—Tienes que prometerme que me dejarás hacer lo necesario —le dijo él mientras acariciaba su piel con gestos suaves—. Lamento ponerte en una posición como esta, lo último que quería era que te vieras envuelta en la suciedad de la agencia. Chiara se sentó en la cama, acurrucándose en la manta y lo mi
Del otro lado de la línea se hizo un silencio lleno de sorpresa y de impotencia. —Exactamente. Y si yo pude encontrarlo, no creas que no podrá encontrarlo nadie más —murmuró Jhon—. Fue muy inteligente cambiarle el apellido a tu hijo para protegerlo, lo que no fue muy inteligente fue usar tu influen
Chiara se recostó en la cama y Jhon se sentó junto a ella y apretó su mano con un gesto ansioso mientras Elías colocaba el gel sobre el vientre de Chiara. El doctor Martínez comenzó a mover el transductor lentamente sobre su abdomen para encontrar al bebé. Poco a poco se fueron haciendo visibles los
De repente, solo por ese instante en que Chiara se encontraba frente a Viktor, desafiándolo con aquellos ojos determinados, sintió que la habitación era pequeña y estrecha, demasiado fría para ella. —No esperé esto de ti —murmuró él negando con tono resignado—. Desde que llegaste he procurado que t
Chiara se envaró en un instante. —¿El director de la prisión? —preguntó—. ¿Cómo tendría Víktor Hanover poder para detener la reunión del Comité de Libertad condicional? El abogado suspiró. —Pues podría dar una mala referencia de tu tiempo como reclusa, y el comité ni se molestaría en reunirse. O
—O mejor dicho, porque la quiere a ella —aclaró Jhon y Billy asintió. —Si lo piensas bien tiene mucho sentido. Se conocen desde que eran niños, pero tomaron caminos muy diferentes, ella es una empresaria millonaria y él es el director de una prisión, no se elige una profesión como esa a menos que e
El dolor comenzó a hacerse insoportable. Era una sensación profunda que parecía provenir de lo más profundo de su cuerpo y que empeoraba a cada segundo que pasaba. —¿Qué me hiciste, Víktor? —exclamó asustada, pero todo lo que recibió de respuesta fue un encogimiento de hombros. —Yo ni te he tocado
Chiara había salido a hablar con Víktor, pero él sabía lo rápido que se cansaba ya, no podía estar por ahí afuera caminando. Estaba a punto de llamar a Speedy cuando su teléfono comenzó a sonar y vio que era una llamada del muchacho. —¿Speedy? ¿Qué pasa? ¿Dónde está Chiara? —preguntó desesperado.