Nadie volvió a mencionar la boda esa noche. Andrea sonreía, conversaba y jugaba con su hija, pero a los señores Keller les bastaba con ver la cara de Zack para saber que nada iba bien. Finalmente la bebé empezó a llorar por su biberón y Andrea pidió permiso para retirarse. Cuando Zack entró a la ha
—Que procurará meterse mejor en su papel. —Nop, no tiene arreglo, lo jodiste todo. —¡Mamá! —exclamó él. —¿Qué quieres que te diga? —lo increpó su madre—. ¡Solo llevas tres días aquí, y ya te quedaste sin novia! ¡Es que debe ser un récord o algo! Zack respiró hondo y su madre podía sentir la dese
Andrea miraba fijamente el chocolate en su taza, como si ahí pudiera encontrar una respuesta mientras el señor Nikola esperaba a que ella hablara. ¿Por qué no quería casarse con Zack? Andrea sabía que la respuesta a esa pregunta no era fácil de explicar. Permaneció en silencio por un momento, inten
—¡Buena jugada! —susurró su madre pasando junto a él y tomando una galleta de la bandeja—. ¡Resulta que no eres tan tonto como pensaba! —¿Estás loca? ¿Crees que me quemé una mano a propósito? —susurró Zack en respuesta. —¿Ah, eso fue un accidente? Corrijo mi sentencia, eres tan tonto como pensaba,
—¿Y cómo lo quieres? La pregunta era simple pero él no podía responderla. "Voluntario, sincero, verdadero", pensó Zack pero en lugar de eso solo dio un paso atrás, dejando correr el aire entre los dos. —Yo puedo solo —le sonrió con suavidad y Andrea salió del baño, dándose cuenta cuando cerró la
La mano de Zack había mejorado mucho, porque a pesar del dolor las quemaduras eran leves, pero incluso así se aprovechó para que Andrea tuviera que consentirlo de todas las formas posibles. Era desesperante tenerla tan cerca. Zack no entendía en qué momento aquella mujer había comenzado a provocarle
Zack quería que la tierra se abriera y se lo tragara allí mismo. Cómo o por qué aquella mujer estaba allí, no lo sabía, pero estaba seguro de que no significaba nada bueno para él. Andrea vio su rostro ensombrecerse en un segundo, y un brazo de Zack le rodeó la cintura mientras él se inclinaba sobr
—¡Pero a mí sí me engañó! —espetó Giselle. —¡Escupe la dignidad antes de que te atragantes con ella! —le siseó Andrea enfrentándola—. ¡Si te engañó es porque lo habrá aprendido de ti! ¡Deja de decir que perdiste a tu bebé, no lo perdiste, lo abortaste, por eso Zack te dejó! —¡Eso es mentira! —Eso