La gente podía darse un día para llorar, pero Andrea no se dio ni un minuto, no podía, porque lo único que quería era recuperar a su hija. La trabajadora social los acompañó a la residencia de Mason esa tarde y Andrea sintió ganas de vomitar al ver la mansión en la que vivía y el auto que tenía mien
—No tengo tarjetas, señora Stormhold, no soy tan importante. Y si la tuviera usted tampoco me llamaría, solo está tratando de deshacerse de mí como la persona educada que es. Pero las dos sabemos que no me llamaría, por eso le pedí cinco minutos de su tiempo. La mujer se le quedó mirando en silenci
Andrea sintió que un segundo su corazón se detenía al verlo allí. Llevaba una gabardina larga y negra, un suéter de cuello alto y el cabello tan impecable como siempre. Su expresión era cansada, como si le pesara mucho estar allí. Seguía siendo seductor, seguía siendo atractivo… y de repente fue com
Andrea suspiró y se pasó la mano por el pelo. Se sentía exhausta, perdida y un poco insensible. —Su abogado dijo que este lugar tal como está no era apropiado para criar a un niño, que no era un ambiente saludable, y el juez le dio la razón —murmuró. —¿Y qué dijo tu abogado? ¿No alegó nada sobre e
Si había un buen momento para que la tierra se abriera y se lo tragara, definitivamente para Zack Keller era aquel. No habían tenido una conversación larga, pero había palabras de Andrea que no salían de su cabeza: "Mason me quitó a mi hija porque no quise regresar con él". "¡Ni siquiera tengo un
Un auto lujoso se detuvo frente al edificio y de él salió Mason muy bien vestido y una enfermera que llevaba a la bebé en brazos. Andrea enseguida la tomó y la acunó contra su pecho. —Ben... ¿conoces a algún buen investigador privado? —preguntó de repente. —Puedo conseguir uno. ¿Por qué? —preguntó
Andrea caminó hasta la recepción apresurada. Esperaba a cualquiera de los antiguos clientes que obviamente se ponían nerviosos con el cambio de administración pero al llegar se encontró con una sorpresa inesperada. Ante ella se encontraba un hombre alto y apuesto, vestido con un abrigo azul oscuro.
Estaba a punto de tirarse de los cabellos cuando la chica de recepción entró corriendo. —Te buscan otra vez y ahora una mujer con cara de muy pocos amigos, creo que te van a pegar, ¿llamo a seguridad? —le advirtió la muchacha. Andrea se apresuró a llegar a la recepción para encontrarse cara a cara