—¿Y cómo lo quieres? La pregunta era simple pero él no podía responderla. "Voluntario, sincero, verdadero", pensó Zack pero en lugar de eso solo dio un paso atrás, dejando correr el aire entre los dos. —Yo puedo solo —le sonrió con suavidad y Andrea salió del baño, dándose cuenta cuando cerró la
La mano de Zack había mejorado mucho, porque a pesar del dolor las quemaduras eran leves, pero incluso así se aprovechó para que Andrea tuviera que consentirlo de todas las formas posibles. Era desesperante tenerla tan cerca. Zack no entendía en qué momento aquella mujer había comenzado a provocarle
Zack quería que la tierra se abriera y se lo tragara allí mismo. Cómo o por qué aquella mujer estaba allí, no lo sabía, pero estaba seguro de que no significaba nada bueno para él. Andrea vio su rostro ensombrecerse en un segundo, y un brazo de Zack le rodeó la cintura mientras él se inclinaba sobr
—¡Pero a mí sí me engañó! —espetó Giselle. —¡Escupe la dignidad antes de que te atragantes con ella! —le siseó Andrea enfrentándola—. ¡Si te engañó es porque lo habrá aprendido de ti! ¡Deja de decir que perdiste a tu bebé, no lo perdiste, lo abortaste, por eso Zack te dejó! —¡Eso es mentira! —Eso
Zack se encontraba de pie, con los puños y los dientes apretados. Su mirada era una mezcla de ira, frustración y dolor. Por un momento se quedó sin habla. Estaba furioso y herido por la forma en que Andrea había aceptado la culpa de una aventura que jamás había ocurrido. Había asumido la responsabi
Andrea sintió su respiración acelerada mientras Zack usaba aquellos dedos húmedos para aprisionar su cara. —Tu cuerpo no puede mentirme, Andrea... —siseó besándola con posesividad y un segundo después aquellas manos enormes se cerraban sobre su trasero para levantarla contra la pared—. Quieres esto
La respiración de Andrea era rápida y superficial, mientras la de Zack era pesada y ronca. —¡No te atrevas a hacerlo, Zack! —siseó ella mientras sus manos forcejeaban inútilmente con las bridas—. ¡Te lo prohíbo! —¡Tú a mí no me prohíbes nada, Pastelito! —replicó él mientras sus manos acariciaban s
—Claro que no, nena. Jamás... Zack asintió y aceleró el ritmo, deslizándose dentro de ella con una fuerza que la hacía apretar los puños. Andrea ahogó un grito cuando él soltó sus manos y fueron a dar los dos al suelo, sobre el heno suave del cobertizo. Sin decir palabra Zack la levantó por las ca