Milo estaba convencido de que Anja era la mamá de Niko, pero no podía simplemente entregárselo. Necesitaba tiempo para conocerla en un ambiente donde él pudiera controlar cualquier situación. La vio salir unos pocos minutos después y tras agradecer al médico se fueron a su hotel. —El resultado del
Anja podía verlo en su expresión, lo que quería saber, lo que quería preguntarle, pero no podía poner resistencia a eso porque finalmente la verdad era que ella era una mujer que había matado a un hombre, y Milo necesitaba entender por qué. Era evidente que estuviera intrigado por su historia y no
Milo arrugó el ceño. —¿Habrán tenido algo que ver con su desaparición? Ella se encogió de hombros. —No lo sé... ya no sé nada. Pero si tuviera que volver a hacerlo, lo haría todo de nuevo. Milo asintió con tristeza. —Siento mucho lo que pasaste —dijo en un tono suave—. Nadie debería tener que p
La ropa tres veces de su talla no le hacía justicia, pero Anja tenía cuerpecito de muñeca, lleno de curvitas sexys en los lugares justos. Los justos para despertarle toda clase de bajos instintos que creía tener muy controlados desde que era padre y ejemplo moral a seguir. El problema era que había
Anja sintió que todos los ojos estaban puestos en ella, pero Milo se inclinó sobre su hombro. —No te asustes, están aturdidos porque eres la primera chica que traigo aquí. Ella intentó reír, pero la verdad era que estaba muy nerviosa. Milo le cedió el asiento principal en la mesa y ella sacó la co
Milo se agachó para recibir a Niko, que corría hacia él con los bracitos abiertos, esperando siempre su avioncito para que Milo lo levantara por el aire y le hiciera dar un par de volteretas. —¡Campeón! ¿Qué haces aquí? ¡Pensé que irían al parque en la mañana! —dijo cargándolo y dándole un sonoro b
Comenzó a tomar su helado en silencio mientras observaba a Niko. Era un niño precioso y en casi todo se parecía mucho más a ella que a nadie. —¿Cuántos años tienes, cariño? —le preguntó con calidez, intentando crear cualquier tipo de conversación con él y aquel era un tema neutro. Él levantó dos d
—Vamos a suponer que soy una mujer inteligente —dijo Anja con expresión impenetrable mientras cruzaba los brazos sobre el pecho—. Háblame de esa propuesta. Hamish esbozó una sonrisa torcida. Había entrado al despacho en el último año y gracias a su talento se había convertido en el segundo dentro d