre a ese presentimiento de querer hacer algo y no saber cómo. Él no lo sabía, pero yo lo estaba analizando.

Caí en cuenta de que él aún es un completo desconocido y le había soltado algo que nunca había salido de mi mente. Para mí, ahí le había dado un pequeño voto de confianza, cosa que para él podría ser una estupidez; para mí no lo es.

-No puedes decirle a nadie lo que te conté. Y-yo no le he contado a nadie sobre eso...- Le admito nerviosa.

-Tu sueño secreto está a salvo, tranquila-. Me dice. Así que decido cambiar de tema.

-Oye, ya aquellos dos llevan tiempo besándose y besándose, Lucía y Lucas están con sus celulares, todos concentrados en cada cosa, pero ¿qué hora es?- Le pregunto con los ojos bien abiertos, sabía que era tarde.

-Ehh déjame ver- Saca su móvil de su bolsillo y dice tranquilamente. -3:30am-.

-Qué?! Tenemos que irnos ya, debemos levantarnos temprano por las clases-. Le exclamé con cara de fastidio.

Caminamos a dónde estaban Lucas y Lucía, quienes tenían una cara de sueño nada normal.

-¿Ya por fin nos iremos?- Dice un Lucas cansado.

-Muero de sueño Nathan- Lucía se levanta de la silla adormilada.

-Tenemos que irnos, es muy tarde. Dile tú a Patrick que ya es hora de dejar a las chicas en casa de Dakota-. Le dice Nathaniel a Lucas, el cuál se levantó y fue hacia Patrick.

[...]

Luego de recoger todo, ya nos encaminabamos a dónde estaba el auto.

Fue difícil entrar todos, ya que él auto de Lucas era mucho más pequeño que el de Nathaniel, el cuál Patrick se había llevado temprano cuándo lo dejó a él en ese lugar, según nos contó.

Lucas conducía y Nathaniel estaba de copiloto, en la parte de atrás nos la arreglamos para acomodarnos, Lucía iba sentada en mis piernas, en medio Dakota y en el otro extremo Patrick

-¿Sabían que esa cabaña la construimos nosotros?- Nos pregunta Lucas mientras conduce.

-Es una cabaña mal construida, obvio que se darían cuenta tonto- le dice Nathaniel.

Las tres reímos, porque era cierto, lo primero que noté fue aquella cabaña bastante diferente a otras que he visto.

-Pero si la hicimos con amorrr- dice Patrick con un puchero

-Lo sabemos, lo sabemos- Dakota le acaricia la cara.

-Apresurense, quiero dormir- dice Lucía, quién se estaba durmiendo sobre el espaldar del asiendo de Lucas, sentada sobre mí.

-Lucia pesa muchísimo, chicos- Les digo en un tono dramático.

-Calma, ya entramos a la calle. Chicas, tienen que salir rápido, los gemelos las podrían pillar llegando tan tarde, ya he oído de ellos y no quiero morir tan joven- Dice Lucas.

-Pfff- Dijo Nathaniel y puso mala cara.

-Ryan podría ser, Dylan quién sabe si está en casa-. Dakota suspira fuertemente.

Llegamos a la casa, salimos rápidamente del auto y corrimos a un lado de la ventana, justo dónde me había caído.

-¿Cómo haremos para entrar?- pregunto mirando la ventana del cuarto de Dakota que estaba tan alta.

Busquemos entre los arbustos, siempre hay una escalera tirada por éstos lados.

Volteo rápidamente y veo una escalera blanca a lo lejos.

-Allá está, ¡vamos!-

La pusimos contra la ventana y subimos una por una.

-¿Por qué ésta escalera no estaba temprano cuándo teníamos que bajar?- pregunto una vez dentro del cuarto.

-Se me había olvidado- Sonríe Dakota con ambas manos levantadas.

-Fueras tonta-. Le pego en la frente.

-Auuch, cállate avatar- me pega un puño débil en el brazo

-Me cambiaré, en serio tengo mucho sueño-. Lucía interrumpe nuestra madura pelea.

-Igual yo- Anuncio bostezando

-Muchas emociones por hoy chicas-. Dice Dakota acomodando su enorme cama.

Y así, una vez cambiadas, nos acostamos en la cama arropadas hasta el cuello.

-Faltemos a la primera clase, para descansar al menos un rato más- Dice Dakota con los ojos cerrados.

-Mmjuu- Le respondo, ya cayendo en los brazos de Morfeo.

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