Anja lo pensó cien veces antes de salir por su puerta. ¿Tenía recelos de lo que pudiera querer aquel hombre? Muchos, pero el asunto era simple: con mucha dificultad había conseguido en el restaurante, el programa de "reinserción a la sociedad" de las prisiones austriacas era una basura, y nadie quer
Milo sentía que algo se le revolvía dentro al verla llorar, porque era demasiado evidente la desesperación y la sinceridad en aquellas lágrimas. —Escucha, no tengo todas las respuestas en mis manos, pero todos dicen que el ADN no miente, ¿verdad? —murmuró levantando su barbilla y mirándola a los oj
La acomodó en el auto y le puso el cinturón antes de llamar a Jhon. —Listo, podemos irnos. —¿Con o sin la chica? —Con la chica —respondió Milo y en cuestión de minutos Jhon alistó todo y se fue a esperarlo al aeropuerto. Él también sentía curiosidad por conocer a la muchacha, pero al menos esper
Calmarla fue más difícil de lo que Milo había esperado, después de todo, había muchos años de dolor acumulados en el corazón de aquella chica, pero cuando comenzó a faltarle el are de nuevo, Anja no tuvo más remedio que poner de su parte y calmarse. Se bajaron en el aeropuerto de Zúrich y de inmedi
Milo estaba convencido de que Anja era la mamá de Niko, pero no podía simplemente entregárselo. Necesitaba tiempo para conocerla en un ambiente donde él pudiera controlar cualquier situación. La vio salir unos pocos minutos después y tras agradecer al médico se fueron a su hotel. —El resultado del
Anja podía verlo en su expresión, lo que quería saber, lo que quería preguntarle, pero no podía poner resistencia a eso porque finalmente la verdad era que ella era una mujer que había matado a un hombre, y Milo necesitaba entender por qué. Era evidente que estuviera intrigado por su historia y no
Milo arrugó el ceño. —¿Habrán tenido algo que ver con su desaparición? Ella se encogió de hombros. —No lo sé... ya no sé nada. Pero si tuviera que volver a hacerlo, lo haría todo de nuevo. Milo asintió con tristeza. —Siento mucho lo que pasaste —dijo en un tono suave—. Nadie debería tener que p
La ropa tres veces de su talla no le hacía justicia, pero Anja tenía cuerpecito de muñeca, lleno de curvitas sexys en los lugares justos. Los justos para despertarle toda clase de bajos instintos que creía tener muy controlados desde que era padre y ejemplo moral a seguir. El problema era que había