Anja estaba ansiosa mientras esperaba a que Niko regresara del jardín de niños. Todas las dudas habían desaparecido ya, pero el reloj parecía avanzar lentamente y cada minuto que pasaba se sentía como una eternidad. Finalmente Milo abrió la puerta y lo puso en el suelo, y de inmediato el niño salió
—¡Wafe, mami! ¡Uuuuucho wafe! —repitió Niko y Milo no pudo evitar ponerse a aplaudir mientras Anja hacía un puchero. —¡Claro que sí, mi amor! ¡Wafles! ¡Mami te va a hacer wafles enseguida! ¡Vamos! —exclamó ella saliendo de la cama emocionado. —¿Y papi no está invitado? —fingió protestar Milo. —¡P
Anja y Milo pasaron casi toda la mañana en busca del servicio de catering perfecto para el evento. No querían que fuera algo extremadamente refinado pero tampoco tan simple. Habían visitado varias empresas, probado diferentes menús y evaluado la calidad del servicio. Algunas opciones les habían impr
—Lo hiciste por Niko —recordó. —Exacto, lo hice por él —admitió Milo y luego se pegó a ella con un movimiento suave—. Pero sabes que es cierto que no lo seré de nuevo, y eso sí es por ti. —Porque ya no eres soltero —murmuró Anja. —No, ya no. Soy un hombre cazado con z de zolo soy para ti. —Solo
—¡Anja! Milo se puso el primer par de pantalones que encontró y corrió detrás de ella, tratando de alcanzarla antes de que saliera de la casa. No tenía idea de qué diablos estaba pasando, y mucho menos por qué Alina estaba en su casa y en su cama. ¡Y ciertamente él no tenía nada que ver con eso! —
—Perdón, yo no quería dejarla entrar pero ella... Ella me dijo que era su invitada especial, y... bueno... como ya ha venido otras veces a la casa—balbuceó confundida. Milo puso los ojos en blanco y la interrumpió con un tono autoritario. —¿Cuándo? ¿Cuándo fue la última vez que vino a esta casa?
Milo se giró hacia Anja con la mirada llena de arrepentimiento y preocupación. Se acercó a ella y acarició sus hombros con nerviosismo mientras le hablaba en un tono suave. En su mirada había una mezcla de confusión y rabia de esas que son imposibles de contener. —Lo siento mucho, Anja. Te juro por
Anja lo miró sin comprender, estaba desconcertada ante todo aquello y quería preguntarle qué significaba aquello pero honestamente tenía miedo de la respuesta. —Milo... ¿de qué hablas? —De que al parecer no estoy siendo lo suficientemente explícito así que... Toma, esto es para ti. Abrió la mano