—¡Eso no es trampa! ¡Lo prometiste! Dijiste que probarías mi dulce si la película te gustaba, y como los dos sabemos que te va a gustar, creo que es hora de que cumplas con tu palabra —sentenció Anja con la mayor seriedad. Milo se estremeció un poco, aparentemente incómodo con la idea, pero no le q
Después de lo que pareció un suspiro, decidieron continuar su camino hacia el edificio de oficinas de la empresa. Pero antes el pequeño corrió hacia Milo y se abrazó a su cuello, dándole un beso en la mejilla. —Que tengas una linda mañana, hijo. Vendré por ti en unas horas. Niko todavía no entendí
Anja se apresuraba por los pasillos de la oficina hacia la sala de juntas, con la mente llena de ideas y planes para el proyecto, pero también alerta porque algo estaba a punto de pasar. Sin embargo, su prisa se vio interrumpida bruscamente cuando sintió que alguien tiraba de su brazo con fuerza, ar
—Esta noche, Hamish. Los nombres. La muchacha cerró la puerta tras ella y caminó apurada hacia la sala de juntas, sintiendo que su preocupación se disipaba poco a poco. No era que le tuviera miedo a Hamish, pero era lo suficientemente inteligente como para no olvidar lo que un hombre trastornado o
Milo la miró fijamente y ella se encogió de hombros, un poco nerviosa. No había modo de que se callara lo que había pasado porque era algo importante, y no quería poner en peligro la seguridad de ambos. —Bueno... él me dijo que creía que nosotros éramos demasiado cercanos —comenzó Anja, su voz apen
—¡Síiiiii, no pares! —dijo haciéndole una mueca sugerente a Milo para que supiera que el tipo estaba cerca. —¡No paro muñeca, no paro! ¿Te gusta? —¡Me encanta! ¡Quiero más! —gimió Anja sintiendo las manos de Milo apretar sus caderas como garras. Fingir que estaban teniendo sexo, no era lo difícil
Anja quería racionalizar todo aquello, y a ser posible olvidarlo. Pero era imposible porque cuando cerraba los ojos solo podía recordar aquella sensación de calor estallando en su sexo, las manos enormes de Milo aferradas a sus caderas, su boca mordiendo en medio de aquellos besos que... "¡Dios, me
—Eso también —admitió Anja—. Entonces esta es la estrategia perfecta para atraparlos y hacer justicia de una vez por todas. Milo reflexionó sobre las palabras de Anja. Aunque no le agradaba la idea de permitir que la e****a continuara, comprendía la lógica detrás de su propuesta. —Está bien, tiene