Danna se negó a despertar. A pesar del bullicio que venía desde el primer piso, se quedó bajo las sábanas calentitas. La luz del amanecer la rodeaba y por supuesto que ya Mauro estaba en pie de guerra jugando con su papá y desayunando. Sintió que la cama se hundía a su lado y su hijo saltó sobre el
Los chicos de Iluminación y Sonido ya tenían todo montado, pero también llegaron temprano para prepararse. Loan miró alrededor con una sonrisa enigmática. —Todo quedó muy bien, pelirroja. Hiciste un trabajo maravilloso —la elogió. —¿Te gusta? Será una pesadilla quitar toda la decoración después,
Danna se despertó antes de la salida del sol. La luz de la mañana comenzaba a brillar a través de las paredes, bañando el cuarto con su resplandor. Miró abajo y vio a Loan durmiendo en el sofá del salón en el primer piso. Lo había extrañado toda la noche, pero él había insistido en que debían mante
—Me vas a volver loco. ¿Por qué no te puedo decir que no? ¿Eh? —susurró Loan. —¿Porque soy el amor de tu vida? —¡Ah! ¡Eso es! ¡Ya sabía yo que algo era! Rieron juntos y una ducha después salieron de la casa tomados de la mano para dirigirse a la casa de los padres de Loan. Al llegar vieron a su
Cinco meses después Danna empezó a tener contracciones al amanecer. El sol apenas empezaba a asomar por el horizonte cuando Loan la sintió quejarse. —¿Amor? Amor ¿estás bien? —No... me duele, creo que ya viene la bebé —murmuró ella con un suspiro y él se levantó de inmediato. En cuestión de minu
Viudo y con un bebé de dos meses en los brazos, con su carrera en pausa y su sueño arruinado, Levi Ferguson aprendió la lección: no quiere una esposa, no quiere una novia, ni siquiera una madre para su hijo. No quiere saber de relaciones que puedan dejar su vida peor de lo que ya está. Por eso encon
Levi se quedó atónito. No podía creer lo que sentía por la mujer rubia que tenía delante. Estaba seguro de haber acabado con todo eso, de que nunca volvería a sentir algo así. Estaba seguro de que había aprendido la lección y podría mantenerse alejado de mujeres como ella. Al fin y al cabo, sólo tra
Noémi respiró profundo delante de aquella puerta. Había ido a la tienda el día anterior solo para poner en su sitio al idiota del jefe de Danna que la había llamado "señora mayor". El problema era que el idiota tenía una voz y un carácter capaz de hacer callar a todos los hombres en aquella tienda,