Eso era cierto. Tan cierto que a Zack se le hizo un nudo en el estómago. —¿Qué sugieres? —preguntó girándose hacia Milo. Su hermano caminó frente a la propiedad con el ceño fruncido. —Tiene verja alta, no barda; típico error de los nuevos ricos, valoran más la exhibición de lo que tienen que la p
Zack les agradeció y poco después pasaban por el edificio de oficinas de camino al departamento. Adriana enseguida se puso a jugar con Milo y Zack arrastró a Andrea a su habitación. —Déjame verte —gruñó él levantándole la barbilla. —Zack, de verdad no fue nada... —intentó zafarse Andrea pero él n
Milo iba seduciendo en la camioneta, como el mejor de los playboys, pero por suerte en menos de veinte minutos la transferencia estuvo hecha y los papeles con su firma digital estampada. —Listo, solo hay que imprimirlos y me ayudas a desaparecer después, porque te juro que esa mujer vendrá a buscar
O´Grady y Byren estaban fuera de servicio por el fin de semana, pero estaban encantados de estar ayudando a la familia de la representante de Baby Storm; así que ellos también se quedarían para imponer la fuerza de la ley si llegara a ser necesario. —Bueno, llegó la hora —dijo Zack cuando dieron la
Zack la miró dormir. A su modo agotado y nervioso era perfecta, y verla descansar entre sus brazos le daba al menos un poquito de paz en medio de aquella tormenta. Quedarse con las ganas, por otro lado, era un castigo autoimpuesto que sabía que se merecía y que en cierta forma estaba disfrutando tam
—Pues a mí se me ocurrió algo... no está de más tenerlo bien vigilado —replicó Milo y poco después se ponían de acuerdo en lo que querían hacer. Zack jugó un rato con Adriana, y en cuanto la vio super cómoda con sus hermanos se llevó a Andrea para que intentara dormir al menos por unas horas. —Ten
La patrulla se los llevó a los dos, los oficiales no tenían más remedio que atender a las dos denuncias, pero al llegar a la comisaría se aseguraron de ponerlos en celdas separadas. Los abogados no tardaron en llegar, y si Mason creía que se había sacado la lotería con su buena idea, Basil Gagnon s
Zack arrugó el ceño. —¿El juicio? —preguntó confundido. —El licenciado te lo explicará mejor, pero el abogado de Mason logró que adelantaran el juicio y pidió la custodia definitiva de Adriana. Zack maldijo con impotencia. No podía creer que aquel tipo tuviera tantas intenciones de lastimar que n