PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 48. El ejército KellerUna semana, dos, tres, cuatro… Un mes, dos meses, tres meses…El tiempo simplemente pasaba volando desde que Gigi había empezado en la escuela de repostería, y cada día parecía que la vida le sonreía un poco más. La emoción inicial por su nueva aven
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 49. RabiaNiko no podía apartar los ojos de Gigi mientras se dirigían al restaurante para celebrar su premio.Ni siquiera podía describir lo mucho que le había costado no comerse el postre tal como ella se lo había ofrecido y mientras conducía, tenía que reconocer que se
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 50. Una sombra del pasadoGigi respiró hondo antes de hablar, tratando de contener la frustración en su voz. Estaba de pie en el salón de la casa de su madre, su corazón latía con fuerza después de la escena que Renard había armado en la calle. Aún podía sentir el peso de
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 51. Una familia mal elegidaNiko estaba sentado detrás de su escritorio, con los codos apoyados en la superficie de madera, mirando a Chantal con una mezcla de frialdad y frustración. Habían pasado tantos años, tantos recuerdos enterrados bajo capas de silencio y distanci
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 52. Una pesadillaNiko se encontraba de pie junto a la ventana, con la mirada fija en la ciudad que se extendía ante él. Apenas unos minutos habían pasado desde que Chantal había salido de su oficina, y ya sentía la urgencia de actuar. La sensación de estar perdiendo el c
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 53: Una posibilidadEl silencio en aquel reservado del restaurante La Fontaine era insoportable, como si el tiempo se hubiera congelado en el instante en que Chantal había soltado aquella bomba. Niko y Gigi se miraban, ambos incapaces de procesar lo que acababan de escuch
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 54. ¿Qué quieres?La noche había caído, y Gigi seguía vagando por aquel parque, completamente perdida en sus pensamientos. El aire fresco la envolvía, pero no era suficiente para calmar el torbellino de emociones que sentía en el pecho. Su mente no dejaba de repetir todo
PEQUEÑA AMADA MÍA. CAPÍTULO 55. DesesperaciónEl aire frío de la noche golpeaba el rostro de Gigi mientras caminaba con pasos rápidos y desesperados. Había huido del parque y de las palabras venenosas de su madre, pero su mente seguía atrapada en ese torbellino. Chantal no era solo una mentirosa man