CAPÍTULO 109: ENFRENTAMIENTO.Todos los invitados comenzaron a murmurar. Coraline estaba incrédula, Rogert sin palabras, Nicholas, en negación, no podía aceptar que tendría un hermano con la mujer que tanto despreciaba. Pero Sebastián, Sebastián iba a explotar de la ira. La sangre dentro de sus venas parecía fuego líquido quemando cada célula de su cuerpo, su único deseo era rodear el cuello de Inesa y apretar hasta que ella dejara de respirar.No obstante, y para sorpresa de todos, Isabella estaba en total calma, muy extraño, siendo ella la más agraviada. Inesa acababa de echarle en cara que iba a tener un hijo, justo cuando acababa de reconciliarse. Así que se apartó de Sebastián y caminó directamente hacia ella. Cuando se detuvo, Inesa le dio una sonrisa de victoria y llena de excesiva arrogancia.—¿No estás sorprendida? Parece que Sebastián no perdió el tiempo durante su separación, Isabella. Se consoló conmigo y bueno… —una vez más, Inesa se llevó una mano al vientre—… hubo conse
CAPÍTULO 110: HUMILLACIÓN.El corazón de Inesa latía con furia dentro de su pecho y tuvo un mal presentimiento. Por otro lado, Isabella estaba decidida a terminar con todo esa misma noche. No iba a dejar que Inesa siguiera haciendo daño a sus vidas.—¿Quieren saber la verdad? Pues bien, yo les voy a mostrar la verdad —dijo, dándose la vuelta y entrando a la casa.Mientras tanto, Inesa intentó dar su última batalla. Miró a Coraline con ojos lastimeros y sollozó.—Coraline, ¿cómo puedes… cómo puedes permitir esto? Pensé que… que tú me apoyarías. Por años dijiste que yo debería casarme con Sebastián y ¡¿ahora permites esto?!Coraline negó levemente y le entregó la bebé a la niñera.—Sí, lo admito. En un principio te consideraba la esposa ideal para mi hijo, pero también fui clara y te pedí que abandonaras la idea de ser la mujer de Sebastián, cuando Isabella llegó a su vida. Aun así, no escuchaste, Inesa, así que… no hay nada que pueda hacer por ti.Inesa apretó las manos, sus uñas clavá
CAPÍTULO 111: SOSPECHOSA DE ASESINATO.—Entonces, ¿tú no sabías nada? —preguntó Isabella, con una mezcla de incredulidad y preocupación.Lucy, mirando a su amiga con una expresión de vergüenza y sorpresa, respondió con vehemencia:—¡Por supuesto que no! Elijah nunca dijo nada, aunque sí había escuchado algo sobre Gemma y su enamoramiento por él. Pero esto me tomó por sorpresa, al igual que a ti.Isabella suspiró profundamente y negó con la cabeza.—Pues tu primo fue muy cruel con ella, le dijo cosas… tan duras… Nunca pensé que Elijah fuera así —confesó Isabella.—Yo tampoco —admitió Lucy, su tono suave, pero cargado de tristeza—. Pero… si sirve de algo, Gemma le pidió el divorcio, así que… Elijah no volverá a lastimarla.—¿Se van a divorciar? —Isabella parecía asombrada por la noticia.—Sí, antes de que volvieran a New York, pasé por el hospital, ella misma me lo dijo, y se escuchaba muy decidida.—Pues me parece bien, ninguna mujer debería aceptar que la humillen de esa manera —afirmó
CAPÍTULO 112: UNA MUJER PELIGROSA.La sala de juntas estaba sumida en un silencio sepulcral. Todos los presentes observaban al oficial con incredulidad.―¿Asesinato?―Sí, señor Philips, encontramos pruebas que vinculan a su hija con el occiso ―dijo el oficial con firmeza.Rodrik negó con la cabeza, la incredulidad pintada en su rostro.―No, debe haber un error… mi hija no sería capaz de hacer algo así.―Pues eso tendrá que demostrarlo delante de un juez. Ahora, por favor, necesitamos que nos diga su paradero. Tiene que ser llevada a la estación de policía para su declaración, ―insistió el oficial.La tensión se apoderó de Rodrik. Todo lo que estaba experimentando parecía una pesadilla, la más horrible de todas.Recordó la llamada de su hija.«Papá, voy a estar fuera de la ciudad unos días. Pero tienes que hacer algo, Sebastián está mintiendo. Lo más probable es que quiera sacarme de la empresa»Rodrik comenzaba a pensar que el repentino viaje de Inesa tenía una explicación.―Señor Phi
CAPITULO 113: YO VOY A PROTEGERLOS.Sebastián contestó al segundo tono.―Amor…―Sebastián, tienes que venir al hospital. Es urgente. Nicholas… él… alguien intentó hacerle daño ―dijo Isabella, su voz temblando con una mezcla de miedo y rabia.―¡¿Qué?! ¿De qué estás hablando? ―preguntó Sebastián, claramente alarmado.―Fue Inesa. Estoy segura de que fue ella ―respondió Isabella, casi en un susurro.Sebastián miró a Rodrik y sus ojos se volvieron furiosos.―Voy para allá, cariño. No salgas sin mí ― ordenó Sebastián antes de colgar.Una vez que lo hizo guardó su teléfono y se acercó amenazante a Rodrik, los oficiales aún estaban en la sala de juntas.―Tu hija esta vez fue demasiado lejos, Rodrik ―Sebastián lo señaló ―Y si se atreve a volver a acercarse a mi familia, entonces la mataré yo mismo.―Señor Ashford, le aconsejo que… ―habló uno de los oficiales.―No necesito que me aconseje nada ―lo interrumpió ―Más bien deberían irse y encontrar a esa loca psicópata.―Lo haremos, señor Ashford,
CAPITULO 114: NOTICIAS INESPERADAS.Nicholas jugaba en el salón de la casa cuando, con una expresión de curiosidad, preguntó:—Mami, ¿cuándo volverá papá?Isabella, tratando de ocultar la insatisfacción que sentía por dentro, sonrió forzadamente y respondió:—Hoy mismo, cielo. Papá fue a atender unos asuntos.Aunque sonreía, su corazón estaba lleno de descontento. Ella había estado de acuerdo con Louis y no quería que Sebastián viajara, pero él había hecho oídos sordos y se había ido de todas formas.Coraline, con preocupación, aprovechó el momento para preguntar:—¿Han sabido algo de Inesa?La pregunta hizo que Isabella se tensara de inmediato.—No, aún no. La policía dice que desapareció de la ciudad, así que… aún tenemos que seguir viviendo con esa loca allá afuera.En ese preciso instante, una de las empleadas se acercó con voz respetuosa:—Señora, alguien quiere verla.Isabella frunció el ceño, dudosa.—¿Quién?La empleada titubeó antes de responder:—Es… es el señor Davenport.—¿
CAPÍTULO 115: MAL PRESENTIMIENTO.Isabella caminaba de un lado al otro, visiblemente nerviosa. Mientras, su suegra trataba de tranquilizarla.Iba por el tercer té desde que recibió la noticia.—Isabella, por favor, todavía no estamos seguros de que sea Sebastián —dijo Coraline con voz suave.Isabella recordó la última vez que vio a Sebastián, su sonrisa y su promesa de volver pronto. La idea de perderlo para siempre era insoportable. Negó con la cabeza y la miró con sus ojos llenos de lágrimas.—Tú lo viste, era su helicóptero y las autoridades dijeron…Rogert, que había estado haciendo unas llamadas, colgó el teléfono y se giró hacia las mujeres. Su voz era quebrada y su rostro mostraba una mezcla de preocupación y dolor. Aunque trataba de mantenerse firme.—Acabo de hablar con el agente encargado del caso en Indiana. En efecto, es… es… —tragó y tomó una respiración profunda para poder continuar— el helicóptero de Sebastián. Los registros dicen que despegó del helipuerto pocos minuto
CAPITULO 116: DECLARACIÓN DE AMOR.Después de que Sebastián les explicara a sus padres, finalmente todos subieron a sus habitaciones. Él había preguntado por los niños, pero Isabella le dijo que estaban dormidos. Después de escuchar de la reacción de Nicholas, Sebastián se sintió tentado a despertarlo, no obstante, cambió de opinión y se prometió que estaría a su lado antes de que despertara.Se quitó la ropa y se metió a la ducha. Necesitaba relajarse; había sido un día agotador. Mientras regresaba a casa, había escuchado las noticias del desplome de su helicóptero en la radio. Había olvidado su celular dentro del helicóptero, así que la ansiedad por regresar y estar con su familia había hecho mella en él.Se metió bajo el cabezal de la ducha y dejó que el agua tibia mojara cada parte de su cuerpo, queriendo hacer a un lado las preocupaciones y temores.Con lo que acababa de pasar, le quedaba claro que Inesa era un peligro latente en sus vidas. No bastaba con sacarla de la empresa; a