PELEAR POR TI. CAPÍTULO 6. Una propuesta inesperada No eran mariposas, eran las águilas que se las comían lo que Adriana sentía en el estómago. Se levantó de su silla y caminó con suavidad hasta aquel organizador que la había atendido antes, mientras pasaba una hora hasta que el resto de las peleas
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 7. Una loca diferente Kyle ya sabía exactamente lo que le esperaba: lo mismo que pasaba cada vez que se subía las perneras del pantalón y le mostraba alguien que aquellas eran prótesis extremadamente realistas, pero no eran sus piernas, porque esas las había perdido en un ac
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 8. Un hombre sin vergüenza —¡ADRIAAAAAAAAANAAAAAAAAAAAA! Aquel grito retumbó en la casa a la misma vez que Adriana se quitaba un tacón y lo blandía con un gesto de amenaza frente a la puerta de Kyle, y un hombre mayor que parecía muy serio levantó las manos a la altura de l
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 9. "Vale todo" Pálida, rosa furiosa, rojo asesino, histérica controlada y dolor de cabeza asegurado. Todo aquello podía leerlo Kyle en la mirada de aquella mujer y aún así por dentro estaba sonriendo. —¿Me lo pones tú o me lo pongo yo? —le preguntó con una sonrisa coqueta,
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 10: ¿Qué tan enojado lo quieres y con quién? ¿Vale todo? Aquel concepto definitivamente no lo conocía, así que Aaron Orlenko le hizo una señal a Adriana para que lo siguiera de vuelta a la jaula. —Estas peleas no siguen las reglas normales de los eventos deportivos, no imp
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 11. ¡Bájalo! Las jaulas eran una locura, pero no una más grande que ver a dos peladores enfrentarse fuera de ella, sobre todo si uno de ellos era nada menos que El Holandés. Aquel hombre tenía fama de despiadado, rara vez salía alguien consciente de un enfrentamiento con él.
PELEAR POR TI. CAPÍTULO 12. Una loca familia Kyle no sabía explicarlo: aquella mujer le provocaba algo y que no tenía nada que ver con el deseo normal que se podía sentir por una mujer. Había tenido otras mujeres, unas más pegajosas que otras, pero ninguna hasta ese momento lo había exasperado tant
Ni siquiera capaz de explicar exactamente cómo se sentía, solo era como si la que hubiera recibido una patada de aquel peleador profesional en pleno pecho hubiera sido ella y no el Holandés. Los ojos de Adriana se llenaron de lágrimas en un instante, y solo por un instante miró a aquel par de pozos