John y Chiara habían encontrado por fin un momento de paz en medio del caos que había envuelto sus vidas en los últimos meses. Tras rescatar a su hija de las garras de aquellos monstruos, ambos estaban agotados emocional y físicamente. Estaban sentados juntos en una pequeña habitación, alejados de l
—No tienes de qué preocuparte —le dijo Billy a Jhon tres días más tarde—. Estuve monitoreando la decisión del juez. —¿Espiando? —¿No es lo que hacemos? —¡Ah, sí, perdón lo olvidé por un minuto! —se burló Jhon—. ¿Qué encontraste? —El juez está descolocado, el jefe de la policía está histérico y e
John guardó silencio sobre su reunión con el director, no quería levantar sospechas ni causar problemas innecesarios, pero no podía librarse de la seguridad de que alguien los estaba vigilando, informando de todos sus movimientos al director de la CIA. Había decidido ya que no regresaría a la agenc
Jhon estaba desesperado, su corazón latía con fuerza mientras suplicaba a Noémi que le dijera dónde estaba Chiara. Habían desaparecido del hospital sin dejar rastro y ni siquiera sus hombres, ahora relajados porque aparentemente no había enemigos acechando, habían notado cómo o a dónde se iba. —Por
Los ojos del Director de la CIA parecían a punto de salirse de sus órbitas cuando al darse cuenta de que era Jhon el que estaba esperándolo en la casa. Él había conocido cada una de sus misiones encubiertas y sabía que era un agente muy peligroso, pero no entendía por qué estaba ahí. —¿Qué estás ha
—¡Pues mátame entonces! ¡Ya no tenemos más que decirnos! ¡Mátame! —gruñó y Jhon se agachó frente a él. —No, claro que no. Jamás dije que te iba a matar, porque eso no fue lo que te prometí la última vez que hablamos —declaró y el Director se puso pálido porque Jhon le había dejado muy claro que no
Si era honesto debía reconocerlo: estaba exhausto y no era precisamente por el camino, sino por todo lo que había pasado en el último año para ellos. Habían pasado de ser una pareja dispareja y feliz, a ser pared de una bebé preciosa, y en medio había ocurrido la guerra más terrible de sus vidas. P
No tenían que ofrecérselo dos veces. Jhon estaba más que emocionado de poder volver al ruedo con su reina, la empujó hacia la habitación y antes de que ella volviera a abrir los ojos, él ya estaba más desnudo que al venir al mundo. —Tengo que reconocerlo. ¡Eres muy guapo! ¡Demasiado guapo! —rio ell