Zack la deseaba, eso ni siquiera intentaba ocultarlo, aunque se notaba que estaba haciendo un esfuerzo enorme para controlarse. Pasó una mano detrás de su nuca y la atrajo para besarla y dominar aquel juego. Le encantaba su boca, Le encantaba reclamarla, morderla y recorrer cada palmo de piel con la
Andrea lo sintió enredar una de sus manos en sus cabellos y gritó por el latigazo de dolor cuando su miembro la penetró con dureza. —¿Así le gusta, jefa? —ronroneó y Andrea sentía que iba a llorar si no terminaba en aquel mismo momento. —¡Por Dios, no pares! Podía sentir cada embestida dura y ho
—A ver, ven y cuéntame tranquilo —Dijo Zack mientras tiraba de Loan hacia la habitación de Andrea. Había tenido la delicadeza de rentar una suite aparte para ella y la bebé, porque después de todo estaban en una cita y él la estaba cortejando. Sin embargo Andrea le había dado una llave para emergen
—¿Qué fue lo que pasó, Selina? ¡Tienes que decirme! ¿Qué le paso a Danna? —le suplicó. —Mira... la verdad es que no sabemos. La madre de Danna la obligó a seguir con las prácticas y le aseguró al entrenador que ya tenía una fecha para solucionar eso —respondió la muchacha con nerviosismo—. Pero en
Hacer crecer aquella pequeña oficina era muy sencillo desde el momento en punto en que llevaba el nombre de Nexa Sport Representation. Muy pronto comenzaron a llenarse las oficinas, a llegar los deportistas y a conseguir contratos con las principales agencias publicitarias del país. Andrea se encar
—Llamaré a Milo para que nos traiga a Adriana —murmuró él pegándose a Andrea en la puerta de entrada y ella se estremeció con su calor. Pasó el mensaje y luego se acercó a su boca, besándola con aquella necesidad que no desaparecía. —¡Dios, un día de estos voy a hacer combustión espontánea en la p
Cinco minutos, solo cinco minutos después Zack salió de aquel edificio y Andrea sintió una rabia como hacía mucho tiempo que no sentía. Especialmente porque miró su reloj y se dio cuenta de que desde hacía algunos días Zack venía desapareciendo de la empresa más o menos por esa hora. Ella no le hab
—Señora Brand, tal como veo las cosas usted está necesitando tanta terapia como su marido —sentenció la doctora—. ¿Qué le parece si se queda hasta terminar la sesión? Andrea pasó saliva pero la doctora se veía tan respetable que no se atrevió a contradecirla. —Bueno... sí, claro... me puedo quedar