Chiara miró una y otra vez aquella carta. No se había atrevido a abrirla, pero tampoco quería tirarla. No sabía por qué, porque no reconocía del todo la letra como de Jhon pero algo le decía que aquel pasaje había llegado al libro escrito por su mano. Muchas cosas la mantenían inquieta en aquellos
Billy tuvo que hablarle por el intercomunicador y recordarle que no debía arriesgarse demasiado o no podría volver. Sin embargo al día siguiente, cuando Chiara abrió los ojos y se sentó en la cama, aquel olor a Jhon todavía estaba allí. Quizás fueran las hormonas del embarazo. Quizás solo fuera su
Chiara dio un respingo, sorprendida y del otro lado de las cámaras Jhon se levantó de su silla de un tirón, respirando como si se estuviera tragando la lengua. —¿Sa... salir...? —murmuró ella tratando de buscar una salida—. ¿A dónde? —A dar una vuelta —respondió Viktor y Jhon soltó el aire—. Hay j
Jhon sentía que el corazón se le saldría del pecho. Aquel simple gesto, aquel simple movimiento significaban todo para él. Corrió hacia la mesa y sacó su propia tableta y su juego de ajedrez, lo organizó a toda prisa y colocó aquel movimiento en el tablero. Ni siquiera tuvo que pensarlo mucho antes
Ella solo quería una cosa y Jhon lo sabía: salvar a su familia. Antes había pensado que no debía meterse en eso, que lo hacía por su nombre y que el dinero era más importante que su libertad. Pero le había bastado ver a Chiara en aquella jaula para entender que no, el dinero no era solo dinero, y e
John se paseaba por el patio de aquella casona, sus pasos resonaban en las galerías de piedra y estaba agotado. Había pasado los últimos dos días siendo entrevistado, golpeado y amenazado por gente leal al hombre que quería ver, pero estaba decidido a que lo pusieran frente a Franco Garibaldi, el Co
Estaba en racha. Jhon podía sentirlo en cada uno de sus dos huesos rotos. no solo porque había conseguido un trato con la Mamma y el Conte sino porque sabían que no fallarían en la palabra empeñada, así que al menos de su parte los clientes volverían al Asterion Bank. Ahora le quedaba otra batalla,
Jhon era bueno para muchas cosas, y amenazar con precisión y convencimiento era una de ellas. Quizás por eso al día siguiente Noémi se sorprendió cuando le avisaron que Malcom Sabater había regresado y quería verla. —¿Disculpe, cómo dijo? —quiso confirmar porque creyó que sus oídos la engañaban—. ¿