Milo se entregó a aquella liberación con un gruñido casi animal. Una tormenta de sensaciones y deseos que acumulaba su cuerpo mientras la sentía estremecerse con fuerza sobre él y gritar su nombre, gemirlo, aullarlo, suplicarlo en su camino hacia un clímax violento y perfecto. No había nadie más qu
—¿Te gusta? —preguntó Milo con la voz más tierna y menos coqueta que Anja había escuchado en su vida. —Es muy diferente que en las películas. Parece más... azul, más grande —murmuró Anja—. Es hermoso. Sentía algo que en aquel momento no quería definir, solo sabía que era hermoso y agradable. —Vam
El pequeño apenas si se tenía en pie después de la cena, por haber estado jugando y corriendo todo el día, así que se quedó dormido de inmediato. Cuando Anja terminó de acostarlo en su camina y se llevó el monitor, llegó al salón para darse cuenta de que Milo la esperaba con algo que realmente no h
Todos los que estaban en aquella reunión, comenzando por el CEO Cage, se levantaron impactados. —¿Cómo que detenida? ¡No puede hacer esto! —exclamó el CEO, mirando a Milo que se veía frío y molesto. —La señorita Lieben fue parte de la estaf@, así que debe ir a la comisaría —sentenció el detective.
—¿Quién fue el primero en hablar de la estaf@? El hombre se tragó un nudo en la garganta y apenas pudo articular una palabra. —Fue el señor Randall. Él nos convenció... —su voz se fue apagando por los nervios. El detective asintió mirando al bloc con indiferencia. —Escribe todo, redacta una conf
—Gracias, pasaremos en el transcurso de la mañana —dijo Milo antes de colgar la llamada. Anja sintió que su corazón se detenía un instante al ver su expresión preocupada. —¿Quién era? —lo interrogó. —Era de a Clínica —respondió él—. Ya están los resultados de los exámenes. Tenemos que pasar por e
—¿Qué quiero hacer yo? —preguntó Anja son comprender. —Ver si quieres quedarte aquí en Suiza, o irte o... ir a vivir a otro lugar... —en ese momento él también parecía ansioso por todas las posibilidades que tenían frente a ellos. —No te voy a alejar de Niko —le aseguró Anja. —No podrías ni aunqu
Anja estaba ansiosa mientras esperaba a que Niko regresara del jardín de niños. Todas las dudas habían desaparecido ya, pero el reloj parecía avanzar lentamente y cada minuto que pasaba se sentía como una eternidad. Finalmente Milo abrió la puerta y lo puso en el suelo, y de inmediato el niño salió