ROJO PASIÓN. CAPÍTULO 24. Lo conocido y lo… inesperado Había un punto cercano entre la desesperación y la culpa que no dejaba a Mauro pegar los ojos. Ni siquiera sabía cuándo había sido la última vez que había dormido, pero sí estaba seguro de que la última vez que había descansado, había sido solo
ROJO PASIÓN. CAPÍTULO 25. Revelaciones dolorosas Nada, ni siquiera el mismísimo Superman en persona bajando épicamente del cielo delante de él habría hecho tanto efecto en Mauro. “June”. Solo en ese momento el recuerdo le devolvió como un golpe el nombre de la madre de Ainara. —June Jáuregui —mur
ROJO PASIÓN. CAPÍTULO 26. Mi corazón es tuyo —El hombre al que le dijiste que sí. Las palabras de Mauro pusieron una sonrisa sarcástica en el rostro de Ainara, y él lo entendió en un solo segundo. —Jamás tuviste intenciones de casarte con él —murmuró sabiendo que el carácter de la mujer había cam
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 27. Una sospecha Mauro quería que la tierra se abriera a sus pies, que el infierno se lo tragara, porque cada una de aquellas palabras de Ainara tenían el poder para arrancarle el corazón. Ella no confiaba en nadie ya, y eso incluía que tampoco confiara en él. —Escucha… espe
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 28. Un recuerdo aterrador Ainara sintió que el corazón le bombeaba en el pecho de una forma que ya no podía controlar. Ni siquiera hizo el escándalo por que Mauro la hubiera estado siguiendo desde que había salido de su departamento: era un idiota traidor, pero eso solo se re
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 29. Una familia No podía temblar. Tenía a su hija en los brazos así que Ainara sabía que no podía temblar, y aun así aquel sexto sentido la hizo agazaparse mientras todos sus instintos se disparaban, anunciándole que quienes pasaban corriendo por el costado de la tienda… esa
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 30. Enemigos ocultos La vio llevarse las dos manos a la cabeza y negar con desesperación. Era hermosa, incluso tan angustiada como estaba era la mujer más hermosa que Mauro había conocido en su vida y nada podía cambiar eso, como nada podía cambiar el hecho de que estaba enam
ROJO PROMESA. CAPÍTULO 31. Ojalá Era ya de madrugada, la temperatura estaba bajando afuera y Mauro sabía que Ainara estaba angustiada. Ni siquiera habían podido traer sus maletas, porque habías salido corriendo en el auto de Mauro, así que fue por algunas cosas en una de las habitaciones y regresó