CAPÍTULO 150. ¡Ya viene el bebé!Sobra decir que cualquier lugar con Scott era especial para Alejandra, pero no negaba el hecho de que algunos en aquella ciudad los habían marcado especialmente a los dos; así que la muchacha no se asombró cuando Scott detuvo el auto frente a la verja de su antigua casa.Se bajaron y él dudó por un instante, pero si Alejandra no lo había perdonado a aquellas alturas estaba muy jodido, así que se armó de valor y le ofreció su mano. Alejandra la tomó sin dudarlo y juntos atravesaron la puerta de la casa.—Ale, sé que quizás venir aquí te traiga malos recuerdos...—Prefiero quedarme con los buenos —le dijo ella tranquilizándolo.—Yo también —murmuró Scott—. Por eso quiero que regresemos a un sitio muy especial.Ale ya imaginaba cuál era, pero lo siguió en silencio mientras entraban al cuarto de juegos. Lo vio deslizar el panel de la pared y se abrió la pequeña puerta a la escalera. Alejandra se apoyó en él mientras las luces se encendían lentamente y baja
EPÍLOGOHoward, su esposa y su hijo bajaron corriendo de aquel avión privado y una camioneta de lujo los llevó directamente a un hospital. El médico llegó como un loco cambiándose de ropa, lavándose las manos, escuchando las protestas asustadas de Scott, y cuando por fin entró a la salita de parto volvió a salir dos segundos después, golpeando a Scott en la nuca.—¡Ni siquiera ha tenido una contracción todavía, solo rompió aguas! —gritó y su esposa Amanda rompió en carcajadas al ver el puchero nervioso del papá.—¡Pues igual me asusté! —exclamó Scott.—Van a pasar horas antes de que por fin nazca el bebé —dijo la esposa de Howard—. Así que con permiso, yo voy a saludar a la mamá y a reírme un poco de ustedes.Amanda entró a conocer a Alejandra y las dos se llevaron bien de inmediato. Luego Sebastian aprovechó para llevarlos a ella y a su hijo Dylan a la casa para que se quedaran con el abuelo y con Mar mientras Alejandra daba a luz. Por suerte los niños también congeniaron, se llevaban
UNA GUARDAESPALDAS PARA EL MILLONARIOLiam Grissom es millonario, sexy y playboy: un tsunami de hombre que solo deja humedad y caos a su paso, pero no tiene ni idea de que los viejos enemigos de su padre le han puesto precio a su cabeza. Cuando su fiesta de cumpleaños lo lleve a "pecar" con la chica menos apropiada, se verá envuelto en una red de mentiras que incluyen una boda, una guardaespaldas encubierta y un amor lleno de peligros y amenazas. ¿Qué pasará cuando descubra los verdaderos secretos de su esposa? ¿Qué pasará cuando el amor sea opacado por la mentira? ¿Serán capaces de perdonarse o comenzará una guerra de odio y de amor?UGPEM. CAPÍTULO 1.CAPÍTULO 1. CondenadaMax estaba de pie en la sala del juzgado del tribunal militar, mientras el comité de ética leía cada uno de sus cargos:Insubordinación.Sedición.Deserción.Asalto a un oficial superior.Frente a ella estaba el General Morrison, encabezando el tribunal, y tras ella estaba el Coronel Alcott, con su élite de solda
UGPEM. CAPÍTULO 2. Una mala decisiónLiam Grissom cumplía treinta y dos años, y para quienes lo conocían, era el hombre más extremista del mundo, porque por un lado se pasaba catorce horas diarias trabajando sin descanso, pero cuando salía de la oficina, se sumergía en la fiesta y los antros con la misma intensidad.No había asistente que le aguantara el ritmo... ni mujer tampoco, porque Liam no tenía el ojo puesto en las relaciones, solo en el sexo de una noche, casual, extra casual, tanto que ni el nombre de las chicas se preocupaba por preguntar.—¡Esto sí que es una fiesta! —gritó Alexis, su mejor amigo.Liam había preparado una fiesta de cumpleaños espectacular en uno de los hoteles de la familia. Una fiesta de disfraces, para que las chicas pudieran soltarse el pelo y portarse mal sin preocuparse de manchar sus finas reputaciones.El alcohol estaba corriendo y quizás algo más fuerte también, mientras los regalos se acumulaban en uno de los salones.—Vine a traer el mío —dijo una
UGPEM. CAPÍTULO 3. Una solución… peligrosa—¿¡Monja!? ¿¡Eres monjaaaaaaaaaaa!? —gritó y ella se encogió de hombros con una expresión de ¡ups! que lo dejó tieso.—¿Crisis de fe? —murmuró como si eso fuera una disculpa y desde ese momento en adelante el mundo se convirtió en un lugar muy oscuro para Liam Grissom.Al parecer, uno de los empleados de la limpieza había visto a Liam y a la mujer vestida de monja entrar en la habitación, y supo que sería buena historia para los medios. Los periodistas publicaron las fotos y fue causa de escándalo mayúsculo.Liam quería creer que no era nada más que una tempestad en un vaso de agua. Lo importante era que él y aquella chica habían vivido una noche inolvidable juntos, y eso era algo que nadie podría quitarles...Pero la realidad era muy diferente.—Las acciones de la empresa están bajando mucho —murmuró su padre cuatro días después—. Desde el día de tu cumpleaños están cayendo en picada, a este ritmo no sobreviviremos dos meses.Liam se mesó lo
CAPÍTULO 4. Una excelente actuación—¡¿Perdón...?! ¿Está diciendo... ¡casarme con ella!?—Sí —dijo una mujer que llevaba un bloc de notas en la mano—. Si usted se casa con ella, podemos darle un giro a todo esto y quizás incluso podamos salir ganando.—¡No puedes estar hablando en serio! —espetó Liam—. ¿Casarme?—¡Deja de hacerte el tonto! Sí, casarte con ella —sentenció su padre—. Arréglalo, Liam. O nuestra empresa no será la única cosa que estará en juego.—¿Y si me niego?—Entonces —dijo la mujer del bloc de notas—, en unos meses tendremos que declarar la empresa en quiebra.Liam dio un paso atrás, como si la mujer le hubiera dado un puñetazo en el estómago. Era su empresa, su trabajo, lo único que sabía hacer. Y en ese momento era todo lo que tenía.—Pero... pero... ¿y si accedo? —preguntó finalmente—. ¿Qué pasará?—Básicamente —dijo la mujer sonriendo de oreja a oreja—, usted se casará con la hermana Maxine... la señorita Maxine, y cuando ella esté lista para presentarse al mundo,
CAPÍTULO 5. Un gravísimo errorUna semana antes.Max estaba sentada en la cama de su celda, con los codos apoyados en las rodillas y pensando por milésima vez en todo lo que había pasado. Llevaba seis meses en la cárcel, ninguno de los pocos compañeros que le quedaban del ejército había ido a verla, así que se sorprendió cuando le anunciaron aquella visita.—Teniente Jhonson. ¿Me regala un minuto? —preguntó el General Morrison y ella solo elevó los ojos para verlo a él y al hombre que lo acompañaba.—Gracias a usted, tiempo es lo que me sobra —replicó ella acercándose a la reja.—Me alegro, porque vengo a proponerle un trato.—No estoy de humor para tratos, gracias —respondió Max mientras volvía a sentarse en la cama.—Mire, Teniente, lo siento mucho por todo lo que ha pasado...—¿Ah, sí? ¿Y qué parte exactamente le duele? ¿El hecho de condenarme sabiendo que era inocente, o el de que es posible que Alcott masacre unos cuantos equipos más por su incompetencia?Morrison suspiró y se sen
CAPÍTULO 6. Una profesionalMax intentó darse la vuelta, pero el hombre presionaba con fuerza la pistola contra su nuca.—Camina —dijo con voz ronca y ella se levantó el vestido y echó a andar.El tipo la empujó hasta un coche oscuro que estaba aparcado en la calle el fondo y abrió la puerta trasera para empujarla dentro. Pero ni siquiera pudo hacer el intento, porque en ese mismo instante el tacón de Max se clavó con fuerza en la puntera de su zapato y la mujer giró bruscamente, rompiéndole la muñeca de un solo movimiento y haciéndolo caer pesadamente contra el suelo en el siguiente.Max tomó la pistola que hasta ese momento había estado en las manos del tipo y se la puso en la sien.—¡No dispares! —gritó el hombre que había intentado secuestrarla.—¿Tú quién coño eres y qué quieres conmigo? —gruñó ella accionando el martillo de la pistola para que viera que hablaba en serio. Si de algo no tenía miedo Maxine Jhonson en su vida era de disparar.—Yo... yo pensé... pensé que eras la monj